Econoticias, 25 Amenaza europea contra la cultura




25 Semana del 15 al 30 de abril de 2004
Internacional

Amenaza europea al acceso a la cultura

Econoticias 24 libros

La directiva 92/100 de la Comisión Europea aprobada en el 1992 estableció que los autores tienen derecho a recibir una compensación económica por el préstamo de sus obras en las bibliotecas. En España, uno de los países con menos bibliotecas por habitante y un índice de uso de las mismas inferior al 20 %, reformó en 1996 la ley de Propiedad Intelectual para adaptarla a la nueva normativa. Sin embargo, conscientes de esta realidad la norma se adaptó para que quedaran fuera las bibliotecas de titularidad pública o de entidades sin ánimo de lucro. Ahora la Comisión Europea denuncia esta situación para que se cobre por los libros prestados en concepto de derechos de autor. El Tribunal Europeo ya sancionó a Bélgica hace unos meses por rebelarse a la misma. Esta misma situacíón afecta ahora Italia, Irlanda y Portugal.

La triste realidad de España es que las bibliotecas y la lectura no forman parte de nuestro quehacer cotidiano como lo demuestra que sea menos del 20 % de la población usuaria de bibliotecas si lo comparamos con los índices de préstamo de libros en bibliotecas del Reino Unido con un 65 % o de Finlandia con un 80 %. En los países que ahora se aplica este canon como en el Dinamarca, el Reino Unido o Francia, al final es el Estado quien paga este basándose en el número de préstamos y ejemplares disponibles. Una biblioteca, filmoteca o fonoteca no son sino equipamientos preservadores de la cultura. Al final un libro se agota y el mercado puede no considerar su reedición por no ser económicamente viable. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con algo intrínseco en cualquier obra de autor (libro, film, disco, etc) y es su valor cultural, como patrimonio. Esta es la función de una biblioteca y el autor debería considerarse agradecido por que su obra esté depositada en el mayor número de bibliotecas posibles. Por ello, si las sociedades defensoras de los derechos de autor fueran inteligentes pagarían al Estado para que las bibliotecas adquiriesen un mayor número de obras. Lamentablemente, sólo la respuesta contundente de los autores puede derogar esta triste lacra que pesa sobre la cultura europea y que en países como España, simplemente, es de vergüenza.

Mientras esta noticia salta en las portadas de los periódicos (15-18 abril 2004), Barcelona se ha convertido en el epicentro del copyleft o debate por la defensa del patrimonio cultural de distribuir o copiar las obras para dar libertad a los usuarios. El concepto de copyleft, ideado por los desarrolladores del software libre como Richard Stallman, pretende impulsar la copia sin reservas para dar libertad cultural. A nadie se le escapa que el vocablo copyleft se opone al copyright o derecho de copia, de la misma forma que la izquierda progresista en el pensamiento político se opone a la derecha conservadora. El concepto de copyright es una forma de suicidio económico, ya que por definición intenta reducir (controlar) el número de copias de un trabajo disponibles, limitando por tanto su capacidad de difusión y, por tanto, de mejorar la cultura humana. El copyleft no es más que un mecanismo para aumentar el valor de la información permitiendo hacer copias de la misma; animando, incluso, a hacerlo. La única condición es mantener el reconocimiento de autoría; la marca que permite al autor recibir por vía indirecta la recompensa por su trabajo, es decir, la atención que merece su aportación intelectual. Los expertos señalan que limitar, vía cobro, el número de copias de una información sólo daña al autor, que pierde el valor fundamental de toda obra que es de generar la atención pública. Insisten que el copyleft no es generoso y que es una cuestión de supervivencia, de adaptación. Se ha pasado de una ecología de la información escasa a una de la información sobreabundante, y las reglas deben cambian. Algunos se hacen ricos por el número de copias en algunos pocos casos, mientras la mayoría del patrimonio intelectual de la humanidad se pierde porqué no se hacen copias suficientes dado que enriquecen a sus explotadores.

Europa necesita un cambio radical respecto a la libertad cultural y el copyleft debería ser el nuevo camino a seguir. Algo, sin embargo, muy alejado del conflicto del "pago por leer" que se impulsa por parte de la Comisión Europea que en esta faceta cultural no puede sino calificarse de tan fascista como la de los pirómanos en la obra de Ray Bradbury Fahrenheit 451.

 

 


Modificado
09/02/2017

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