Casas Pasivas, la ecoarquitectura en mayúsculas

El concepto de casa pasiva se difunde por primera vez en el Estado español en una monografía de la revista Perspectiva Ambiental publicada en junio del año 2000. Justo cuando en nuestro país la euforia inmobiliaria empieza a incrementar la mayor burbuja financiera que ha azotado al país. Recopilamos información básica sobre la que es una de las formas de construcción más eficientes jamás diseñadas.


Modelo de casa pasiva experimental.

El término Casa Pasiva se refiere a un estilo de construcción no tanto en lo que a tecnología se refiere, sino en cuanto a características finales para la vivienda. Así que la definición de casa pasiva es la de una construcción arquitectónica que asegura la confortabilidad interior, tanto en lo que se refiere a la calidad del aire ambiente como en reducir a mínimos la necesidad energética por climatización. Una casa pasiva parte de la base de que el armazón del edificio tenga unos niveles de aislamiento absolutos, lo cual incluye también las aberturas de la ventanas.

El primer antecedente de casa pasiva que se conoce se construye en Islandia en el siglo XVIII. La falta de combustibles para poderse calentar obliga a los islandeses a construir casas con paredes gruesas de paja y aberturas muy reducidas. El aislamiento era tan efectivo que no era necesario calentarlas durante el invierno.

Pero también es evidente que aquella primigenia forma de ahorro energético tenía algunos inconvenientes, especialmente la falta de iluminación natural en su interior. En 1991 nace el concepto de casa pasiva, al construirse unas casas adosadas en Darmstadt/Hesse que precisaban sólo 7 W/m² de energía de calentamiento adicional o, lo que es lo mismo, la energía que aportaría una bombilla incandescente de 75 W o la necesaria para calentar una habitación de 11 m². Esta equivalencia, lo que demuestra es que en un edificio energéticamente eficiente casi puede prescindirse del sistema forzado de climatización. Esta primera experiencia anima a seguir investigando de forma práctica, especialmente en evitar los puentes térmicos o las fugas de energía en el contacto entre dos materiales diferentes (por ejemplo, entre el marco de la ventana y el vidrio que la conforma). Los avances tecnológicos se aprecian ya a mediados de los años noventa. Si una ventana alemana convencional eficiente tenía una valor de transmisión térmica de entre 1,5 y 2,0 W/m²K, se diseñan las llamadas superventanas que llegan a valores de menos de 0,5 W/m²K.

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Imagen termográfica donde se muestra a la derecha una casa pasiva que no tiene pérdidas de calor como la de su izquierda, que pierde calor por toda la fachada.

Otro concepto fundamental para la Passivhaus es el suministro de aire fresco, que es esencial para el bienestar dentro de casa y para mantener la salubridad necesaria. Para cada habitante de una casa se necesitan de 25 a 30 m³ de aire fresco/hora. Estos volúmenes de aire se corresponden a las ventilaciones y exigen una ventilación mecánica de doble flujo. Sin embargo, dado que la ventilación introduce aire más fresco, esto hace necesario disponer de un sistema de recuperación de calor de alta eficiencia, de hasta un 90%, para transferir el calor del aire interior de salida con el aire exterior de entrada. Se trata de que los caudales de aire no se mezclen. Con una temperatura del aire exterior de menos de 15 ºC, con el recuperador entálpico de calor se alcanza una temperatura interior de 17 ºC. Cuando, en verano, el aire exterior está mas frío que el interior, se hace un bypass, es decir, se desactiva el intercambiador. El sistema de ventilación del aire ha de ser higiénico. En este sentido, es fundamental que no haya recirculación del aire interior y que no haya tratamientos adicionales del aire (humectación, refrigeración) ya que esto comporta patologías respiratorias que pueden evitarse. Un microfiltro de alta calidad (clase EU8) colocado directamente después de la boca de admisión, facilita que el aire entre limpio y que las tuberías se mantengan en buen estado.

Los números de las casas pasivas

En este sentido, el estándar de casa pasiva -en lo que a climatización se refiere- no debe superar en calefacción los 15 kWh/(m²a) o, lo que es lo mismo, al combinar el consumo de energía primaria de todo el espacio vital en una casa pasiva no se deben exceder los 120 kWh/(m²a) (38039 Btu/ft²/yr), incluida el agua caliente y el consumo de eléctrico de la vivienda. Así que, para resumir, una casa pasiva necesita entre un 75 y un 90 % menos en consumo enegético final que las casas construidas bajo el estándar alemán de 1995 German Thermal Insulation Ordinance (Wärmeschutzverordnung), algo equivalente a la norma española recién aprobada del nuevo Código Técnico de la Edificación. En el año 1993, la Unión Europea aprobó la directiva 93/76/CEE (DOCE número L237 de 22 de septiembre 1993), en la que se promovía la eficiencia energética en la construcción de edificios. España tenía que adaptarla antes de 2001, pero no lo hizo hasta 2007. O sea, que durante años hemos permitido el mayor parque de vivienda ineficiente de toda Europa (con burbuja inmobiliaria incluida). Basta con decir que en los últimos 15 años la demanda energética en la vivienda ha crecido un 42 %.


Consumos de energía

El 6 de mayo de 2000 entró en vigor la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación (LOE), cuyo objeto era regular los aspectos esenciales del proceso de la edificación con el fin de garantizar la calidad de la misma, todo ello mediante el cumplimiento de una serie de requisitos básicos.

Los requisitos básicos de la LOE se organizan en tres grandes bloques:

• Funcionalidad - utilización, accesibilidad y acceso a los servicios de telecomunicación, audiovisuales y de información. 

• Seguridad - estructural, en caso de incendio y de utilización.
• Habitabilidad - higiene, salud y protección del medio ambiente, protección contra el ruido, ahorro de energía, aislamiento térmico y otros aspectos funcionales.

Sin embargo, basta una simple observación para darse cuenta de que los aspectos de habitabilidad (excepto los de higiene) no se han cumplido.

El concepto de casa pasiva en la práctica

Es evidente que el término de Casa Pasiva es más una filosofía de reducción del consumo energético de una vivienda por un factor 4 o menor, que un estándar tecnológico concreto. En este sentido, la construcción de casas pasivas abarca diferentes tipos de materiales aislantes y técnicas constructivas variadas. Pero todas ellas están encaminadas a cumplir con un estándar de ecoarquitectura, que en su caso se resume en:

• Aislamiento térmico
.
• Ventilación natural cruzada en verano
.
• Ventilación mecánica con recuperación de calor.
• Control total de los puentes térmicos, especialmente en cerramientos y ventanas.

El concepto de casa pasiva, en la práctica, se pone en marcha en 1991, cuando se construyeron las primeras cuatro casas adosadas en Darmstadt. Es en este momento cuando se permite visualizar el alto ahorro energético conseguido manteniendo el alto confort térmico.

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Esquema del grosor y tratamiento con aislantes del envolvente de una casa pasiva.

Existen incluso espacios demostrativos en los que los constructores muestran en la práctica el buen funcionamiento de estas vivendas. Hoy, el Instituto de Casas Pasivas tiene relacionados más de 15.000 ejemplos de edificios en estándar Passivhaus. El éxito del alza de este concepto en centroeuropa hizo que en 2008 el Parlamento Europeo manifestara gran interés por el estándar de construcción Passivhaus, pidiendo en su ambicioso Plan de Acción para la Eficiencia Energética que "todos los edificios nuevos que requieran calefacción o refrigeración se construyan a partir de 2011 con arreglo a las normas de viviendas pasivas o su equivalente no residencial, ya que son sólo entre un 5 y un 15 % más caras que las tecnologías aplicadas actualmente".

Una de las críticas que se ha hecho de esta filosofía es que no es útil para el sur de Europa, dado que estas casas requieren más gasto por refrigeración en verano que por calefacción. Sin embargo, diferentes proyectos de casas pasivas -así como en edificios plurifamiliares y de oficinas en esta área- demuestran que las tecnologías constructivas están maduras para alcanzar estos estándares de bajo consumo energético incluso en zonas.

La otra crítica de que son más caras simplemente no tiene razón alguna, pues se amortiza el sobrecoste con menos de cuatro años del consumo energético de una vivienda convencional. Sin embargo, la falta de normas legales que obliguen a la calidad arquitectónica ha sido un largo déficit en nuestro país, lo cual ha viciado a todo el sector. Imaginemos hasta dónde ha llegado la escasa calidad constructiva, cuando en España (2009) se plantean impulsar medidas legales respecto al aislamiento acústico, porque es algo francamente alarmante. Aunque existen otros estándares que permiten reducir el consumo energético, el más estricto es el de Casa Pasiva.

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Ejemplo de una casa pasiva. En el tejado con la orientación al sud dispone de paneles solares integrados arquitectónicamente

Es necesario tomarse en serio la importancia de la eficiencia energética en cualquier vivienda, pues su comportamiento o gasto energético puede prolongarse por más de un siglo. Tampoco podemos olvidar que en las reformas de viviendas también se puede introducir la tecnología necesaria para que éstas se comporten como casa pasiva. Tanto la construcción como la rehabilitación no pueden incentivarse sólo con normas, sino que exigen también una mayor conciencia de la población. Todavía hay arquitectos que opinan que con el clima español no tiene sentido plantearse este tipo de estándares de eficiencia energética, alegando que la inversión en materiales no compensa el ahorro energético que se pueda precisar en verano o invierno. Sin embargo, en España la filosofía de casa pasiva empieza ya a extenderse.

Que la hipoteca de una vivienda sea de 100.000 o de 115.000 euros (valorándola en 20 años al 5 %) supone sólo un incremento en la cuota de 100 euros/mensuales. En otras palabras, el incremento máximo estimado por ser pasiva es más bajo que el propio consumo energético y los precios de la energía cada año son más caros. Los números del ahorro energético en el mantenimiento de viviendas eficientes cantan por si mismos, pero a pesar de ello, los promotores, el gobierno y los ciudadanos siguen ajenos a la importancia socioeconómica de vivir en una vivienda de bajo consumo energético.

Modificado
09/02/2017

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