Reacciona con paz interior

El movimiento 15M, los llamados "indignados", es una amalgama de sentimientos. El movimiento del 15M ha demostrado que es y será: pacifico, flexible, abierto, alegre, participativo, dialogante, creativo, valiente, solidario, inteligente y amplio y no, - como dicen ellos mismos: NO vamos a cambiar, ¡son ellos los que deben cambiar!

Democracia Real Ya (DRY) tiene por objetivo impulsar convocatorias pacíficas que surjan de la sociedad civil y que reclamen derechos como la sanidad, la educación, la vivienda, la lucha por un vida digna y el fin de los privilegios de algunos. Y, por supuesto, en contra de los recortes sociales impuestos desde Europa a través del llamado Pacto del Euro que está privatizando todo lo ganado por la ciudadanía en décadas.

DRY ya ha dado ejemplo en todo momento de ser un movimiento pacifista, incluso cuando la fuerzas policiales agredieron a los ciudadanos de forma violenta y desproporcionadamente como sucedió en el desalojo frustrado del 27M en la Plaza Cataluña de Barcelona (27 de mayo de 2011). Desde entonces DRY ha manifestado a la opinión pública su rechazo a toda acción violenta de cualquier tipo, independientemente de quién la ordene o ejecute. Pero lo que está claro es que un movimiento sin líderes visibles y apenas portavoces, surgido de la asociación de personas inquietas por el mundo en el que vivimos, que se mueven por sus sentimientos y convicciones, es de fácil manipulación.

Sin duda, en esta sociedad de la imagen nada se escapa al ojo público. Pero los del pinganillo parece que no se enteran. O quizás sí, y entonces realmente, tenemos un problema democrático profundo.

La manipulación durante los acontecimientos del bloqueo del Parlamento de Cataluña el pasado 15 de junio era patente. El portavoz en la ocasión fue nada menos que Francisco Garrobo Gaya, quien en el 2007 estaba en la candidatura del partido Ciudadanos, después de pasar y militar en Unión, Progreso y Democracia (UPyD) aunque lo dejó en enero 2010. Su presencia en la asamblea de los indignados consiguió que el derecho a declarar un referéndum para la autodeterminación de Cataluña no fuera incluido en el comunicado de mínimos. Lo malo de todo esto es que está documentado.

Luego, durante la misma concentración frente al Parlamento catalán se pudo ver como, más allá de cualquier interpretación sobre su actuación, entre los manifestantes había agentes de policía infiltrados (con pinganillo en la oreja) que llegaron a quedar aislados del grupo de manifestantes y que luego fueron escoltados por la policía autonómica hasta los furgones policiales. Evidentemente, siguiendo el manual de La Doctrina del Shock de Naomi Klein, deben darse situaciones de extrema violencia para que la gente reaccione. El consejero de Interior, Felip Puig, afirmó que entre los indignados había “profesionales del incidente" que actuaron como una "guerrilla urbana", y que "había unas ganas feroces de batalla campal", pero que se decidió no cargar contra los manifestantes para evitar un mal mayor. Es curioso en todo caso no sólo el comentario sino también la actuación. Si había personajes violentos, ¿por qué la policía no actuó contra ellos y los detuvo?

Luego vino el bloqueo de acceso al Parlamento. Una vez más aquí personajes violentos hicieron barricadas y agredieron a algún parlamentario que no tuvo la suerte de poder llegar en helicóptero policial. Todos los partidos políticos catalanes y del resto de España expresaron su rechazo, la línea roja cruzada por impedir el buen desarrollo de la actividad parlamentaria. Sin embargo, sobre esta línea roja nadie recordó que, en 1984, hacia casi treinta años, los militantes de un partido político democrático también bloqueó el parlamento catalán y con igual contundencia. Mientras los “indignados” no son un movimiento homogéneo, en aquella ocasión respondían a una siglas políticas bien claras. Ningún político quitó hierro al tema, ni tampoco se dió por enterado que este país tiene ya un claro divorcio entre políticos y ciudadanos, aunque un poco más del 50% todavía vote.

La imagen de los que se infiltran para frenar los brotes de violencia si es que el caso no inspiran mucha confianza. Claro que ya se sabe que con la privatización, incluso algún día la policía podría estar simplemente al servicio de quien la paga. Las porras extensibles son patentes en las manos de ambos sujetos, una arma, en principio, prohibida en el cuerpo policial por su peligrosidad en generar lesiones craneales con la bola de acero que tienen en la punta.

El movimiento 15M se podría considerar manipulable, pero eso no deja que en su funcionamiento intente ser un espacio para construir propuestas y buscar soluciones, sin intermediarios que hablen por nosotros: tomando la palabra y mediante la autoorganización. Es un grito de rabia e indignación ante la precarización y el deterioro de las condiciones de vida en todos los ámbitos, causadas por el capitalismo, que es incapaz ya de resolver sus contradicciones internas e incrementa además su potencial de destrucción. La indignación surge no sólo ante la no-voluntad de la clase política de ejercer su función de servicio público para el pueblo, sino ante su creciente sumisión al poder de la banca y al capital especulativo, favoreciendo a los monopolios y promoviendo privatizaciones de servicios públicos para su propio beneficio, incluído el de ciertos políticos. Si en su momento fue necesario separar Iglesia de Estado, ahora nos toca separar a la clase política de la economía.

Algunos opinan que deberían constituirse en movimiento político para que sigan las reglas democráticas establecidas. Otros piensan que frente al esclavismo al que están sometidos todos los partidos políticos (por que son rehenes de los bancos que les condonan la deuda) sería insensato entrar en esta categoría. Sin embargo, es cierto que todavía hay margen para intervenir legalmente y modificar la ley de partidos y de elecciones para que haya otras posibilidades de organización más allá de las listas cerradas de los actuales partidos políticos. Sea como sea, los indignados han presentado su primer manifiesto de medidas para una Vida Digna y una propuesta de referéndum nacional el 15 de octubre, de iniciativa ciudadana.

No era necesario, pero romperle la nariz a este manifestante demuestra que algunos policías han perdido el sentido profesional del servicio que deben prestar.

En cualquier caso, el fenómeno de la Acampada en Barcelona ha merecido la visita de diferentes personalidades del mundo alternativo como el escritor y activista Eduardo Galeano (a quien entrevistaron y que merece ser vista) o el mismo Hördur Torfason uno de los mentores ideológicos de los últimos cambios transcurridos en Islandia. La acampada empezó en Madrid y enseguida le siguió Barcelona. La policía con su "limpieza" en plaza Catalunya activó y animó el movimiento y las simpatías colectivas.

Más allá de cómo evolucione todo, lo cierto es que es capaz de recoger la indignación colectiva como lo muestra el éxito de la manifestación del domingo 19 de junio 2011 cuando unas cien mil personas (260.000 según los organizadores) recorrieron el centro de Barcelona bajo el lema La calle es nuestra, no pagaremos su crisis. El ambiente a lo largo de la marcha fue alegre y festivo, y no se destacó más que un mínimo incidente. Este es el estilo que en realidad propugna el movimiento del 15M y que pone frenética a la clase política que está desubicada absolutamente. En Madrid, la concentración no fue tan numerosa pero igualmente transcurrió sin incidentes. El movimiento se está blindando contra las provocaciones, insisten en el carácter pacífico de las manifestaciones y recomiendan, en caso de incidentes, señalar y aislar a quienes puedan tener comportamientos violentos. Fotografiar y grabar en vídeo cualquier acto violento es otro de los consejos más extendidos, junto a consignas como "No soy antisistema, es el sistema que es anti-yo", "No seas violento" o "Quejémonos y actuemos sin violencia ni radicalismo".

Pero nosotros podemos todavía ser más reactivos con sólo cambiar nosotros para ver cambiar el mundo.

Es evidente que estamos frente a un movimiento social que puede marcar una inflexión de cambio social, y lo será más si cada uno de los “indignados” transforma este rechazo a la insolidaridad que nos aboga la política neoliberal en una actitud de cambio interior. La paz, la armonía social no pueden existir sino estamos en paz y en armonía con nosotros mismos. Las asambleas, el trabajo de los participantes indignados debería ser precisamente para fortalecer una ética personal más fuerte. Este es el mejor blindaje frente al bombardeo mediático y político para que aceptemos los “rescates”, las mentiras interesadas de las agencias de calificación económica, las privatizaciones de los que es patrimonio de todos nosotros, etc. Lo que está claro es que sólo triunfará si somos capaces de más allá de indignarnos, de reaccionar. En este sentido resulta curioso que el libro “Reaccionar: 10 razones por las que debes actuar frente a la crisis económica, política y social” no haya superado ya el millón de ejemplares habiendo tanto indignado. Tras la alborotada primavera indignada a ver si le sigue un pacífico verano reactivo y comprometido.
 

19J - No pagarem la seva crisi from Izinu on Vimeo.

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Modificado
21/03/2018

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