Acabo el primer turno de un sueño veraniego




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Acabo el primer turno de un sueño veraniego

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1. Comienza la obra
2. Vista aérea desde un chopo alegre
3. Colocando las balas de paja
4. Foto de la familia tapiera
5. Viga de rollizo de abeto del cercano Pirineo
6. Diez días después, todo un sueño que todavía continuará


Han pasado 10 días de taller, donde el compartir, aprender, el conocerse entre 11 asistentes y 4 cuidadores del lugar más un buen numero de ecosabios han hecho que en la emocionante despedida las lágrimas se me saltaran más de una vez. No recuerdo ahora cuando fue la última vez que los lagrimales se activaron, pero hoy amigo he llorao  con pasión devota por la diosa sostenibilidad y el valor de la amistad. También el cansancio y el intenso intercambio entre personas diversas en un espacio limitado han hecho que emocionarse costara muy poco.

Como he comentado en anteriores diarios, han ocurrido tantas cosas que mantenerlas en la mente en espera de pasarlas por impulsos a los dedos que teclean para la maquina que me ordena el desorden, es todo un reto. Estamos realizando una emblemática construcción cargada de energía solar, eficiente como pocas y querida por muchos desde el inicio.

Comenzó el mes con duelo en lejanía, cuando la inercia de la vida te arrebata a un amigo de aventuras y sueños, allá en los Alpes mientras conquistaba lo inútil pero supremo para quienes amamos las cimas. Recuerdos de lo compartido han fluido en un va y viene continuo. Xavi Teixidor no bajó de la montaña que tanto amaba, y su recuerdo ha ocupado una parte de mis pensamientos entre movimientos de balas de paja, tapial y madera. Ya no será posible preparar aventura alguna en el Montsec con él y que conozca ese lugar que todos estamos levantando con nuestras manos e ilusión. La vida sigue para nosotros.

Estar en un espacio de convivencia en vida sostenible no es cualquier cosa y más cuando uno de los pilares es la realización de una ecoconstrucción a ritmo marchoso con disfrute colectivo y un alto derroche de conocimientos y habilidades.

En el terreno de las artes de moverse con lo que parece difícil, cuando a tu lado tienes profesionales sabios y compañeros de obra ilusionados, la construcción y sus técnicas te van nutriendo desde las manos a la mente, cuidando siempre de que lo bien hecho es lo que hay que hacer, aunque cueste.

De cómo estaba la solera de la construcción a como ha quedado hoy después de 10 días de intensidades, es sorprendente y más cuando lo que se trata es de aprender. Dos imágenes a vista de pájaro te darán una idea de lo que aquí ha ocurrido y seguirá ocurriendo.

Balas de paja, tapial de tierra compactada y madera de rollizos del cercano Pirineo en manos de humanos ilusionados sólo pueden generar belleza y satisfacción. Esto es lo que se recoge aunque por el camino el stress haya dejado sentirse, como de forma inevitable, porque son miembros de esa especie estresada la que acomete la aventura.

Inició Ricard, tan habilidoso con todas las artes de la construcción que a su lado solo se puede hacer una cosa, aprender bien. El maestro John siempre atento, siempre amable. Pasó José Antonio, maestro del tapial, que con la ayuda de  los miembros del ecogrupo y pisón (mazo de madera para compactar) dale que dale, compactó un buen numero de metros cúbicos de arcilla y tierra que mezclados alquímicamente con agua bendita se estructura en el que puede ser uno de los muros más ecológicos y sostenibles que se puedan conocer. Llego Josu, maestro constructor que nos hizo meter mano a 8 metros cúbicos de rollizos (troncos limpios de ramas), el estado primigenio después de corta de un árbol. Alisado general, pulido básico y colocación de la estructura han convertido aquellos fajos de troncos en la más bonita y emotiva de las cubiertas y estructura de madera que más me han cautivado. Seguirá en breve Maren, enseñándonos a acariciar esa construcción con quizás 15 veces menos huella ecológica que lo mismo pero con materiales industriales. Luego llegará la cubierta verde, que me emociono solo de pensar que la tierra que había antes, aunque sea en parte y de forma simbólica estará restituido y colocada unos dos metros y medio más arriba, alojando la misma vida y quizás con agradables aromas vegetales.

Pero si en estos días he trabajado contento, en gran parte ha sido por convivir con ese grupo de humanos desconocidos hace unos días y tan cercanos ahora, gracias Conchita habilosa, Simón sabio, Luis honesto, Daina  atenta, Ana inquieta, Ana integradora, Carles sabrosón, José tecnoapropiado, Vicens equilibrado, Llorens observador, Ruben amable y Jennifer dinámica, luego quedan todos los pasantes obsequiando sabiduría, gracias Mariano geovivo, Jordi maestro, Jordi ecoacuatico, Miquel biciamigo, Pui constructor genuino, Artur musieco, Isel cuidadora y tantos otros que hacéis que vivir sea cada vez más emocionante.

Una paloma torcaz me despierta cada día con su canto puntual, las hormigas recorren por el suelo a la captura de sus nutrientes, y yo entre frutales salgo de la tienda y por el camino  ya le echo el diente a alguno de sus frutos. Algo tan frugal remueve la máquina mental hasta límites profundos, quizás sea cierto que en lo más simple esta lo más complejo y útil para nuestra vida.  En este agosto laboriosoamistosodisfrutón, alguna cosa de interior, eso si compleja, está cambiando.

Queda poco para el siguiente turno, a el también me apunto, e iré dando buena nota de lo con las manos y el corazón vayamos consiguiendo desde una convivencia especial de trabajo agradecido por la sosteniblidad de miembros de una especie depredadora en un planeta mágico.



¿Por qué este diario?



Modificado
09/02/2017

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