Una limpieza ejemplar
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La expedición catalana al Annapürna recogió más de 800 kilos de basura

El 4 de abril de 1974 el alpinismo estatal conquistó su primer ocho mil, el Annapürna. En conmemoración al 25 aniversario de esta cima, un grupo de 18 alpinistas decidió organizar una expedición de limpieza de esta montaña: Wilderness Annapürna 99.

 
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El objetivo de la expedición de la sección del barrio barcelonés de Sants de la Unió Excursionista de Catalunya (UEC) en colaboración con Mountain Wilderness, entidad internacional que promueve la defensa y conservación de las altas montañas, no era conquistar la cima sino limpiar el campo base y los campos de altura del Annapürna Este y el Annapürna principal por la cara norte. La idea nació en 1994 al contemplar el estado deplorable del Nanda Devi, una montaña poco frecuentada y cerrada a las expediciones durante muchos años. Entonces, la expedición de la UEC no se conformó con expresar sus quejas sobre la actuación de anteriores expediciones a las autoridades indias, sino que decidieron que era necesario emprender algún tipo de actuación de defensa de la alta montaña. Así nació el germen de la expedición de limpieza Wilderness Annapürna 99.
Durante 35 días se recogieron desperdicios y restos de material de escalada que diferentes expediciones al Himalaya fueron abandonando durante 50 años. La expedición liderada por Ferran García y formada por 14 hombres y 4 mujeres, trabajó entre 4.000 y 5.600 metros de altura y logró recoger más de 800 kilos de desperdicios. La tarea era compleja: desenterrar desperdicios de expediciones anteriores de la nieve y el hielo, reducir su tamaño a fuerza de brazos y transportar pesadas cargas de los campos de altura al campo base. Se rompieron piolets tratando de recuperar del hielo latas, restos de tiendas, utensilios de cocina, escaleras, etc. y algunos integrantes de la expedición tuvieron que ser atendidos por dolores en los codos de tanto picar hielo y aplastar metal. También se produjeron caídas,-afortunadamente sin consecuencias-, durante el transporte desde los campos de altura.
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ssic0000_foto campamento base 2
La basura se separó en 3 grupos: la que se podía quemar in situ, la reciclable como cristales y latas, y la reutilizable como piolets, cuerdas o tiendas. Las cenizas del primer grupo se trasladaron al valle de Kathmandú y el resto de desperdicios se empaquetaron y se trasladaron a Barcelona. La expedición decidió traer una tonelada de estos residuos recogidos para que la Escuela de Artes y Oficios de la Diputación de Barcelona construya una gran escultura en la ciudad con el objetivo de concienciar a los alpinistas sobre la necesidad de proteger el entorno.
 
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Modificado
09/02/2017

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