Vida silvestre en las ciudades

Las ciudades, en donde nos aglomeramos ya el 75 % de la humanidad, no siempre resultan ser el lugar más saludable para habitar. En lugar de plantearnos un nuevo modelo de habitar intentamos mejorar el ambiente urbano. Una de estas opciones es la naturación urbana o el fomentar la vida silvestre que de forma tímida u oportunista por sí sóla intenta hacerse un hueco entre los seres humanos.

Cernícalo silvestre que ha optado por vivir en un edificio urbano de Barcelona. Foto: Fundación Tierra.

Sobre nuestras cabezas
Cuando nos movemos por la ciudad pocas personas miran más allá del asfalto de la calzada, pero a nuestro alrededor la vida se expresa. En los parques y plazas hay plantas, árboles y arbustos. En algunas ciudades están introduciendo aves de presa diurnas como los halcones o nocturnas como las lechuzas. La Unión Europea promueve proyectos de renaturalización de las ciudades a través del programa URBES. Otras entidades incentivan acciones para fomentar la biodiversidad urbana como el premio URBIA.

Aficionados a la fauna urbana
Seguir la vida de los animales silvestres en las ciudades se ha convertido también en una apasionante actividad gracias a las cámaras de infrarojos que nos desvela los comportamientos nocturnos de algunos animales que pocas veces podemos observar sin estos artilugios.

Imagen captada por una cámara de infrarojos de un voluntario suizo para la conservación de la fauna urbana.

Las acciones que se pueden llevar a cabo para facilitar el acercamiento de la fauna silvestre son múltiples. Hay guías de como llevar a cabo acciones para facilitar la adaptación de la fauna silvestre a la vida urbana. El número de especies animales que podemos observar en las ciudades  es mayor de lo que imaginamos. Una guía suiza identifica más de 600 especies de fauna silvestre que pueden observarse en las ciudades. Por ejemplo, en el Reino Unido hay grupos organizados de ciudadanos para fomentar la conservación de los murciélagos y organizan salidas nocturnas con detectores de ultrasonidos para identificar a las especies presentes. La importancia de los servicios ecosistémicos

Pero más allá de esta realidad biológica, la cuestión es que debemos reforzar el papel de los servicios ecosistémicos en el ámbito urbano. Los servicios de los ecosistemas son los numerosos beneficios que la naturaleza ofrece a los seres humanos. Ejemplos de estos servicios son el fomento del aire limpio por la vegetación, la prevención de inundaciones, la reducción del ruido y las oportunidades para el ocio. La conservación de los ecosistemas dentro y alrededor de las ciudades es imprescindible para fortalecer la capacidad de las ciudades para adaptarse al cambio climático y optar por una transición hacia un estilo más sostenible.

Una urraca merodeando por un jardín privado. Foto: Fundación Tierra.

En Estocolmo existe un centro de estudio para fomentar la resiliencia o capacidad de adaptación de las ciudades frente a la crisis ecológica actual. Se trata de obtener la comprensión sobre como es de necesaria la biodiversidad para la generación de servicios de los ecosistemas y lo variados que pueden ser estos y, sobretodo, cómo pueden integrarse mejor en la planificación y gestión urbana. 

Algunas ciudades han optado por estudiar los beneficios de la vegetación urbana y periurbana. Otras para fomentar los servicios de aprovisionamiento y promover la agricultura urbana. Este sería el caso, por ejemplo, de Salzburgo (Austria) que valora que el cultivo de alimentos en el interior de las ciudades contribuye a la seguridad alimentaria de su población. La ciudadanía ha empezado pues a apreciar el papel de los huertos familiares para la recreación, la producción de alimentos, la educación ambiental, la jardinería ecológica. A su vez, se ha comprobado que la horticultura urbana fomenta las buenas relaciones vecinales.

Los invertebrados son esenciales para la agricultura urbana. Foto: Fundación Tierra.

Semillas revolucionarias
La agricultura urbana no está exenta de peligros. Los proyectos de “revitalización” de las ciudades fomentando huerbos urbanos han puesto al descubierto impedimentos legales como es el intercambio de semillas entre las personas. En este caso, una iniciativa danesa ha irrumpido en el escenario para denunciar de forma creativa el derecho al intercambio de semillas producidas por uno mismo.

Campaña para que se legalice el intercambio de semillas en Dinamarca: "Que sea legal el canje de semillas". 

La iniciativa, Frøsamlerne (que en danés significa los recolectores de semillas) ha conseguido que la legislación de semillas se ajuste para reconocer que el intercambio de semillas entre los jardineros locales sea una actividad legítima. Cambiar la legislación exigió a los activistas que promovían el derecho al uso de las propias semillas a violar la ley organizando durante tres semanas el intercambio de semillas, que culminó con una concentración para plantar esas semillas ilegales en la azotea de una escuela primaria de Copenhague. 

Rodearse de naturaleza
La naturaleza no puede ser ajena de las ciudades o de los hàbitats humanos. Todos los proyectos de investigación en curso actualmente nos ayudan a entender los cambios en el comportamiento de la vida silvestre y de este modo anticipar las necesidades que permiten que  la vida silvestre se adentre en los entornos urbanos. La existencia de hábitats silvestres dentro y alrededor de las ciudades es un signo inequívoco de salud para los seres humanos. Cuando fomentamos la biodiversiad urbana estamos asegurando  y promoviendo ambientes saludables, en definitiva, el bienestar humano en última instancia.

Artículo elaborado por el equipo de redacción de terra.org. 

Modificado
09/02/2017

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