La energía nuclear después de Fukushima

El domingo, 5 de junio 2011, unas 6.000 personas participaron en la primera manifestación contra la energía nuclear realizada en Barcelona después de 21 años. Desde que la reivindicación ciudadana y la racionalidad económica obligaran a cerrar Vandellós 1, después del accidente de octubre de 1989, no se había producido ninguna otra reacción social de este nivel contra las nucleares. Un dato: la catástrofe de Chernóbil, de la que el pasado 26 de abril 2011 se cumplieron los 25 años, no sacó en su día la ciudadanía a la calle. La causa de esta nueva respuesta tiene un nombre: Fukushima.

Para poder entender el alcance de lo que representa Fukushima debemos remontarnos al año 2001, cuando, bajo el impulso de la primera presidencia de George Bush en EE.UU., se inició lo que los medios de comunicación bautizarían rápidamente como el "renacimiento nuclear". El motivo de este "renacimiento" era fácil de entender: a mediados de los años setenta se había producido un paro mundial en la construcción de centrales nucleares, debido a los costes ruinosos de esta tecnología. Esta parada se había reforzado con el descrédito causado por los accidentes de Harrisburg en los EE.UU., en 1979, y de la catástrofe de Chernóbil en 1986. Hacia el 2001 después de más de 20 años sin un sólo programa global de construcción de nuevas centrales, la gran mayoría de los 440 reactores que todavía funcionan en el mundo se acercaban, en medio de averías y sustos diversos, al momento de cerrar definitivamente por viejos, en resumen, la industria nuclear se enfrentaba a su muerte natural.

 

Excelente vídeo argumentando porqué podemos prescindir de la energía nuclear sin ni un problema.

Para evitar esto, los grupos con poder de decisión, y las empresas que obtienen beneficios de la energía nuclear, diseñaron un discurso en que sumaban dos nuevas "argumentaciones" a las tres mentiras de la propaganda nuclear de siempre. A las viejas falacias de que la energía nuclear es segura, económica y fiable, se añadieron su necesidad para combatir el “efecto invernadero”, aprovechando la preocupación por la destrucción climática que está provocando la quema de los combustibles fósiles; y que se consideraba imprescindible para garantizar el suministro energético, ante las primeras muestras de alarma por los signos de agotamiento de los yacimientos petrolíferos.

Refutar las cinco mentiras alargaría demasiado este artículo, lo que ahora importa constatar es que la campaña de propaganda del "renacimiento nuclear" fue abrumadora en gastos económicos y en griterío mediático. Durante los últimos 10 años las cinco mentiras se repitieron con tanta frecuencia, y de formas tan diversas, que consiguieron que una parte importante de la sociedad olvidara la realidad de la energía nuclear. Mientras las apelaciones a la memoria ya la racionalidad eran silenciadas, o reducidas a su mínima expresión, los medios de información reproducían continuamente las opiniones de los empresarios, economistas, científicos, políticos, sindicalistas y periodistas que conjugaban las mencionadas cinco mentiras en innumerables versiones.

Por eso las encuestas de opinión de finales del 2010 mostraban como el porcentaje de personas que creían ciegamente en la necesidad de la energía nuclear, mientras desconocían o consideraban insignificantes los peligros y la irracionalidad de esa tecnología, iba creciendo de manera imparable. Si la industria no logró imponer un programa de construcción de nuevas centrales fue porque la realidad económica es tozuda, y ni bancos ni empresas se animaron a invertir sus escandalosos beneficios en una industria tan insegura. Pero el que mucha gente se tragase las mentiras de la campaña, sin reparar en que no existían programas de construcción, ni prestar atención al fracaso de los pocos proyectos que se habían puesto en marcha en Europa, es la prueba de que la propaganda del "renacimiento nuclear" había tenido un éxito absoluto: el "debate nuclear" quedaba circunscrito a los aspectos económicos y energéticos, mientras que el sufrimiento, la contaminación radiactiva, las enfermedades mortales, los residuos, los peligros para la salud y el medio ambiente durante cientos o miles de años, eran excluidos. En el punto máximo de la euforia y la demagogia se llegó a adjetivar a la energía nuclear como “ecológica”.

 

 La gestión de los residuos de alta activitat generdos por una central nuclear es una herencia letal para miles de generaciones de seres humanos, como muestra el documental finlandés Onkalo.

En España la prueba del éxito de la campaña se dio el año 2009, con el alargamiento hasta el año 2013 del funcionamiento de la vieja y deteriorada central nuclear de Garoña. Animados por este éxito, y a medida que la fecha de cierre de 2013 se acercaba, las presiones del “lobby” nuclear para conseguir un nuevo alargamiento se fueron haciendo cada vez más escandalosas ...

 

Y entonces sucedió la catástrofe de Fukushima
Fukushima es peor que Chernóbil: hay implicados cuatro reactores que, por diferentes causas, están vertiendo, y verterán durante meses, una ingente contaminación radiactiva que se irá dispersando por el mundo. Los niveles "legales" de radiactividad para las personas expuestas y en alimentos han sido elevados arbitrariamente; se trata de evitar un hundimiento económico aunque ello implique recibir altas dosis de radiación o consumir productos contaminados. Las perspectivas de un incremento de cánceres y otras enfermedades en grandes grupos de población se incrementan.

Fukushima ha destruido 10 años de propaganda del "renacimiento nuclear", ha vuelto a mostrar la verdadera cara de esta tecnología: un legado de sufrimiento y muerte durante generaciones, y una serie de problemas imposibles de solucionar hoy. El rechazo de la sociedad se ha vuelto a manifestar, pero la respuesta de las empresas, bancos y personajes que sacan beneficio del negocio nuclear ha sido clara: silencio o desinformación continuada sobre el alcance de la catástrofe, y un intento de aprovecharla para insistir en que el gobierno (cualquier gobierno) se haga cargo de un programa de construcción de "nuevas" centrales nucleares "intrínsecamente seguras" con cargo al presupuesto público. El “lobby” nuclear multiplica otra vez sus intervenciones, dedicando recursos para volver a situar el discurso en el punto en que se hallaba antes de Fukushima: a debatir sobre economía y energía.

Para evitar esto, para que los políticos acuerden y ordenen el cierre de las centrales nucleares que aún funcionan, y no se plieguen a la presión de los intereses de quienes mandan, no bastará con la actividad de unas organizaciones ecologistas, se necesitará un amplio movimiento social, del que la manifestación del pasado 5 de junio debe ser el primer paso.

Campaña contra la renovación del permiso de la central nuclear de Ascó
Es hora de que la sociedad civil tome cartas en el asunto. Las personas y entidades que forman la coordinadora Tanquem les Nuclears hacen un llamamiento a la resistencia para que no renueven el permiso de explotación de una nuclear vieja, peligrosa e innecesaria. El tejido asociativo de base puede adherirse y participar, tanto de Cataluña como de fuera de Cataluña, para que se desautorice a quienes juegan irresponsablemente con nuestra salud y el medio ambiente.

Una campaña reivindicativa para advertir e impulsar el cierre de la central nuclear de Ascó que es la planta atómica española que más número de incidentes ha registrado.

Desde aquí animamos a que desde cada asociación, cooperativa, grupo cultural, deportivo o juvenil, fundación, empresa o comercio; desde cada sección o desde cada local sindical, desde cada agrupación local o sectorial de cada fuerza política, desde ayuntamientos y consejos comarcales, o desde el mundo de la enseñanza …, apoyen el texto básico que denuncia esta decisión irracional, y que os reproducimos a continuación. Puedes ver un magnífico video (en lengua catalana) sobre los problemas que lastran a Ascó y amenazan la seguridad pública.


Solicitud de demanda
El próximo 1 de octubre el gobierno del Estado debe decidir si renueva o no el permiso de funcionamiento de la central nuclear de Ascó, en la Ribera d'Ebre, Tarragona.

Ascó es una central con deficiencias de estructura. Ha acumulado casi un centenar de problemas de funcionamiento en los últimos 4 años. El más grave, el 26 de noviembre de 2007, con una fuga masiva de partículas radiactivas que contaminó los edificios y el entorno, llegando hasta la costa. La dirección de la central y el Consejo de Seguridad Nuclear escondieron la contaminación durante más de 4 meses, poniendo en peligro el medio ambiente y la salud de la población, hasta que Greenpeace denunció lo ocurrido. Aún se está pendiente de que se depuren las responsabilidades legales.

Ascó está construida sobre un terreno inestable, lo que aumenta el peligro
La catástrofe de Fukushima, en Japón, es una nueva demostración de cómo un accidente nuclear se convierte en una catástrofe permanente: durante décadas la vida resulta afectada, la población debe ser desplazada, y la contaminación se dispersa en miles de kilómetros, afectando el aire, el agua y los alimentos. En Cataluña ya tuvimos una seria advertencia en octubre de 1989, con el accidente nuclear de Vandellós 1.

Vieja y excretora central nuclear generadora de residuos altamente radiactivos
Ascó lleva funcionando 29 años, y dejará como legado un mínimo de 1300 toneladas de residuos radiactivos que se deberán de mantener en un lugar seguro, ya que emitirán radiación durante miles de años. Cada año que funciona, la central añade unas 50 toneladas más de estos residuos a los que ya existen.

 

El 15 de mayo 2011, con 4 centrales nucleares paradas la red eléctrica española no apreció problema alguno, porque como se ha comentado la nuclear en potencia eléctrica instalada no supera el 10 %.

 

Sustitución inmediata

La electricidad que produce Ascó puede ser sustituida por la que generan otras tecnologías que no son tan peligrosas: centrales de cogeneración con gas, hidráulicas, eólicas, solares o geotérmicas. De hecho, las numerosas veces en que la central ha estado parada no se ha notado en el suministro eléctrico.

Adhesión ciudadana
Por todo ello la Coordinadora Cerremos las Nucleares (Tanquem les Nuclears) anima a participar a las entidades sociales de todo tipo a que sumen a favor de que el Gobierno español NO CONCEDA LA RENOVACIÓN DEL PERMISO de funcionamiento de Ascó, el próximo 1 de octubre de 2011.

 

Artículo elaborado por Miguel Muñiz, miembro de Tanquem les Nuclears – Nova Cultura de l'Energia, y del Observatorio de la Energía en Cataluña.

 

Modificado
09/02/2017

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