Animales exóticos




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09/02/2017

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Animales exóticos
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Si necesitas compañía, elige un amigo que se críe en nuestro país.
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Evita comprar artículos que tengan alguna relación con especies protegidas.
No seas animal
El tráfico de especies protegidas mueve cada año miles de millones de dólares. Después de la firma del tratado de Washington sobre la regulación del tráfico de especies amenazadas o en peligro de extinción, conocido internacionalmente como CITES, y la adhesión de más de 100 países de todo el mundo, incluidos todos los de la UE, la expoliación y extinción de las especies continúa vigente.
Un negocio sucio muy rentable
Aun incluyendo 8.000 especies de fauna y 40.000 de flora, el CITES no evita que cada año lleguen al mercado más de 3 millones de pieles de felinos protegidos por el tratado de Washington.

El comercio de marfil parecía acabado en el momento en que los países que habían ratificado el CITES se pusieron de acuerdo para frenar las importaciones y exportaciones de este material. Pero no ha sido así; los principales importadores, China, Japón y Corea continúan el comercio de marfil, fuertemente enraizado en su cultura. Los elefantes de las sabanas africanas han de ser defendidos contra los furtivos las 24 horas del día con bajas humanas diarias, tanto por parte de los guardas como de los cazadores.

El comercio ilegal de especies protegidas es un negocio muy rentable: da unos beneficios anuales de 26 billones de pesetas. Según datos de WWF/Adena, unas 700 especies están a punto de extinguirse, mientras que 230.000 primates, 1,13 millones de aves vivas, casi 4 millones de reptiles vivos, 350 millones de peces tropicales, 1,1 millones de plantas se venden en un solo año.
Adiós a rinocerontes y elefantes
El caso de los elefantes africanos es uno de los más ejemplares, porque son animales de fácil conteo y su regresión ha sido espectacular. Hace 50 años, en las sabanas africanas todavía vivían 10.000.000 de ejemplares. Hace tan sólo 10 años, esta cifra había disminuido a únicamente 1 millón, y actualmente la población no se estima superior a los 500.000 individuos. Si continúa este ritmo de exterminio, seguramente no podremos ver esta especie africana más allá del 2010 en libertad.

Los rinocerontes han tenido un destino similar: de los 100.000 ejemplares existentes en África a principios de los años 60, hoy en día sobreviven 4.000, pero el furtivismo, promovido por la comercialización de productos obtenidos a partir del polvo de sus cuernos nasales, hace que estos últimos representantes tampoco estén seguros.
Sólo dos ejemplares de guacamayo azul
En cuanto a las plantas protegidas, las orquídeas son una de las plantas de flor más codiciadas y con las que se ha traficado hasta extinguir numerosas especies. Miles de otras plantas, a las que no se da importancia, muchas veces por desconocimiento, continúan siendo recolectadas en su lugar de origen y comercializadas sin un control efectivo de las administraciones y estamentos responsables.

En el caso de las aves, el ejemplo más flagrante lo encontramos en el grupo de los loros y guacamayos: a causa de la demanda de estos pájaros como animales de compañía, ya se han llevado a la extinción diversas especies. Actualmente, la historia más reportada es la del guacamayo azul, de la que únicamente hay dos ejemplares en libertad, que son perseguidos por los furtivos. Muchos otros loros y guacamayos han visto reducidas sus poblaciones a causa del comercio con los países industrializados, como también especies de reptiles, anfibios, etc.
Solamente de nuestro país vecino, Marruecos, se calcula que cada año pasan el Estrecho más de un millón de reptiles, de los que los más comunes son los camaleones y las tortugas de tierra.

Resumiendo ...
Si tenemos necesidad de un animal de compañía, optemos por los que sean criados en nuestro país y no supongan una expoliación en los países de origen.

No aceptemos nunca un animal exótico que se nos quiera vender.

En las vacaciones, no compremos nunca animales vivos del país donde estamos, bajo ningún concepto.

Evitemos los artículos de consumo que tengan alguna relación con especies animales o vegetales en peligro: maderas tropicales, marfil, cuernos de rinoceronte, abrigos de piel, monturas de gafas de carey...