Salvar el planeta
 
 
 
 
Salvar el planeta
Plan B: Ecología para un mundo en peligro
 
Lester Brown
Editorial Paidós. Controversias.
Barcelona, 2004.
 
 
 
Salvar el planeta 
Un manual para evitar el hundimiento de nuestra nave Tierra
 
Salvar el planeta es un manual de guerra. Un libro escrito para llamar a la movilización contra un guerra que, por silenciosa, no para de dejar víctimas por todo el planeta. Víctimas en forma de muertes por inundaciones, hambre, sequías, por enfermedades transmitidas por el agua, envenenadas por contaminantes en el aire, el agua y el suelo, por el aumento de las temperaturas y la pérdida de espacios habitables. Nuestra civilización ha causado ya mucho daño a la biosfera. Suficiente daño para que el planeta se vuelva violentamente contra nuestra propia supervivencia. Ya no es una alarma de científicos outsiders. Clama por su evidencia que el nivel de CO2 a la atmósfera ha alcanzado los 376 ppm; en otras palabras, la mayor concentración desde hace 420.000 años. La humanidad se está comportando como las ranas en un puchero al que se le calienta el agua. Ajenas a estos cambios por ser animales de sangre fría, para cuando las ranas vayan a morir lo harán sin haberse enterado. Sin embargo, los humanos somos de sangre caliente y, por tanto, capaces de percibir las irregularidades climáticas y, sobre todo, disponemos de raciocinio. Este libro está escrito por el prestigioso especialista Lester Brown, actual presidente del Earth Policy Institute, que fraguó su fama tras veinte años al frente del Worldwatch Institute y por sus reveladores informes anuales en La situación del mundo. Ahora, Lester Brown escribe sin tapujos sobre la necesidad de aunar esfuerzos y de hacerlo con premura y entusiasmo para ganar la guerra que contra nosotros mismos debemos librar para salvar el planeta.
Podríamos glosar este libro que consideramos una lectura básica para quien piense que sus hijos o las generaciones futuras nacidas de su sangre merecen no morir en un estercolero envenenado como en el que estamos convirtiendo nuestro propio hogar planetario. Estamos convencidos de que el plan B: ecología para un mundo en peligro, tal y como menciona el subtítulo de la obra, es imprescindible y aporta ideas claves para subvertir la realidad actual basada en la economía fósil y el consumismo exacerbado, así como la insolidaridad. Por todo ello, y sin ánimo de crear precedentes en esta sección, hemos valorado ofrecer por su valor contextual los parráfos que abren la síntesis del plan B.

"El plan B es una movilización a gran escala para desinflar la burbuja económica mundial antes que estalle. Para impedir que la burbuja estalle será necesario un nivel de cooperación internacional sin precedentes que permita estabilizar la población, el clima, los niveles freáticos y los suelos, y que se produzca a un ritmo de tiempos de guerra. De hecho, el esfuerzo necesario, por su escala así como por su urgencia, es comparable a la movilización estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.
Nuestra única esperanza es un cambio rápido de sistema, un cambio basado en señales del mercado que reflejen la realidad ecológica. Esto supone reestructurar el régimen fiscal: reducir los impuestos sobre la renta y aumentar los impuestos sobre actividades destructivas del medio ambiente, como la quema de combustibles fósiles, para incorporar los costes ecológicos. A menos que podamos conseguir que el mercado envíe señales que reflejen la realidad, continuaremos tomando decisiones equivocadas como consumidores, responsables de planificación de empresas y responsables de políticas gubernamentales. Las decisiones económicas erróneas y las distorsiones económicas que crean pueden desembocar en un declive económico.
El plan B es la única opción viable simplemente porque el plan A, que supone mantener las prácticas habituales, tiene consecuencias inaceptables: la continua degradación y alteración del medio ambiente y el estallido de la burbuja económica.
Las señales de alarma son ahora más frecuentes, ya sea pesquerías esquilmadas, el deshielo de los glaciares o el descenso de los niveles freáticos. Hasta ahora las alertas han sido locales, pero pronto se convertirán en globales. Las masivas importaciones de cereales por parte de China así como el aumento de los precios de los alimentos que probablemente le seguiría podrían despertarnos de nuestro letargo.
Pero el tiempo se está acabando. Las economías de burbuja, que por definición están artificialmente infladas, no duran indefinidamente. Cada día que pasa, nuestras demandas al planeta superan a su capacidad de regeneración por un margen más amplio."
 
 

 
 
Modificado
09/02/2017

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