Somos demasiados




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Somos demasiados

01122006 Estat del Mon 1
01122006 Estat del Mon 2
1. Portada original de la edición en inglés del Estado del Mundo 2006.
2. Un gráfico que muestra la huella ecológica de China, India, Europa, Japón y USA.

Ya sabes que cada año (y este 2006 no podía ser una excepción) no me pierdo la presentación del informe anual del WorldWatch Institute: El Estado del Mundo, de esta prestigiosa ONG norteamericana dedicada al análisis ecológico. Un informe que se ofrece al mundo cada 12 meses y que destaca aspectos relevantes del acontecer ambiental. Ayer lo presentaron en Washington, y en unas semanas o meses llegarán las ediciones en casi 30 idiomas. Ocurre, sin embargo, que en Catalunya, la edición traducida al catalán resulta ser la primera que aparece tras el original. O sea que casi se presentan de forma simultanea la original en inglés, en EEUU y la catalana en Barcelona de la mano de sus promotores locales, el Centro UNESCO de Catalunya y el patrocinio el de la Fundació Caixa Sabadell y Fundació Sa Nostra de Mallorca. No puedo sino dar las gracias ya de antemano por correr para que podamos disfrutarnos, no sin cierta inquietud, los sorbos de conocimiento y sabiduría ecosocial que se destilan desde esos 600 gramos íntimos de papel y tinta.

Los del WorldWatch ya llevan tiempo presentando informes sociales y económicos bajo el matiz medioambiental sobre los dos gigantes mundiales, que siempre lo han sido, pero que ahora que lo son ya en las finanzas, generan inquietud y cierto nerviosismo en nosotros, los asentados ricos de occidente. Mira por donde este año China y la India son las estrellas del informe: son el tema central. Y la llamada es que su modelo de desarrollo determinará el nuevo orden mundial.

Bien, entre los dos megapaíses, son más de 2.300 millones por lo menos los humanos que por ellos pululan y resulta que sus tasas de pobreza,  o sea los paisanos que viven con menos de 2 euros al día, van reduciéndose al tiempo que aumenta el nivel de vida de las mayorías incipientes.

Me he enterao que para localizar hoy investigaciones punteras en universidades y centros de desarrollo tecnológico de prestigio hay que mirar con atención a oriente. No tardaremos en oír referencias de nuestros estudiantes e investigadores aventajados sobre otros destinos geográficos de referencia.
Los dos gigantes sacan al mercado más ingenieros y profesionales titulados para los sectores de economía, la ingeniería, la informática, la medicina que los clásicos USA y resto. Bueno esto es normal ya que entre los dos tienen más de un tercio de la familia humana, el 40% de la población para ser exactos. La maquinaria industrial y social  precisa de técnicos. Por ejemplo, los chinos es bien sabido que son una potencia manufacturera, además de contar con abundante industria pesada y la India ha hecho una decidida apuesta por la industria tecnológica y farmacéutica. Ayer me enteré que la primera vacuna que parece efectiva para la loca gripe aviar ha salido de allá y hasta el Gates ha abierto oficina en Bangalore, el nuevo Silicon Valley asiático.

Es de sobras sabido que casi todos compramos, estemos donde estemos, made in China y cada vez más de India aunque no queramos, porque tanto oriental explotado y tanta industria contaminante dan mucho de sí. Para algo nos inventamos la globalización de los mercados, que marcha divina según el prisma mercantil salvaje. Pero, también hemos globalizado el riesgo cada vez más cercano de colapso planetario. Allá, con tanto trabajo ahora no tienen demasiado tiempo de estar por hacer las cosas pensando en el futuro lejano, aquí con tanto trabajo hecho ahora nos asustamos de que los pobres comiencen a tirar el carro y les pedimos que lo hagan con elegancia, sin ensuciar y sin equivocarse. De momento, los chinos van primeros en contaminación, de las 20 ciudades más contaminadas del planeta, 16 están en su territorio. Me parece que nos pasamos de exigentes cuando aquí a duras penas y sin remedio nos aplicamos chino chano en hacer las cosas con cierta inteligencia ambiental. De hecho y hasta la fecha, muchos esfuerzos para el desarrollo y la reducción de la pobreza se han llevado a cabo siguiendo el prodigioso e insostenible modelo occidental, que es el nuestro.

Hasta no hace mucho, como no todos comían y tenían mucho menos de lo que tenemos cualquiera de nosotros, la China y la India han dejado de ser autosuficientes en recursos para convertirse en potencias transformadoras necesitadas de materias primas. China, por ejemplo, consumió el año pasado el 26% del acero del mundo, el 47% del cemento y el 32% del arroz, además de convertirse en el segundo exportador de petróleo.

Pero, amigo, lo que creo es que comenzamos a ser ya mismo demasiados comiendo más de lo que toca, consumiendo aire, piedras, metales, líquidos vitales y espacios de otras especies. Somos demasiados pero nadie parece que se atreva a lanzar la idea de que nos toca pensar en como ser menos si queremos ser algo más que puras víctimas de un colapso casi inevitable a todas luces.  Deberímas ver este reto como una oportunidad para pegar un salto evolutivo y divertido de la especie.

Hay un dato curioso pero de difícil cercanía cotidiana, desde hace 20 años, la capacidad de la Tierra para asimilar el impacto generado por el consumo de recursos y por los residuos producidos por nuestra especie es insuficiente. Se calcula que para un reparto equitativo cada persona debería ocupar 2,3 hectáreas de espacio bioproductivo, o que se conoce por huella ecológica. Pero a ver aquí quien empieza a reducir, cosa difícil si no hay presión a la vista. Los yanquis ya van por 9,5 ha., una cifra que en Europa llega al 4,7. Por cierto, puedes calcularte la tuya, y es un dato necesario para saber cuanto pesas en el mundo. De momento y por poco si la cosa no la enmendamos entre todos, la ecohuella de los indios y los chinos es inferior a la media mundial pero su espectacular desarrollo económico y el gran consumo de recursos previsto hará que las cuentas se disparen al alza. Y es que no podemos pedir a los demás que hagan lo que nosotros no hacemos. Resultado inevitable, el colapso, palabra que cada vez más habitual en el discurso humanista.

Ir a una presentación de un libro sirve para que los que ya se han mamado y conocen bien los contenidos de esos cientos de paginas escritas desde lo riguroso, suelten en un rato y si aciertan, den una visión rápida sobre lo que luego leeremos los interesados. Se manejan muchas cifras, visiones, escenarios, inquietudes, yo hoy he salido de la sala con la síntesis de que el colapso ya es más real que imaginado.
Los conmovidos como yo podemos pensar y de hecho ya son titulares en la prensa que los dos gigantes amenazan la salud de la Tierra. O mejor que suman y siguen a lo que ya hemos hecho otros. ¿Y esto tan real es que no estaba ya previsto por los destacados visionarios que nos influyen?
Ahora se comenta que el  'boom' económico convierte a los dos países en devoradores de recursos naturales y que si los chinos e indios llegan a consumir como en EEUU, necesitarán dos planetas enteros. Vaya, un avisito pa navegantes planetarios, que somos todos.

Otra cosa es que nos preguntemos si es viable que tantos estemos en tan poco espacio con los recursos medidos y que ya sabemos que no llegan para todos. Este siglo, los chinos, los indios, los gallegos y los nipones, los senegaleses y los ucranianos... y todos los demás tenemos un reto emocionante, diseñar un sistema que permita el que podamos estar los justos para cuidarnos y cuidar todo lo que nos rodea, que con el tiempo será algo más que un planeta. Es muy grande la dimensión del cambio social, hay muchas cosas que tenemos que cargarnos,... pero bueno, quién dijo que esto no iba a ser divertido y emocionante.

En cuestiones medioambientales se generan avances, y sin contar con la reducción de la población, porque esto no ocurre de forma meditada en ningún sitio, se avanza en estos temas con la ilusión de que el colapso se puede evitar. Han confirmado en la charla que allá también hay activistas que presionan a sus gobiernos y que han conseguido que se pongan en marcha algunas medidas favorables al medio ambiente. En China se están esforzando en potenciar el transporte público e reinstaurar el uso de la bicicleta, en un país en el que cada día se desplazan más de 1.000 millones de personas y que se pierde suelo fértil a mansalva para llenarlo de asfalto y hormigón.

Y en la India, las ONG han ideado técnicas sencillas para recoger el agua de la lluvia y rescatar ese 43% de agua que se pierde cada vez que llueve. En ambos países, los Gobiernos se han comprometido en la promoción de la energía eólica y de esta manera prevén producir en breve hasta el 25% de su energía. Pero cuidao que la nuclear tiene fuerza en las mesas políticas. Si los dos gigantes prosiguen su desarrollo sin aplicar medidas innovadoras y correctoras en base a tecnologías más limpias y eficientes, se va a poner chungo el tema más rápido de lo previsto.
A los humanos siempre nos queda imaginar que todo tiene solución, el Estado del Mundo 2006 anima a ello, y me alegro de poder conocer esos gritos clarividentes que lanza el WorldWatch de progreso hacia una sociedad sostenible. Los dos grandes países productores, consumidores y contaminantes aún pueden escoger el modelo de desarrollo a seguir, que tendríamos que animar todos a que fuese el único posible porque al final será el único global, un desarrollo deseado con base en una población en disminución urgente, una gestión lógica del agua de la vida, las energías renovables al poder y una humanidad activa en el cuidado y mimos de su única casa. Casi ná.



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Modificado
09/02/2017

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