Somos
más de 6.000 millones de personas y la población no para de crecer.
Aunque la producción mundial de alimentos básicos equivale a más del
110 % de las necesidades del planeta actual, 30 millones de personas
siguen muriendo de hambre cada año y más de 800 millones sufren
malnutrición. De los seis mil millones de habitantes del planeta,
apenas 500 millones viven desahogadamente. Las desigualdades se han
convertido en el opio de nuestro tiempo. Las 225 mayores fortunas del
mundo representan el 47 % de los ingresos anuales de los 2.500 millones
de seres humanos más pobres. Cada una de las 100 empresas globales más
importantes vende más de lo que exporta cualquiera de los 120 países
más pobres y controlan el 70 % del comercio mundial. Es el mercado, la
ambición de unos pocos y la expoliación del entorno quienes gobiernan
la política, dejando atrás cualquier voluntad política o social por
mejorar el mundo. Las transacciones financieras mundiales mueven
diariamente 2,5 billones de euros y sólo un 1 % se destina a crear
riqueza; el resto es pura especulación para enriquecer a unos pocos.
Nos enfrentamos a la escasez de agua potable, la deforestación, la
acumulación de gases que causan el efecto invernadero, el veneno de
residuos tóxicos... La clave está en si todavía estamos a tiempo de
evitar que el mundo reviente... |