Japón abandona la energía nuclear

El día 5 de mayo detuvo su funcionamiento el reactor 3 de la central nuclear de Kashiwa, en Hokkaido (la isla norte de Japón), para la inspección periódica. A las 23:00 (16:00 hora española) se detuvo el último reactor nuclear de Japón de los 54 del país, que antes del desastre de Fukushima y que producían un 30% de la electricidad del país. A partir de esta hora todo el país funcionará sin energía nuclear por primera vez desde 1970.

Fue cuatro meses después del accidente de Fukushima, que el gobierno decidió que todos los reactores, una vez que se detuvieran, deberán cumplir las pruebas de estrés para volver a funcionar. Los primeros que superó las pruebas fueron los reactores 3 y 4 de la Central Oi. A pesar de que las superaron en febrero, desde entonces el gobierno y la industria intentan alcanzar un acuerdo con el gobierno local, que debe dar el visto bueno para que entren en funcionamiento. Pero la opinión pública ya no lo permite. La industria intenta amenazar a la gente, hablando de la falta de energía que habrá en el verano (la estación en que se gasta más), de la subida 'necesaria' del precio de la electricidad, y del efecto negativo que tendrá sobre la economía (Japón sufre una recesión que dura más de 10 años). Tampoco faltan las hipótesis conspirativas que argumentan que el desastre de Fukushima fue producto de la combinación del seismo natural junto con un sabotaje tecnológico y nuclear por la implicación de Japón con el enriquecimiento de uranio en Irán.

La población infantil japonesa sigue siendo la más vulnerable por los efectos persistentes de la radioactividad del accidente de Fukushima.

En cualquier caso la mayoría de los japoneses se han dado cuenta de que el mundo nuclear está lleno de mentiras y riesgos para la salud colectiva. A esta concienciación ha contribuido el trabajo de algunos expertos que hablan con sinceridad, como el profesor Hiroaki Koide. Sus intervenciones a veces parecen demasiado pesimistas y reciben suficiente críticas, pero ha ido acertando desde el principio casi todo lo que ha ido pasando a continuación. Desde hace mucho habla sobre los peligros que representa el reactor número 4, que desde el principio ha levantado mucha preocupación por las toneladas del agua contaminada vertidas al mar, una vez se han ido desmintiendo las diversas versiones sobre lo que se haría (almacenarla en un petrolero, hacer un muro subterráneo), y se empieza a rumorear que dentro de un tiempo la contaminación se concentrará en la bahía de Tokio.

La re-apertura de la Central Verdad se ha detenido hasta el momento, porque muchas personas se han dado cuenta de las mentiras nucleares y han reaccionado. Este es el caso de la señora Jakusho Setouchi, monja y escritora de 89 años, que participa en la huelga de hambre contra re-apertura de la Central o los grupos que hacen teatro cómico en la calle o ejercicios tan curiosos como una "manifestación algorítmica". Hay muchos más artistas: actores, cómicos, cantantes, que ponen sus vídeos de denuncia en You Tube.

Activistas japoneses denunciando la impunidad contra la radiación que afecta a la población sin ser informada.

Por una curiosa casualidad el día 5 de mayo es el día de los niños, fiesta nacional japonesa Komodo no hi. Parece simbólico que el primer día que se inició sin cabeza nuclear funcionando corresponda al día de los niños y las niñas. Son ellos y ellas los que tendremos que proteger de la contaminación. Y también, desgraciadamente serán ellos y ellas, los que deberán tener cuidado de los residuos nucleares. Precisamente, unos días después un grupo ciudadanos denunciaba la presencia de altos niveles de radiación cerca de más de 20 escuelas de la ciudad de Koriyama, a 60 kilómetros de la central nuclear que sufrió la catástrofe, según ha informado la agencia Kyodo. Aunque conseguimos cerrar nucleares de inmediato, serán las personas que deberán deshacer los reactores que las generaciones anteriores construyeron. Mientras, un año después de la catástrofe en Fukushima, cerca de 80.000 personas que residían en un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta nuclear siguen evacuadas a causa de la elevada radiactividad.

Un informe reciente de EUTimes.net, indica que las autoridades japonesas temen por el derrumbe completo del reactor 4. Si se produciera, alrededor de 40 millones de japoneses estarían expuestos a radiación extrema (eso incluiría la capital de Tokio). Otras agencias señalan que la situación en Fukushima es muy grave y que el Reactor 4 está a punto del colapso total. El peor escenario para el gobierno japonés incluye no sólo el colapso de la piscina del reactor número 4, sino la desintegración de las barras de combustible gastado de todos los otros reactores de la planta. Aunque suene a ciencia ficción, las autoridades niponas están considerando la posibilidad de la potencial reubicación de decenas de millones de japoneses entre las islas Kuriles e incluso China. En este escenario de radiación extrema al menos 64 millones de japones se convertirían en refugiados y el Japón dejaría de existir como nación.

 

Artículo basado en la información elaborada por la coordinadora Cerremos las nucleares (Tanquem les nuclears)

 

Modificado
09/02/2017

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