¡Esto es ritmo! (Rhythm is it!)



 

 


Un film sobre la música como herramienta de transformación social. Un alegato a la idea del sacrificio para superar las crisis.



La belleza de esta coreografía es producto de un proyecto singular de educación humana de jóvenes de entornos sociales complejos.


ficha técnica
¡Esto es ritmo!

Título original: Rhythm is it!
Dirección:Thomas Grube, Enrique Sánchez Lansch.
Protagonistas: Orquesta Filarmónica de Berlín, Sir Simon Rattle, Royston Maldoom y más de doscientos cincuenta escolares alemanes.
Producción: Uwe Dierks, Thomas Grube, Andrea Thilo.
Música: Karim Sebastian Elias, Igor Stravinsky.
Fotografía: René Dame, Marcus Winterbauer.
Montaje: Dirk Grau, Martin Hoffman.
País: Alemania
Género: documental
Duración:100 minutos
Año: 2004
Distribución: karmafilms



¡Esto es ritmo! (Rhythm is it!)
Una clase de baile para cambiar la vida

Recomendar un documental protagonizado por la música clásica en una web de sensibilización ambiental podría parecer a primera vista que se trata de un error. Sin embargo, valoramos dos ideas claves de esta película y por tanto incluirla en nuestro catálogo de películas que contribuyen a la “educación ambiental”. La primera como reconoce el director de orquestra Sir Simon Rattle quien escoge La Consagración de la Primavera en su debut al frente de la Filarmónica de Berlín y que sirve al objeto del proyecto de la película: “La música no es un lujo, es una necesidad, como el aire que respiramos, como el agua que bebemos”. La segunda es la propia historia de la obra de ballet de Igor Stravisnky conocida por La Consagración de la Primavera que se estrenó en el Teatro de Champs-Elysees en París en 1913 y causó uno de los escándalos más famosos en la historia de la música. Resulta que la obra está inspirada en un cuento ruso antiguo en el que se argumenta la necesidad de un sacrificio para ayudar a la primavera (la estación que abre nuevamente el ciclo vital de la naturaleza tras el duro invierno) a que pueda nacer de nuevo.

El verdadero conductor del filme es Royston Maldoom, que comenzó su carrera como coreógrafo en 1975, y que se le conoce más allá de los éxitos profesionales por recorrer el mundo para  organizar grupos de danza en comunidades juveniles y de adultos con poblaciones marginales. El proyecto de ¡Esto es Ritmo! parte precisamente del objetivo de crear una coreografía para esta obra de Stravisnky con 250 escolares alemanes de todas las edades y razas de diferentes barrios bajos de Berlín.

En este caso como decíamos la obra de La Consagración de la Primavera refleja en un cierto sentido la experiencia de vida de los jóvenes. Nuestra sociedad sacrifica la educación de los niños y así pone en peligro nuestro futuro. Afronta el reto  sobre la educación y la transmisión de los conocimientos como algo que puede cambiar la vida de quienes participan. No es una premisa o una intuición sin fundamento. Todo lo contrario, la realidad documentada por la película a partir de diferentes de los jóvenes implicados en el proyecto revela como en 5 semanas se puede cambiar radicalmente la vida de una persona. A cada ensayo se revela el poder de la ayuda dada a la generación joven para que crezca con orgullo de sus posibilidades como personas creativas y seguras e iniciándolos en los secretos de la vida social a través de la práctica de ritos o de bailes de culto. Hay una relación clara entre los talleres y que incluso con un  ambiente áspero, al cual los jóvenes que participan en el proyecto del ballet clásico de Stravinsky están expuestos.

Royston ha trabajado con niños de la calle en Etiopía, con poblaciones marginales en Perú, jóvenes Católicos y Protestantes en Irlanda del Norte, convictos masculinos y femeninos de prisiones, niños y adultos con dificultades de aprendizaje, jóvenes excluidos del sistema educativo convencional e inmigrantes, así como en muchas escuelas primarias y secundarias, y escuelas de baile profesionales.  Así pues podemos valorar esta película por lo valioso que tiene como proyecto educativo y porqué música y medio ambiente son un duo que debemos incentivar. Sin duda grandes conciertos como el Live Earth celebrado por medio mundo estarían en esta línea. Pero, en un concierto somos simples espectadores aún cuando salgamos emocionados. El experimento que nos muestra ¡Esto es ritmo! va mucho más allá.

¡Esto es ritmo! recoge el primer gran proyecto pedagógico de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Una experiencia de educación musical con doscientos cincuenta jóvenes, ajenos hasta ese momento a la música clásica y que tras un intenso adiestramiento consiguen bailar La Consagración de la Primavera de Stravinsky.

¡Esto es ritmo! nos acompaña en la evolución personal de tres adolescentes precisamente poco convencidos. Es el caso de Marie, que trata desesperadamente de aprobar secundaria; de Olayinka, que acaba de llegar a Alemania como un huérfano de la guerra de Nigeria y Martin, que lucha por vencer sus inhibiciones  durante los tres meses de ensayos. Royston Maldoom y su equipo les incitan a la perseverancia y les enseñan los primeros pasos de baile; pero sobretodo les enseñan que en la actitud como afrontamos la posición de nuestro cuerpo reflejamos el compromiso vital que subyace en nuestro espíritu. Educar el lenguaje del cuerpo nos aporta herramientas para  superar o canalizar positivamente los altibajos, la inseguridad, la repentina seguridad en sí mismos, las dudas o el entusiasmo. En cierto sentido el documental es un viaje emocional por mundos nuevos e imprevistos y por las facetas ocultas de nuestras personalidades.

¡Esto es ritmo! ofrece también una visión embriagadora del trabajo de la orquesta durante un momento histórico para ella en la que dejaba de ser una organización estatal para convertirse en una fundación de músicos. En el momento de este proyecto se afrontaba la primera temporada con Sir Simon Rattle al timón. Es evidente que también en este sentido el film nos adentra al hecho que a veces en los cambios hay que animar la creatividad y el sacrificio como en realidad queda patente en el alba de la nueva era que inicia la Orquesta Filarmónica de Berlín. Los ensayos en el foso con los músicos con ropa de diario, el trabajo de los pases de baile que conformarán la coreografía de La Consagración de la Primavera y la experiencia cautivadora de las historias de algunos de los protagonistas son la base de una película optimista y sensacional. Pero está claro que quienes marcan el ritmo de la historia el director de orquestra Sir Simon Rattle y el coreógrafo Royston Maldoom. ¡Esto es ritmo! es un testimonio sensible del poder de la danza y del talento latente de la gente joven. Una hermosa declaración de amor a los adolescentes que bailan y a sus mentores, una película sobre la fascinación de la música, una experiencia cinematográfica llena de pasión, respeto y plena de vida.

Todas estas sensaciones son las que necesitamos para afrontar el reto ambiental en el que estamos sumidos. La idea del sacrificio que propone la obra de La Consagración de la Primavera quizás deberíamos plantearla de forma real. Una generación, la actual, debería hacer un esfuerzo para aplicarnos en la autocontención o austeridad voluntaria, la ecoeficacia par reinventar el actual sistema socioeconómico y adoptar la economía solar liberándonos de los combustibles fósiles y la amenaza nuclear. La armonía que consigue este film es una buena semilla que se instala en el corazón del espectador y que quizás llegue a florecer. Sea como sea se necesitan de películas comprometidas con los nuevos valores sociales que deben animar la sociedad del decrecimiento o la austeridad voluntaria. De la sociedad que precisa del respeto por la diversidad pero sin menoscabar los valores éticos que heredamos de la Revolución Francesa. En definitiva, de la sociedad que debe dejar de luchar contra la naturaleza para dominarla para simplemente adaptarse a sus ritmos y no hipotecarla para las siguientes generaciones.

Como sucede con los protagonistas de ¡Esto es ritmo! tras horas, días y meses de trabajo la experiencia artística y pedagógica convierte a los protagonistas en personas orgullosas, aún cuando al principio  desconocen todo sobre la música clásica o el ballet contemporáneo, y que descubren un camino que les permite apreciar el valor del compromiso colectivo y la entrega a través de la expresividad del cuerpo.

El final de la película tiene lugar el 28 de enero de 2003 momento en que se presenta en el “Arena” los resultados de este trabajo conjunto frente a 2500 espectadores. 250 jóvenes berlineses, acompañados por la Orquesta Filarmónica de Berlín bajo la batuta de Sir Simon Rattle bailaron La Consagración de la Primavera  una coreografía que ellos habían ensayado durante seis semanas con el coreógrafo británico Royston Maldoom y sus ayudantes Susannah Broughton y Volker Eisenbach. Todos los participantes reconocen que sintieron que el proyecto de baile había sido todo un acierto dentro de un territorio que les era totalmente nuevo para ellos. Al espectador, le van a saber a poco los pocos minutos que recoge el film de este de la puesta en escena soberbia sobre este apasionante proyecto. Pero quizás como dice también el poeta lo importante siempre es el viaje más que el destino.


Curiosidades...
Todos los participantes trabajaron en las mismas condiciones; los 250 jóvenes, el coreógrafo y la Orquesta Filarmónica se conocieron poco a poco en el transcurso de los ensayos. De esta forma sus directores dejaban claro que no querían entrevistar a ninguno de los protagonistas por adelantado. El guión en sí mismo se desarrolló como parte del proceso. El rodaje, sobre todo durante los talleres, se aprecia como algo emocionante que implicó a todos los miembros del equipo en un maratón de tres meses. En un espacio con 50 jóvenes durante un ensayo de baile, siempre ocurre algo. La película lo capta. Debido a las demandas dispares de las situaciones, la filmación se realizó con dos formatos diferentes, que casi nunca habían sido combinados hasta la fecha. Los retratos de los jóvenes y los ensayos orquestales fueron registrados sobre HD 25p, el formato digital más claro y más vivo, mientras que durante los talleres usaron DVCAM, que permite mayor facilidad para moverse discretamente en medio de bailarines y coreógrafos.

La película se montó a partir de 200 horas de material y que llevó un trabajo sólo de reconocimiento y valoración de las mismas de más de tres meses. Tras esta etapa de familiarización se inició el montaje final que les llevó otro medio año.

Es interesante recoger algunos de los cambios que el proyecto educativo operó en algunos de los protagonistas “anónimos”.

Marie (14 años)  Su mejor amiga, Franzi, abandonó en los ensayos, pero Marie se convirtió en una persona ambiciosa. Durante el taller de No Límit aceptó el reto de bailar con bailarines mucho más expertos y mayores. No fue fácil para Marie pero al final del proyecto parece haber encontrado finalmente su camino.

Martin (19 años) Al principio se mantuvo escéptico ante el proyecto y su participación en el mismo. Durante las ocho semanas del taller se encontró con obstáculos que casi hacen que se rinda. Después del proyecto siguió bailando con el grupo durante varios meses. Ahora estudia Bioinformática en Berlín.

Olayinka (16 años). Había llegado a Alemania hacía 6 meses. En su clase hay 20 adolescentes internacionales con un rasgo en común: todos son refugiados en Berlín e incapaces de hablar la lengua alemana. Olayinka es de Nigeria. Tras el proyecto, Olayinka aprendió alemán en un año y se cambió a un instituto con chicos alemanes. Empezó a vivir en un apartamento propio en vez de una habitación en un hostal. Decidió aprender informática y dejó de sentir nostalgia por su patria.




Modificado
09/02/2017

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