Artesanía comprometida con la ecología

El artesano con profunda vocación ecológica, Pau Valverde i Ferreiro (Madrid, 1966) recibe el Premio Insular de Artesanía 2011, que este año celebra su vigésima cuarta edición, y que convocan la Fundación Colectivo Mafasca y el Ayuntamiento de Antigua de Fuerteventura en reconocimiento a su labor creativa, así como a su constante compromiso con el mundo de la cerámica y la cultura popular.

Pau Valverde llegó a Fuerteventura en 1993 por ser la tierra de su compañera Pino Camejo. Primero reside en el barrio El Obispo, en Antigua, donde pone en marcha su taller Barrobarranco; pero desde hace más de una década reside en el pueblo de Tiscamanita, donde montó el taller Tierraroja. Como artesano del barro tiene una importante experiencia desde que se inició en una escuela de cerámica en Barcelona y que luego le llevó a involucrarse en proyectos en Latinoamérica como cooperante. En Nicaragua colaboró con una comunidad de mujeres dedicadas a la alfarería tradicional donde les ayudó a mejorar la producción y a trabajar en el torno. También convivió con una comunidad andina en Perú, donde colaboró en un taller de tejas y donde conoció la que es su compañera. Una parte de su vida viene recogida por el libro Vivir del Barro. Que no del cuento. Pau representa la solidaridad en su máxima expresión. Por ello, parte de su vida ha estado dedicada y comprometida con los más desfavorecidos.

Pau Valverde en su taller de Tiscamanita (Fuerteventura). Foto: Javier Melián.

En la visión del artesano ceramista Pau se muestra convencido de que la artesanía tiene futuro ya que "ahora más que nunca por una razón de supervivencia; y que nuestra sociedad habrá que regresar a las antiguas formas de vida que ya tenemos olvidadas, porque el estilo de vida actual está agotado". De esta visión no sólo está convencido sino que la defiende con el argumento que volver a un estilo de vida marcado por los materiales cercanos a la naturaleza "no significa perder calidad sino todo lo contrario, y lo importante es compartir".

Pau Valverde, reconoce que el 90 % de los souvenirs de cerámica que se llevan los turistas que visitan Fuerteventura procede de China. Considera que si las piezas de cerámica que compran los visitantes se fabricasen en Fuerteventura, usando recursos naturales de la Isla (tal y como hace él, que en verano recoge el barro seco de las charcas para trabajar el resto del año), muchas más personas podrían vivir del negocio de la artesanía. «Se debería hacer más hincapié en la utilización de los recursos propios, no sólo en la artesanía, también en la agricultura, la energía, etcétera, porque ello nos permitiría competir con lo de fuera y no depender tanto del exterior. Además, el producto adquiere un valor añadido, se genera una economía propia y todo el dinero que produce el trabajo se queda en la Isla», señaló.

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Texturas y colores basado en las diferentes arcillas empleadas y que recoge personalmente Pau Valverde en Fuerteventura. Pieza del autor.

Pau Valverde dedicó este galardón no solo a todos los artesanos que con anterioridad fueron galardonados, "sino a mi madre, Begoña, que falleció el pasado año, y que venía a todas las ferias para ayudarme. También a mi compañera Pino y a mis dos hijos". En agradecimiento y durante la ceremonia de la entrega del premio (8 de mayo 2011 en Antigua, Fuerteventura) Pau Valverde dejó testimonio de su compromiso ecológico en el emotivo discurso que pronunció durante la ceremonia de entrega del Premio Insular de Artesanía que reproducimos:

No quisiera dejar pasar esta buena ocasión para transmitirles mi mayor inquietud en estos días, en estos años. Exponerla aquí es mi responsabilidad como persona y como padre.

Vivimos en una isla, a menudo nos olvidamos de algo tan obvio. Una isla desértica, de clima amable. Lejos de ríos, lagos y lluvias regulares. La gran mayoría del agua que nos da la vida diaria, llega a nosotros gracias al petróleo transformado, que de muy lejos nos arriba en barco.

En muy pocos años hemos pasado de la sedienta pobreza al derroche más abundante.

Al Sol le tenemos que agradecer que hace millones de años nos legara su energía almacenada en forma de petróleo, gas y carbón. Ha sido un enorme regalo para la Humanidad, una herencia inesperada que no hemos sabido utilizar responsablemente.

Ahora está llegando el tiempo del decrecimiento, si o si. Se terminó la era del derroche del petróleo “barato” de fácil acceso. Con el petróleo, el gas y sus derivados, hemos conseguido hacer miles de cosas diferentes: combustibles, fertilizantes agrícolas, fibras textiles, medicinas, tecnologías diversas.

Hemos logrado que una isla desértica como Fuerteventura se pudiera convertir en un vergel, en un jardín, en un campo de golf... También gracias al petróleo en todas las casas de la Isla sale agua de los grifos, un agua desalada, potabilizada y distribuida, con suficiente calidad como para ser bebida.

Pero todo esto no se puede mantener mucho más si dependemos, como lo hacemos, del petróleo y sus derivados. Un petróleo que día a día es más caro, y que en un momento dado, como está la Humanidad, puede dejar de llegar a Fuerteventura de forma regular.

Simbolismo en una de las piezas cerámicas de Pau Valverde.  El uso cotidiano de su cerámica toma un significado diferente con su presencia. Detalle de una pieza del autor.

Importamos más del 90% de lo que consumimos; alimentos, medicinas, bienes en general. Todo esto nos llega por aire o por mar gracias a motores que se mueven con derivados de un petróleo cada vez más inaccesible. Cada día que pasa y no trabajamos para dejar de depender del petróleo, es un día perdido para poder garantizar lo más básico para la VIDA, para sobrevivir, el agua potable.

La buena noticia es que desde hace muchos años ya existen las tecnologías para que nunca más volvamos a morir de sed en Fuerteventura, ni en ningún lugar del planeta. Es responsabilidad de todos y de todas, de cada uno de los habitantes de la Isla, trabajar para la transición hacia una economía sin petróleo. Pero quienes tienen mayor responsabilidad son las personas en las que confiamos, a veces de manera demasiado ingenua cada cuatro años, nuestro poder a través de las urnas.

Los responsables políticos actuales y futuros deben unirse y junto a la población insular, trabajar prioritaria y de forma urgente en la implementación de un sistema lo más autárquico posible, que garantice el abastecimiento de agua potable en toda la isla de Fuerteventura, sin el empleo de combustibles fósiles.

Modificado
09/02/2017

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