Alquimía con restos orgánicos




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Alquimia con restos orgánicos

 
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1. Shinsuke en acción
2. Recogida selectiva organica mezclada
3. Base con papel de periodico y EM
4. Depositando la mezcla
5. Cubo en acción y espera



 


 


Hace 8 meses, el mismo tiempo que este diario se viene escribiendo, un innovador cubo para compostaje doméstico viajo desde los EUA a Barcelona como expectante innovación para la gestión de los residuos orgánicos en el interior de las viviendas. Llegó acompañado de unos productos activadores del proceso compuestos por cáscaras de arroz enriquecidas con microorganismos, llamados efectivos (EM). El penetrante olor de aquellas bolsas llenas de microvida en espera y la falta de información para entender el proceso biológico propuesto desde el sistema, aplazaron su uso. Hoy y con ayuda de una persona gran conocedora de EM, el cubo ha pasado a la acción directa.

El primer paso de la experiencia era conseguir restos orgánicos de todo tipo. Así he iniciado un viaje a por recursos orgánicos al mercado del barrio que se ha convertido en toda una experiencia. Ya sabía que mucho de lo que no se vende en el mercado, por taras o maduraciones, lógicamente pasa a ser desperdicio. Incluso he oído de organizaciones sociales que se encargan de valorizar los que están en mejor estado llevándolos a la mesa de comedores para gentes necesitadas. Pero he flipao pepinos al ver como cajas enteras cargadas de tomates maduros, fruta y otros alimentos se mezclaban en el contenedor prensa con otros restos de residuos vegetales o animales, además de plásticos y cajas. O sea, cero recogida selectiva, cero también para el reciclaje y aprovechamiento de recursos.

Lamentando el espectáculo he puesto mis manos en varios montones de residuos y en la bolsa han entrado vísceras y cabezas de pescado, cortes de tocino de la limpieza de algún jamón, restos de grasas, carnes y algunos melocotones, tomates y calabacines. En un plis plas he conseguido  3 kg de deshechos orgánicos habituales. Junto a restos de hortalizas y de las sobras de un puchero de judías de un restaurant vecino hemos conformado la chicha para el esperado experimento.

Dale que dale a los pedales rumbo al ecolaboratorio he reflexionado sobre la energía primaria que tiramos a la basura cada día quizás sea 1/4 del total de la producida. Mucho nos queda para poder soñar con un futuro limpio, pero hay que desearlo sino que aburrido esta el patio.

La experiencia contaba con la presencia del experto y promotor de los EM en nuesro país, Shinsuke de EMRO Europe, empresa fabricante y promotora de los productos a base de microorganismos efectivos. Actuando como ayudantes y observadores atentos del proceso, Shinsuke ha colocado el cubo sobre la mesa, al lado ambas bolsas de residuos y las mezclas de los microorganismos efectivos claves del proceso.

Unas hojas de papel de periódico situadas en la base del cubo y humedecidas con una mezcla liquida denominada EM1 han recibido los aprox. 4 kg de restos de alimentos. Troceados estos, los hemos ido depositando en estratos mezclados con Bokashi, fermentador con micronutrientes y presionando hacia abajo para dejar el menos aire posible en el montón. También le hemos incorporado una mezcla de polvo de cerámica con EM. Al final una bolsa de plástico compostable ha quedado en la parte superior del montón, y la hermética tapa del cubo ha sellado el experimento.
Shinsuke nos ha indicado que por el grifo conviene ir extrayendo el líquido lixiviado, y que este es como un tesoro nutricional para la tierra. Hay que diluirlo en 100 partes de agua para incorporarlo como abono líquido.

Ahora nos toca esperar 3 semanas para observar resultados y meditar sobre las posibilidades sociales de este sistema. El material orgánico fermentado deberemos enterrarlo en el suelo para que el proceso finalice y lo que ahora tiramos a la basura se convierta en un supernutriente para nuestra maltrecha tierra, en una maceta, un horturba o en el huerto del vecino. Si nada de esto está a mano, podemos buscar cualquier lugar donde al suelo le haga falta nutrición, o sea en casi todo el planeta. Lo que salió de la tierra vuelve después de dar servicio otra vez a ella. Algunos llaman a estos procesos de la cuna a la cuna, nada que ver ahora con nuestra manera de proceder, donde casi todo los recursos que empleamos van desde la cuna a la tumba, y con alta frecuencia molestando y envenenando en el camino.

En el interior del cubo una fermentación orgánica plena de vida, gases y compuestos ha iniciado su proceso. El agua contenida en los restos, el metano producido por la fermentación, el calor generado por el proceso, la vida latente incorporada y que se nutre de todo lo que sucede en el interior se transformarán  en fertilizante. Todo el proceso igual no llegará a ser la piedra filosofal tan buscada por los humanos, pero se le acerca. Quizás mirando de cerca nuestro mundo industrial y al mismo tiempo el cubo, podamos imaginar un futuro diferente en el que los ríos no son como cubos de mierda química y radioactiva precisamente para generar fertilizantes sintéticos que envenenan poco a poco la tierra que nos nutre. En nuestro cubo de EM, frente nuestras narices, quizás tenemos el conocimiento y una de las gratas creaciones de lo que la emocionante alquimia humana es capaz.

Biotecnología e ilusión por un mundo vivo y limpio ha movido la experiencia con los microorganismos efectivos (EM), esperando que pronto se pueda compartir otra ecotecnología estimada como positiva para el único futuro posible, sostenible, incierto, pero emocionante que nos toca diseñar.


¿Porqué éste diario?


Modificado
09/02/2017

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