Educar en actitudes sostenibles

La sostenibilidad no es una nueva moral en la que haya que educar. Es la condición necesaria de supervivencia que estamos ignorando de forma imprudente como especie. Ningún animal o planta genera productos capaces de atentar contra su integridad propia como lo hace el ser humano.

El ser humano con el uso alocado de la tecnología de la que sale a mansalva de su raciocinio se ha cegado. Ahora, por ejemplo, envenenamos nuestros hogares con todo tipo de productos tóxicos, por cierto autorizados y legales la mayor parte. Debemos ser más cautos cuando implantamos sistemas tecnológicos de los que no somos incapaces de valorar sus riesgos para el futuro como sucede con la energía nuclear y sus residuos (por no decir riesgo de accidente).

La edudación ambiental es clave y hay muchos métodos y propuestas. Pero sobretodo esta no debe desvincularse de la realidad cotidiana. Quizás sea importante acostumbrar a los más pequeños, por ejemplo, a leer las etiquetas de consumo: que si lleva edulcorantes artificiales o productos que envenenan las agua, etc.

Dejemos de adoctrinar ecológicamente y hagamos vivir lo que es la sostenibilidad desde la propia experiencia. Basta con tomar un producto de limpieza y verter una pequeña dosis en una pecera para comprobar como mueren sus pececillos. Esta experiencia si que provoca una reflexión clara.

Pero el fundamento de todo se basa en explorar la naturaleza con nuestras/os hijas/os y que estos aprendan a usar sus ojos, orejas, nariz y yemas de los dedos, abriendo los canales de las impresiones sensoriales en desuso con las que puede comprender lo que es la verdadera sostenibilidad. Las experiencias en la naturaleza como dormir una noche de verano en el bosque esto cambia la percepción medioambiental en su raíz.


Pequeños actos de ahorro energético que podemos hacer en familia
El aprendizaje verdadero de los niños se basa en la comparación. Los cambios se adoptan cuando tras comparar podemos ver los resultados. A menudo muchos programas de educación ambiental dan muchos consejos y pocas prácticas. Muchas familias se quejan de que algunos niños no hay manera de sacarlos de la ducha de agua caliente. Y como no si es un placer!!. Por tanto, para cambiar cada comportamiento hay que encontrar la comparación con la que puedan comprender que la renuncia propia provoca una ganancia a un semejante o al entorno global.

Una familia que tenía un pre-adolescente que malograba la ropa de mala manera, cambió su actitud el día que vio el documental China Blue en el que se muestra la vida laboral de una niña china que trabaja casi veinte horas para hacer los pantalones vaqueros que este adolescente estropeaba en unas semanas. Tras poder observar y comparar, su actitud cambió.


Cuidar la alimentación infantil
Sabemos perfectamente que cuando quiebre la vida, la materia que la soportaba inicia un proceso de degradación. Cuando cosechamos unos tomates, al cabo de pocas horas comienzan a perder parte de sus propiedades y los mismo con la carne de un animal. La tecnología alimentaria retrasa estos procesos de degradación natural, ya sea con frío o productos químicos (retardantes de la maduración, etc.).

Algún día tendremos que aceptar consejo de Hipócrates que decía: "tu alimento es la mejor medicina" o lo que la medicina ayurvédica preconiza desde hace milenios de una forma más contundente: "Cuando la alimentación es mala, la medicina no funciona; cuando la alimentación es buena, la medicina no es necesaria". Los productos frescos y de temporada permiten que los alimentos sean vitales y por tanto nutritivos de verdad. La educación por la sostenibilidad no puede obviar pues la educación alimentaria y las bases de una nutrición saludable sin conservantes, colorantes, plaguicidas, etc.


El contacto con la naturaleza fundamental para el crecimiento emocional de los niños
Dedicar tiempo a sorprender a los niños con los misterios de la naturaleza es el salvoconducto para no quedar abducidos por el letal materialismo. Cultivar el sentido de cautivarlos por la naturaleza es el mensaje que nos legó la precursora del ecologismo moderno, la bióloga Rachel Carson. En su libro El sentido del asombro (The sense of wonder), ya dejaba claro en los años cincuenta que: "aquellos que contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que durarán hasta que la vida se acabe".

Todas las personas que en la infancia han podido maravillarse observando la naturaleza, de adultos tienden a tener comportamientos menos lesivos contra su entorno natural. No es una cuestión de crecimiento emocional, sino de integridad porque maravillarse ante la Naturaleza y sentirse parte de ella. Así es como se fomenta la humildad que la arrogancia tecnológica moderna nos ha mancillado.

Artículo elaborado por la redacción de terra.org. Fotos: Fundación Tierra y del film Una amistad inolvidable.

Modificado
09/02/2017

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