Estoy con la naturaleza

«No es necesario ningún gran esfuerzo para que surja la conexión con la naturaleza y, una vez despierta, la pasión por ella durará toda la vida», piensa Sir David Attenborough, conocido divulgador de la naturaleza para la televisión británica. Esta es también la perspectiva que promueve el Día Internacional del Medio Ambiente 2017.

Sir David está convencido que la conexión con la naturaleza se podía desarrollar tanto en el campo como en la ciudad y desde la más tierna infancia. En su opinión, «no hay un solo niño que no se sienta maravillado ante la naturaleza, incluso los de muy corta edad». El naturalista nos recordó, asimismo, que «si perdemos nuestra pasión por la naturaleza, perdemos una de las posesiones más preciadas del ser humano: la fuente de todo lo que consideramos bello».

Ciencia ciudadana para proteger la naturaleza
Hoy gracias a la llamada ciencia ciudadana cada salida al aire libre representa también una oportunidad de proteger la flora y fauna de los espacios silvestres y todo lo que observemos. Basta simplemente disponer de un teléfono móvil o una tablet con geolocalización y nuestras observaciones sobre la naturaleza pueden integrarse en alguna de las plataformas globales de ciencia ciudadana.

Así que cualquiera que disponga de conexión a Internet puede registrar sus observaciones de plantas y animales y enviarlas a una variedad cada vez más amplia de bases de datos nacionales e internacionales. Esta información se ha convertido en un recurso fundamental para las organizaciones que intentan descubrir el mejor modo de salvaguardar los recursos naturales y la diversidad biológica.

Con las observaciones de la naturaleza de miles de voluntarios hoy los expertos pueden elaborar mapas precisos que señalan la distribución y la abundancia de especies y por tanto evaluar el estado de la diversidad biológica y por tanto diseñar estrategias de conservación más eficaces. En España hay varias plataformas para ello.

Cuida de la naturaleza y la naturaleza cuidará de ti
Millones de personas de todo el mundo saben que adentrarse en un entorno natural —ya sea una tarde en la playa, un emocionante fin de semana en la montaña o un simple paseo por el bosque (baño de bosque) después de una jornada difícil— hace que nos sintamos mejor.

Las ventajas generales que proporciona el contacto con la naturaleza está más que probado que beneficia nuestra salud mental, contribuye al control de enfermedades y el en el seno de la naturaleza se esconden todavía sustancias vegetales que pueden salvar muchas vidas en el futuro.

Los problemas de salud mental representan una carga enorme para la sociedad. Tan solo la depresión afecta a 350 millones de personas y constituye la principal causa de discapacidad en todo el mundo. El contacto con la naturaleza es un alivio barato, accesible y fácil. Tan sólo debemos contribuir a la conservación de la naturaleza. El contacto con la naturaleza puede ayudarnos a aliviar esta carga.

Los investigadores —que, entre otras observaciones, han medido las ondas cerebrales y el ritmo cardíaco— han descubierto niveles de estrés más bajos y menos síntomas de depresión y ansiedad entre las personas que pasan más tiempo en los espacios verdes. La interacción con la naturaleza también puede mejorar la actividad cognitiva en los niños que presentan déficit de atención y las personas depresivas.

En el Japón, con la terapia forestal, en Corea y Finlandia con los bosques de sanación están avanzando en la comprensión de los beneficios que los bosques reportan a la salud. En Japón, los investigadores han descubierto que pasar tiempo en el bosque puede fortalecer el sistema inmunitario —incluso en el tratamiento de enfermedades como el cáncer— y aliviar el estrés.

Déficit de naturaleza
Durante su existencia, de 2 a 3 millones de años, el ser humano ha vivido en entornos naturales la mayor parte del tiempo. El sentido del asombro que provoca la naturaleza ha sido observado desde antaño. Se denomina biofilia a nuestra sensación innata de bienestar en la naturaleza y hay quienes temen que este sentimiento esté recibiendo una desatención peligrosa en un mundo cada vez más urbano y digital.

En el Reino Unido la ONG National Trust, dedicada a la conservación, advierte que es necesario abordar el «trastorno por déficit de naturaleza». Este término describe el coste que la alienación de la naturaleza tiene para el ser humano, como, entre otros fenómenos, el uso reducido de los sentidos, las dificultades de atención y unas tasas más elevadas de trastornos físicos y emocionales.

Cada vez más niños que no disfrutan de la pura dicha del contacto con el mundo natural y criados en interiores, se ven afectados por problemas sociales, médicos y ambientales. Las personas que tienen la fortuna de tener un jardín pueden conectar con la naturaleza cuidando de sus flores y árboles, o cultivando frutas y verduras saludables, libres de sustancias químicas nocivas. Respetar los sistemas naturales protege nuestra salud de otras formas fundamentales.

Mejorando el entorno
Los árboles, por ejemplo, absorben el dióxido de carbono, amortiguan el ruido del tráfico y liberan oxígeno a la atmósfera. Los bosques de las tierras altas proporcionan agua limpia a las ciudades y los pueblos situados corriente abajo.

Sigue aumentado el número de ciudades que plantan árboles con el ánimo de paliar la contaminación atmosférica, el mayor —y único— riesgo ambiental para la salud: cada año mueren 7 millones de personas en todo el mundo a consecuencia de la mala calidad del aire.

La salud y la supervivencia de muchas de las personas más pobres del planeta dependen de los bosques. Se estima que los medios de subsistencia de 1.600 millones de personas que viven en la pobreza están ligados parcial o enteramente a los bosques.

Medicina natural
Nuestros lazos con la naturaleza abarcan, además, la provisión de medicamentos tradicionales y modernos. El uso de las plantas en la medicina tradicional data de los orígenes de la civilización. Las plantas medicinales tienen efectos terapéuticos claros y desempeñan un papel importante en la atención primaria de la salud en numerosos países en desarrollo.

Algunos de los analgésicos más comunes, así como de fármacos para el tratamiento de la malaria, el cáncer, los trastornos cardíacos o la hipertensión, se derivan de plantas. Pero, incluso hoy día, el ser humano tan solo comienza a avistar los beneficios potenciales de numerosas especies de árboles y arbustos.

Por ejemplo, se ha descubierto que los árboles del género Vernonia, que los chimpancés suelen buscar cuando se encuentran mal, contienen compuestos químicos prometedores para el tratamiento de las parasitosis —por oxiuro, anquilostoma o giardia, entre otros—  en humanos.

No cabe duda, pues, de que la extinción de una especie supone la pérdida del potencial de su riqueza genética y  quizá dé pie a que valiosos remedios queden para siempre fuera de nuestro alcance. Por todos estos motivos, vale la pena conectar con la naturaleza y preservar su salud. La naturaleza ya nos está devolviendo el favor con creces.

Artículo elaborado por el equipo de redacción de terra.org a partir de los materiales de prensa de Naciones Unidas para el Día Mundial del Medio Ambiente 2017. Fotos: folletos Naciones Unidas y Fundación Tierra.

Modificado
04/06/2017

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