El aumento de las temperaturas eleva los precios de los alimentos

Alrededor de la medianoche del Miércoles, 11 de agosto, un grupo de analistas de los productos básicos se reunían en el edificio del South Building del U.S. Department of Agriculture (USDA) en Washington, D.C, DC. Una vez encerrados, la puerta se bloquea, los móviles son requisados y los teléfonos y acceso a internet bloqueados. Sólo una emergencia médica podría permitir a alguien salir de la sala. Eso no será antes de las 8,30 de la mañana siguiente.

La misión de estos expertos del Departamento de Agricultura americano (USDA) es el día de 12 de cada mes hacer una estimación de la producción mundial de granos, el consumo y el comercio. Los analistas reunidos consultarán los informes de todo el mundo aportados por la red de agregados agrícolas, observarán imágenes de satélite sobre el crecimiento de los cultivos planetarios, y atenderán los datos y previsiones de los informes meteorológicos. El informe World Agricultural Outlook Board’s (Perspectivas Mundiales Agrícolas), aunque sea poco conocido por el público, tiene una notable influencia en el comercio de los productos básicos alimentarios, los agronegocios. Los datos que aporta afectarán a los agricultores, algunos de los cuales quizás se beneficien mientras otros perderán fortunas.

Algunos datos elaborados por el Earth Policy Institute que arrojan ciertas incognitas sobre el precio de los alimentos.

A las 7:00 de la mañana del jueves, poco después de que el equipo de expertos haya completado el montaje del informe de su estimación mensual sobre la cosecha mundial de cereales, un puñado de periodistas expertos en temas agrícolas serán admitidos a la rueda de prensa donde se repartirán los datos para que puedan informar desde sus periódicos. A las 8:30 de la mañana el bloqueo terminará, y el teléfono y el acceso a Internet será nuevamente conectad.

Todas las miradas estarán puestas en los datos sobre la producción mundial de grano elaborado por el USDA. Cuando el último informe fue publicado el 9 de julio, mostró que la estimación de 2.200 millones toneladas de la cosecha mundiales de cereales había disminuido en 18 millones de toneladas, una caída de casi un uno por ciento. Este informe incorporaba los efectos de una ola de calor récord que este verano está afectando a las cosechas del grano de Rusia, Kazajstán y Ucrania, países que representan un cuarto de la producción de las exportaciones mundiales de trigo. Las pérdidas de cultivos por las altas temperaturas registradas y la sequía permanente ha propiciado que el mandatario ruso Vladimir Putin a principios de agosto podría prohibiera las exportaciones de grano al menos hasta diciembre, y de este modo contener la preocupación frente a la evolución de la cosecha mundial de este año.

Durante el período de dos meses entre el 09 de junio y 09 de agosto, el precio mundial del trigo se incrementó en un 66 por ciento. La estimación del USDA de agosto sólo evaluaba que la cosecha mundial disminuirá. ¿Pero por cuánto? ¿Y cómo va a afectar los precios mundiales de los cereales?

La cosecha de cereales de Rusia, que fue de 94 millones de toneladas el año pasado, podría bajar a 65 millones de toneladas o incluso menos en el 2010. Al oeste de los montes Urales, donde hay una de las mayores extensiones de cultivo de cereales, la sequía deja sentir sus efectos más allá de lo imaginado. La mayoría de sus granos están maduros. Se calcula que una quinta parte de su capacidad cerealista va a ser afectada por la sequía. Además, la cosecha de Ucrania podría ser un 20 por ciento menor de la del año pasado. Y Kazajstán prevé una cosecha un 34 por ciento inferior a la de 2009. (Véase datos a www.earthpolicy.org.)

Los pastos dedicados a la producción de pienso para la cabaña ganadera también se verán afectados por las sequías.

La ola de calor en Rusia que se extiende por más de siete semanas está fulminando los cultivos agrícolas de una forma que no tiene precedentes para el oeste de Rusia. El pasado mes de Julio 2010 en Moscú se registró el mes más caluroso de los últimos 130 años de los que hay registros. Los incendios forestales han consumido cientos de miles de hectáreas de bosques, pastizales y campos de trigo maduro que se han secado a cenizas en el calor implacable. A principios de agosto, cientos de nuevos incendios brotaban cada día. El ejército fue movilizado para ayudar a los bomberos de las localidades afectadas con unidades de especiales para tratar de sofocar más de 550 incendios que estaban calcinando 430.000 hectáreas.

El calor y la sequía está reduciendo la la cosecha de cereales también están disminuyendo el pasto de hierba y el heno. Con menos de pastos y heno las 21 millones de cabezas de bovinos de Rusia pueden enfrentarse a un acuciante largo invierno, para lo cual los agricultores tendrán que alimentar a sus reses con más grano. A finales de julio, Moscú destinó tres millones de toneladas de cereales de las existencias estatales para su uso por parte de los productores ganaderos y pienso. Los cereales se usan como complemento del heno en la alimentación del ganado bovino porque son más caros. Así que la alternativa sería reducir el tamaño de la cabaña ganadera con el sacrificio de animales. Sin duda esto conllevará un incremento en los precios de la leche y la carne.

Rusia y Ucrania en conjunto representan casi la mitad de las exportaciones mundiales de cebada, uno de los cereales forrajeros utilizados en Europa y el Oriente Medio. Este año los importadores tendrán que buscar otros proveedores. La propia Rusia podría convertirse en un importador de cereales. De hecho, la esperanza es poder nutrirse de la capacidad exportadora de grano de Kazajstán y Bielorrusia, como miembros de la unión aduanera recién creada.

La prohibición de Rusia sobre las exportaciones de cereales y las posibles restricciones a las exportaciones de Ucrania y Kazajstán podría causar pánico en los países importadores de alimentos, dando lugar a una carrera por obtener los suministros exportables de cereales. Más allá de este año, podría haber algunos efectos colaterales de la sequía prolongados hacia el año próximo ya que si no hay suficiente humedad en el suelo a finales de agosto esta dificultará que pueda plantarse en Rusia la nueva cosecha de trigo de invierno.

A pesar de que la oferta exportable de cereales está disminuyendo, China -país que es esencialmente autosuficiente en cuanto a grano desde hace varios años- sin ruido mediático ha comprado a Canadá y Australia más de medio millón de toneladas de trigo de cada uno y de los Estados Unidos alrededor de un millón de toneladas de maíz. Una empresa consultora estima que las importaciones de maíz de China pueden incrementarse hasta las 15 millones de toneladas para el 2015. El papel potencial de China como importador podría ejercer una presión adicional sobre los suministros exportables de cereales.

El precio del maiz así como otros cereales puede incrementarse por los efectos de la pertinaz sequía del 2010.

El indicador de la seguridad alimentaria que indica que se entra en la línea de riesgo es la cantidad de grano almacenado cuando se comienza la nueva cosecha. Así las existencias mundiales de cereales bajaron a 62 días de consumo en 2006 y 64 días en 2007, estos datos sentaron las bases para el precio 2007-08. Las existencias mundiales de cereales almacenados al final de la campaña actual se han estima en 76 días de consumo, algo superior a la recomendada ampliamente 70-días mínimo. ¿Pero en cuánto evaluarán la disminución de las existencias almacenadas en el nuevo informe del USDA?

Nadie sabe en cómo se verán afectados los precios del grano en los próximos meses. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que los precios del trigo, el maíz y la soja son en realidad algo más altos a principios de agosto 2010 de lo que eran a principios de agosto de 2007, cuando el se alcanzó el récord de 2007-08 en cuanto a la subida de los precios de los cereales. Habrá que ver pues si los precios alcanzan los altos niveles de 2008.

¿Es esta ola de calor récord y el déficit de cultivos asociados el resultado del clima cambio? No necesariamente. No hay una ola de calor única, sin embargo, estas situaciones extremo si que pueden atribuir al calentamiento global. Lo que podemos decir es que el calor y la sequía similar a la experimentada en Rusia se prevé que se produzcan con más frecuencia dado que la temperatura de la Tierra seguirá aumentando en las próximas décadas. Esta ola de calor de Rusia nos permite atisbar el futuro que nos espera por el brutal cambio climático.

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La producción agrícola de trigo y el resto de cereales para el consumo humano son un indicador claro de como nos puede afectar el cambio climático.

Que los olas de calor intenso reduzcan las cosechas no es sorprendente. La regla de oro utilizada por ecologistas expertos en agricultura es que por cada aumento de 1 grado Celsius en la temperatura por encima del óptimo lo que podemos esperar es una reducción del 10 % en los rendimientos de las cosechas de cereales. Con previsiones globales por parte de los expertos del clima de alcanzar durante este siglo de un incremento de temperatura de hasta 6 grados Celsius (11 grados Fahrenheit), los efectos del clima sobre los rendimientos de las cosechas de cereales es una cuestión sin lugar a dudas preocupante.

Cada año, la demanda mundial de los cereales sube. Cada año los agricultores del mundo deben dar de comer a 80 millones de nuevas personas. Además, unos 3 mil millones de personas están tratando de ascender en la cadena alimentaria lo cual significa un mayor consumo y más intensivo de los cereales destinados los productos cárnicos. Y este año unos 120 millones de toneladas de la cosecha de cereales de 415 millones de toneladas de EE.UU. se destinarán a la producción de etanol para disponer de combustible para automóviles.

El fuerte crecimiento anual de la demanda de cereales en el momento en que la Tierra se está calentando, cuando los eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes, y cuando la escasez de agua se está extendiendo, son realidades que hace que sea difícil para los agricultores del mundo a seguir el ritmo. Esta situación pone de relieve la urgencia de reducir las emisiones de carbono rápidamente para frenar el cambio climático antes de que esté fuera de control.

Informe de Lester R. Brown es presidente del Earth Policy Institute y autor del Plan B 4.0: Movilización para salvar la civilización. Traducido con autorización. Fotografías: Fundación Tierra.


Modificado
09/02/2017

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