Usar las cosas otra vez: ecología, simplicidad y respeto



Usar las cosas otra vez: ecología, simplicidad y respeto


En mercadillos y algunas tiendas podemos encontrar muebles y elementos arquitectónicos usados para darles una nueva oportunidad.


Deberíamos volver a preguntar a nuestros conocidos si les interesa algo que no nos sirva pero todavía es recuperable. Deberíamos organizar más mercadillos de segunda mano, y reparar lo viejo para alargar su vida útil. Si un objeto pasa por más manos, se ahorran recursos y energía mientras se sigue utilizando.


Muchas veces los objetos viejos muestran técnicas de fabricación artesanales que se han perdido en la actualidad.




Cerrando los ciclos

La naturaleza trabaja en ciclos cerrados, pero las sociedades humanas más desarrolladas han establecido procesos productivos y de consumo  de estructura lineal, en los que el tirar y el residuo son la consecuencia final. En las famosas tres R para un uso más consciente de los recursos se recomienda reducir y reutilizar. Cuando pensamos en reaprovechar un material de construcción o un mueble todavía útil, ponemos en práctica estas dos directrices: al volver a utilizar algo que ya existe evitamos obtener nuevos recursos y gastar más energía para producir un objeto nuevo. A la vez, se ha evitado generar un material de desecho.

¿Muebles para siempre o para ahora?

La mayoría de nosotros no se deshace de algo que está nuevo sin más. Pero es cierto que cada vez se reparan menos los aparatos y enseres cuando se estropean. Comparemos también los cambios de decoración que hace hoy en día cualquier persona con los de las generaciones anteriores. Por ejemplo, en otro tiempo se heredaban pertenencias de los antepasados pues, como los muebles, eran "para toda la vida". Hoy nuestro poder adquisitivo es suficientemente alto como para permitirnos reemplazar unos bienes por otros con relativa comodidad. Pero que nosotros podamos no significa que el planeta pueda.

Escoger muebles de segunda mano por estética, también puede tener una dimensión ecológica. Los muebles usados no son solamente piezas originales encontradas en un mercadillo de moda, sino también el que nos ofrece un amigo, el que encontramos en la calle en buen estado … o incluso los que ya tenemos en casa. Lamentablemente, muchas veces un mueble u objeto puede cumplir su función unos años más si lo reparamos, lo ajustamos o lo pintamos. Por eso también resulta interesante comprar muebles de calidad, duraderos, que nos serán agradables a nuestra visión y que no consideraremos que pasarán de moda y que además se prestarán más a reformarlos. Pintar o barnizar un mueble con productos naturales y cambiar sus tiradores, por ejemplo, parece una manera sencilla de no desperdiciar un recurso útil. Sin embargo, lo habitual es que, antes que realizar todo ese trabajo, se tire y se compre uno nuevo.


Lugares donde recuperar tesoros

Existen muchos sitios donde buscar lo usado para convertirlo en algo útil de nuevo. En los rastros, desembalajes y ferias se pueden encontrar básicamente muebles, utensilios y otros objetos para decoración. Hay algunas diferencias entre ellos. Por ejemplo, los desembalajes se realizan a lo largo de todo el día en un gran espacio abierto y a pie del camión de transporte en el que se han traído las mercancías. Este tipo de venta tiene su origen en Francia, y en ellos se pueden encontrar objetos antiguos o viejos de más de cuarenta años, tanto restaurados como sin restaurar. Se podría llamar muebles de almoneda a estos objetos de aproximadamente 50 años de antigüedad, aunque pueden ser más antiguos. En las tiendas de antigüedades, sin embargo, se encuentran muebles y piezas de hace más de 100 años y convenientemente restaurados. En este campo, hay que destacar que empezaríamos a atravesar la línea que separa la reutilización del coleccionismo de objetos antiguos o antiguedades, que de hecho es una faceta más de nuestros impulsos ligados al consumos de bienes materiales. El coleccionismo, por otra parte se limita a un público restringido y generalmente con un elevado poder adquisitivo. en cambio, en los rastros o mercadillos, que se realizan al aire libre, se  puede encontrar cualquier objeto usado.
También existen establecimientos permanentes en los que es posible hallar objetos para su reutilización como componentes arquitectónicos, puertas, revestimientos, sanitarios y fregaderos, columnas, cornisas, rejas, hogares, y por supuesto muebles, cajas, baúles, espejos. A la hora de amueblar una vivienda o en un proyecto de construcción o decoración profesional, el uso de estos elementos contribuye a reducir la exigencia de nuevos materiales, y por tanto a reducir la huella ecológica que supone, queramos o no, un hogar nuevo y reluciente. Habitualmente, estos materiales reutilizables proceden de pisos antiguos que son abandonados o remodelados, o incluso de antiguos comercios o fábricas, cuyo material de oficina u otros enseres se vuelven disponibles para cumplir su función o incluso para recibir un nuevo uso. Hay quien utiliza una bañera de fundición como jardinera en una terraza y quién aprovecha un antiguo fichero para guardar la ropa. También hay tiendas que recuperan y ponen a la venta revestimientos cerámicos, mosaicos y piezas de barro rescatadas de construcciones antiguas. En general, las ferias y establecimientos que ofrezcan muebles que tengan entre 30 y 100 años, dispondrán de precios bastante asequibles para cualquier comprador, sobretodo si el aspecto que tiene ya nos gusta o si lo restauramos nosotros mismos. Estas tiendas o mercados permiten dar una nueva oportunidad a objetos o materiales que todavía son útiles, y que muchas veces además tienen un cierto valor histórico, artístico o artesanal.


La restauración (profesional y casera) de muebles

Mientras que en algunos establecimientos o ferias es posible encontrar elementos ya restaurados, muchos de los objetos y componentes presentaran su aspecto tal cual, con la marca del tiempo incluida. Hay que remarcar que en muchos casos para la restauración de muebles se intenta minimizar el uso de productos agresivos y se utilizan tratamientos tradicionales, de bajo impacto ecológico, como las ceras o la goma laca, no tanto por la sensibilidad al entorno sino por la exposición directa durante muchas horas de los restauradores y la delicadeza de las piezas. También si los restauramos nosotros nos podemos asegurar de usar productos lo más respetuosos posibles con el entorno que a la vez lo son para nuestra salud. 

Algunos tratamientos que se pueden realizar para recuperar un mueble y sus opciones ambientalmente más respetuosas podrían ser:

• Reforzar estructuras de madera (como patas, varillas de respaldos de sillas, etc.). Se puede realizar con tacos de madera, clavos, etc., es decir, mediante opciones mecánicas, o bien con cola. Conviene evitar los adhesivos de contacto, colas epóxidas y en general pegamentos bicomponentes, ya que estan diseñados para adhesiones de gran resistencia fuera de lugar a nivel doméstico, son irritantes y contienen disolventes. Opciones de menor impacto son las colas de origen animal (las únicas existentes hasta hace 50 años y actualmente bastante en desuso) que aun se pueden encontrar en algunos comercios muy especializados, y la cola blanca de carpintero, que aunque es sintética es de base acuosa y no contiene disolventes, por lo que se considera no tóxica.

• Para la limpieza y acabado de la madera hay productos elaborados enteramente con ingredientes renovables de origen natural.

• Se han formulado productos de protección para evitar el futuro deterioro de la madera o incluso tratamientos de desinsectación de mínima toxicidad para utilizar en caso que la madera esté afectada por carcomas.

• Para eliminar pintura de la madera, además de métodos mecánicos, hay decapantes naturales, de baja toxicidad (por ejemplo de base agua, que incluyen lejía de sosa, celulosa y bentonita), como los utilizados de manera tradicional. Su tiempo de acción es más lento, pero nosotros decidimos si preferimos más rapidez pero exponernos a vapores nocivos.   

• Para el lijado y afinado de superfícies no se necesita normalmente la potencia que suministran las lijadoras automáticas, que pueden realizar un lijado excesivo: de hecho, se trata de recuperar muebles, no de fabricarlos. Haciéndolo a mano se podrá ser más preciso y se evitará el consumo eléctrico.
 
• Para los acabados de muebles y objetos de madera, se pueden aplicar pinturas, tintes y barnices fabricados con productos de origen natural, vegetales o minerales, que no contienen derivados del petróleo, biocidas, ni disolventes, de modo que no tienen efectos nocivos para la salud y un impacto mínimo en la naturaleza. Las ceras ecológicas, sólo contienen ceras de origen vegetal o animal (cera de abejas o de carnauba). Un acabado habitual para los muebles antiguos es la goma laca (llamado también barniz con muñeca, por su modo más habitual de aplicación), que es una resina natural de origen animal (del árbol se recoge la secreción que deja un insecto), aunque para aplicarla se debe disolver en alcohol. Se utiliza en restauración ya que era el acabado tradicional desde el momento en que se dejó de utilizar sólo cera para tratar los muebles y antes de la aparición de los barnices. Usar goma laca evita usar barnices sintéticos, pero también existen barnices a base de materias primas naturales.

• En los objetos de hierro fundido o forja, es posible extraer la pintura mediante cepillos metálicos mejor que con decapantes químicos. Se pueden aplicar lacas elaboradas con ingredientes naturales, desde la base a los pigmentos que dan el color, en vez de lacas de poliuretano, de gran toxicidad para el medio y, en definitiva, para todos nosotros. Para los objetos de interior no es necesario aplicar ningun producto anticorrosivo. En el exterior, hay que considerar que el minio es un compuesto de plomo y por tanto de alta toxicidad para el medio. Actualmente existen anticorrosivos sintéticos sin plomo aunque también están elaborados con materias primas no renovables sintéticas.

• Aún se puede conseguir mimbre para tejer asientos y respaldos de rejilla, o asientos de enea o cuerdas de fibra de papel que la imitan. Existen libros que explican paso a paso como aplicar estas técnicas para la recuperación de sillas.

• En la recuperación de asientos tapizados, convendría mantener los materiales tradicionales como cinchas de yute o algodón, tela de arpillera, rellenos vegetales, guata de algodón y telas de fibras naturales para tapizar.

• Para la limpieza de tiradores y componentes metálicos se pueden seguir métodos naturales de baja carga química (bicarbonato, zumo de limón para el latón, etc.).     


Edificios pedazo a pedazo

La reutilización a gran escala sería la que permite la deconstrucción de los edificios, que permitiría reaprovechar elementos de los edificios como aparatos eléctricos, suelos, componentes metálicos, en vez de dejar que se mezclen con el residuo pétreo  al realizar la demolición. Estos materiales se podrían vender para su uso en nuevas construcciones o rehabilitaciones, o ser reciclados (en casos como la madera dañada se podría usar triturada como mulch en la agricultura). Además, con esta práctica se consigue reducir la presencia de materiales potencialmente contaminantes en los escombros. Aunque sobretodo lo interesante de recuperar o reciclar los materiales de los edificios antes de demolerlos es que se evita la mezcla de materiales y algunos elementos se pueden reutilizar tal cual.
Deconstruir los edificios requiere más tiempo y trabajo, mientras que los costes no són significativamente superiores, sobretodo si se pueden recuperar artículos con valor para ser recuperados o reciclados. Sin duda, es necesario un cambio de percepción para poder comprender la importancia de reaprovechar todos los elementos una y otra vez, y de entender que además las tecnologías actuales lo hacen posible. Esto nos permitiría imaginar que no se debe llevar nada a vertedero, que cuando un edificio debe ser derruido los componentes del interior se reaprovechan, los fabricantes reciclan todos los materiales y los constructores rescatan el máximo de elementos arquitectónicos para su entrada de nuevo al ciclo.


Aceptar el tiempo

Reaprovechar o tomar algo que nos ofrece alguien porque no lo quiere o incluso que encontramos en buen estado en la calle, tiene más que ver con la sensibilidad y el respeto a los recursos que han hecho posible que esos materiales todavía duren y puedan seguir cumpliendo su función que con la escasez de medios económicos. Sin embargo, hay quién no lo ve así y lo relaciona con la pobreza, aunque en el lado opuesto hay quién aprecia los muebles y objetos usados por sus cualidades estéticas o el estilo que aportan a la vivienda. Por otro lado, a veces los objetos viejos se han elaborado con materiales de más calidad y mediante técnicas más artesanales que los actuales, por lo que pueden tener una resistencia mayor, o incluso un valor artístico. En todo caso, las posibilidades que tenemos de consumir bienes y los estímulos que nos animan a ello no tienen porqué superar nuestro aprecio por las cosas que ya tenemos. 
Por otro lado, la imperfección forma parte del paso del tiempo. El desgaste de las baldosas, las marcas en la madera, nos hablan de eso. Pocas cosas hay permanentes en la naturaleza, y aún menos a la escala de la vida humana. Lo  viejo puede equilibrar lo nuevo, y nos enlaza en cierto modo con los que lo utilizaron antes que nosotros y los que lo utilizarán en el futuro. Los objetos viejos también nos hacen conscientes del paso del tiempo. Querer que todo esté nuevo es como no querer que nada (o que nadie) envejezca y es ir en contra del proceso natural de la vida.
Es cada vez más necesario dar la importancia justa a las cosas. Debemos valorar y respetar las posesiones materiales que nos rodean pero no convertirnos en esclavos de ellas. Cuidarlas y hacer que duren, en vez de querer que sean perfectas, diferentes, o más numerosas. Seguramente eso también nos haga más felices que la insatisfacción constante de querer algo más. 



La belleza de la imperfección y la aceptación del paso del tiempo y de las cosas tal y como son es la base de la concepción estética y espiritual japonesa llamada wabi-sabi, que inspira a utilizar objetos viejos, imperfectos, a menudo artesanales y de origen natural, para decorar celebrando la simplicidad. Imágenes: www.wabisabihouse.com






Modificado
28/01/2013

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