Greenpeace por una nueva cultura energética




Greenpeace lanza una campaña mundial para una nueva cultura energética
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Internacional

Greenpeace lanza una campaña mundial para una nueva cultura energética


Greenpeace presenta en Barcelona la campaña de etiqueta eléctrica en el marco de la presentación mundial de la nueva cultura energética.


Propuesta de Greenpeace de etiquetaje eléctrico especificando los residuos radioactivos y el dióxido de carbono generado en las centrales.







Barcelona,  17 abril 2004. El barco de Greenpeace Artic Sunrise anclado en el puerto de Barcelona ha servido de marco para presentar en España la campaña mundial para un nueva cultura energética. Greenpeace propone como herramienta para esta nueva revolución energética el etiquetado eléctrico, es decir, una etiqueta que especifique el origen y las características ambientales de la electricidad que se consume.

El etiquetado eléctrico en nuestro país deberia ser obligatorio en nuestro país en virtud de la Directiva Europea 2003/54/CE por lo que las empresas comercializadores de electricidad, en las facturas a sus clientes deben espedificar el origen de la electricidad comercializada por ellas durante el año anterior, junto a sus impactos ambientales., Sin embargo, dicha directiva no ha sido aún traspuesta a la legislación española y mientras los consumidores siguen indefensos para poder elegir a su proveedor energético con consciencia.

Greenpeace defiende el etiquetado energético como una herramienta básica para establecer un sistema oficial de garantía de origen de la electricidad y estandarizar el contenido y formato de la etiqueta a nivel nacional para poder comparar entre proveedores y facilitar la elección de los consumidores. Por ello ha enviado una propuesta al Ministerio de Industria español aportando como modelos una adaptación de las conocidas etiquetas energéticas de los electrodomésticos para que estas sean el soporte que permita transmitir los datos de impacto ambiental  en cantidad de dióxido de carbono (CO2) y residuos radioactivos de forma periódica sobre el número de centrales que aportan la electricidad que se distribuye.

La posibilidad de elección de suministrador de electricidad por parte de los consumidores es ya una realidad. Algunas personas han cambiado de compañía eléctrica para adquirir la llamada electricidad verde. Sin embargo, desde Greenpeace se argumenta que para que este proceso de elección sea con conocimiento de cuasa debemos conocer la información acerca de los productos ofertados. Por tanto, para que la liberalización del mercado energético sea efectiva y real. los suministradores deben facilitar información detallada y exacta de la electricidad que suministran, en otras palabras, del impacto ambiental que causan. El impacto ambiental de la electricidad que se obtiene de forma limpia de las fuentes renovables (sol, agua, viento) es mínimo. Sin embargo, cuando se obtiene de combustibles fósiles (carbón, gas o fuel) genera emisiones de dióxido de carbono. Cuando es con centrales nucleares se generan peligrosos residuos tóxicos.

Dado el grado de desconocimiento técnico del consumidor medio sobre las distintas tecnologías de generación de electricidad y sus respectivos impactos ambientales la etiqueta eléctrica puede ser una herramienta básica de educación colectiva y toma de consciencia sobre la necesidad de impulsar las energías renovables y el ahorro energético y poder así fijar un calendario de cierre de las centrales nucleares y las centrales térmicas más contaminantes. Por ello Greenpeace en su modelo de etiqueta propone que se incluya un texto explicativo tanto para el dióxido de carbono como para los residuos nucleares que recuerde al consumidor el impacto de los mismos. También proponen que un organismo independeinte que gestione el etiquetado eléctrico dentro de la Comisión Nacional de Energía que es un organismo oficial y por lo tanto, independiente de los agentes (productores y comercializadores) y de la responsabilidad de la gestión del sistema de medidas eléctricas (SIMEL). El mantener este sistema de etiquetado se calcula que no incidirá en más allá de un 0,2 % en el precio de la factura de la electricidad y que el coste medio de implantación podría ascender a 0,01 céntimos de euro por kWh.


Greenpeace ha aprovechado que su barco atracara en Barcelona para promover igualmente otras campañas de índole regional como es la demanda a la Generalitat de Catalunya de 10 propuestas para avanzar hacia un modelo energético sostenible. El gobierno catalán está trabajando para aprobar un polémico y nada progresista Plan de Energía que está siendo contestado también por otras entidades como Eurosolar y Ecologistas en Acción que encabezan junto con Greenpeace el Manifiesto para una Nueva Cultura de la Energía en Catalunya. La recogida del soporte de más entidades catalanas a este manifiesto se realizó en la bodega del Artic Sunrise. Entre los asistentes algunas entidades señalaron la importancia de implicar a la población en tomar en su vida personal medidas de reducción de energía y de obligar a los políticos a declarar el consumo eléctrico de sus viviendas y que se comprometan con un plan de reducción anual. Esta misma medida se podría aplicar a todos los edificios públicos gubernamentales.



Modificado
09/02/2017

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