Bicicletas plegables



Bicicletas plegables, cuando y por qué


La mora·bike, una bicicleta plegable construida con materiales locales y actualmente la que tiene el plegado más rápido del mercado.


Las bicicletas plegables ocupan muy poco espacio en nuestra vivienda.


Bicicleta plegable Dahon viajando en un tren de largo recorrido. Es aconsejable colocarlas en una funda, pues algún que otro interventor puede impedir que suban al tren.


Brompton es un clásico de las bicicletas plegables. 


El mismo sitio de un piso donde se aprecia el espacio ocupado por una bicicleta convencional o por una  bicicleta plegable..


Para algunos menesteres concretos existen bicicletas plegables de diseño como la Strida.

Este titular no es propaganda, aunque lo parezca. Es un aviso para navegantes. La movilidad y los humanos son consustanciales y, por tanto, sujetos a todo tipo de fatalidades. Municipios como Barcelona, pioneros en la promoción de la bicicleta, hoy se han convertido en vasallos de la multinacional que explota el bicing. Las limitaciones para el parking abren la posibilidad a la penalización de la multa cuando se aten en mobiliario público y los robos de bicis están al orden del día. Es la hora de plantearse otras opciones cuando se vive en la jungla de asfalto, cemento y con mafias al acecho.

Intermodalidad y tecnología avanzada
A diferencia de otros vehículos con ruedas, la bicicleta puede plegarse. Por ello, el desarrollo del concepto actual de bicicleta plegable se ha convertido en una pieza clave de la libertad en la movilidad. Una bicicleta plegable se puede llevar como una maleta en cualquier medio, en el tren, en el barco, etc. No deja de ser un bulto más en el equipaje. Se puede depositar en cualquier sitio ocupando poco espacio y, según el diseño, permite una adecuada circulación tanto en rutas urbanas como interurbanas.  

La idea de la bicicleta plegable ha evolucionado de forma incesante desde finales de los años setenta, principios de los ochenta, cuando aparecen los primeros modelos realmente plegables. Como cualquier otra nueva idea, costó bastantes años entender la necesidad. Algunos incluso pensaban que se trataría de un producto efímero, exclusivo, para coleccionistas de extravagancias. Sin embargo, la idea que motivó a algunos de sus diseñadores y empezó a explotarse fue su principal baza: la intermodalidad (commuting) en la amplia red de transportes públicos y privados. Con esta filosofía de ofrecer vehículos integrables en el sistema de transporte colectivo, empezaron a rodar las principales marcas de bicicletas plegables.

Los desarrollos tecnológicos no han faltado en las bicicletas plegables. Hoy una bicicleta plegable puede ir equipada con un cambio de 21 velocidades y ser tan ligera que compita en todos los terrenos con las bicicletas convencionales. Hay bicicletas plegables de montaña, urbanas y de paseo y hay bicicletas plegables eléctricas. Las ventajas residen en la posibilidad de que nuestro vehículo nos acompañe en todo momento. Cuando una bicicleta viaja, por ejemplo, en el tren, significa que al llegar a la estación de destino uno se baja y ya sale pedaleando. No hay esperas y realmente es una forma de movilidad ágil y útil.

Para la bicicleta plegable no hay límites en la medida en que, por las dimensiones de plegado, la mayor parte ocupan lo que una maleta de viaje mediana. Además, existen fundas protectoras que disimulan las dos ruedas. Todavía hay algunas compañías de transportes que no toleran que en su “medio de transporte público” -ya sea un bus, un tren, el metro, etc.- pueda encontrarse un vehículo. En estos casos es imprescindible la funda protectora. También es cierto que en determinadas compañías de transporte pueden cobrar billete a la bicicleta si esta no va “escondida” en su funda. Está claro que no pueden husmear en el interior de un equipaje particular. Sin embargo, las compañías aéreas pueden cobrar extras si intuyen que es una bicicleta plegable o bien pueden argumentar que tienen tamaño extra. Si uno tiene que viajar en avión a menudo con la bicicleta, es aconsejable una bicicleta con un plegado de mínimas dimensiones que hoy por hoy sólo ofrece una marca.

Mientras el precio del petróleo sube y la crisis climática se agrava, está claro que la bicicleta aumenta su demanda. Lógicamente, las bicicletas plegables representan un porcentaje muy bajo respecto a la bicicleta convencional. Pero en las ciudades es importante que uno, antes de adquirir una bicicleta, reflexione sobre las ventajas de pagar algo más pero de apostar por una plegable. Además, algunas bicicletas plegables se articulan en unas pocos segundos. Otras tienen la ventaja de su mínimo peso y eso hay personas que por su constitución física lo agradecen.


Ordenador portátil y bicicleta plegable
De los ordenadores portátiles se dice que se paga más por menos si se compara con las prestaciones de una convencional torre o ordenador de sobremesa. También se argumenta de los ordenadores portátiles que son más difíciles de ampliar o de mejorar sus prestaciones. Lo que no se dice es que consumen hasta 4 veces menos que uno de sobremesa con pantalla y que nos permiten disfrutar de sus prestaciones con más libertad. El precio de la libertad tiene su cuello de botella, porque la demanda de portátiles es baja en proporción a los ordenadores convencionales. En el mundo de las bicicletas plegables sucede algo parecido.

Algunos tópicos

La bicicleta plegable es más cara y puede tener menos prestaciones que una convencional. Sin embargo, esto es algo que forma más parte del mundo de los tópicos que de la realidad.
-Una bicicleta plegable de calidad tiene mejor ergonomía que algunas bicicletas convencionales.
-Una bicicleta plegable puede tener un desarrollo en marchas mejor que una bicicleta convencional.
-Una bicicleta plegable puede resultar cómoda y duradera como otra que no tenga el sistema de plegado, al que se considera siempre la parte débil.
-Una bicicleta plegable permite una usabilidad mucho mayor que una bicicleta convencional. En otras palabras, que puede ser de utilidad en un gran número de ocasiones, incluso como bicicleta de transporte.
-Una bicicleta plegable puede incorporar un número similar de tecnologías avanzadas, tanto en materiales como en componentes, de los que se encuentran en el mundo de la bicicleta convencional (por ejemplo, pedaleo sin punto muerto, cambios internos de gama alta, dinamos de buje, cuadro de titanio o duraluminio, etc.).

La bicicleta plegable, pues, nos abre un mundo de posibilidades, de la misma forma que el ordenador portátil nos permite trabajar en aeropuertos, en el campo, en el espacio más acogedor de nuestro hogar. La bicicleta plegable puede convertirse en nuestras segundas piernas en todo momento y facilitarnos nuestra vida, ahorrando tiempo. No hay que aparcarla o llevar el peso extra de los sistemas antirobo (un buen sistema antirobo se basa en la densidad del material de la horquilla o cadenado como único medio para evitar su fácil rotura por parte del ladrón).

A estas alturas uno puede pensar que estamos haciendo apología de la bicicleta plegable. Nada más lejos, sólo queremos poner razones sobre una posibilidad en el mundo de las ruedas, especialmente para los que valoren la bicicleta como sistema de transporte urbano en grandes metrópolis. En ciudades medianas o pequeñas, tanto por el urbanismo como por las realidades del tráfico, será más idóneo escoger una buena la bicicleta urbana (citybike).


El precio del espacio y las rebajas en el mundo de las bicicletas
La razón del espacio que puede ocupar una bicicleta en nuestro hogar es otra razón clave a considerar. A más de 2.500 euros/el metro cuadrado de una vivienda barata (precio medio de referencia en España en el 2006), nuestra bicicleta convencional -si debemos guardarla en casa- se nos está disfrutando lo que seguro nos cuesta mucho esfuerzo mantener: nuestro hogar (con hipoteca, en alquiler o simplemente en impuestos). Frente a esta realidad, la bicicleta plegable aporta todo su potencial. Sólo valorando el alquiler o hipoteca de un piso de 60 m2 (supongamos unos 600 euros mensuales) el espacio que ganamos con una plegable respecto a una convencional nos permite disponer de 3 veces más de espacio (la proyección en superficie de una bicicleta convencional es tres veces superior -0,6 m2- a la de una plegable). En otras palabras, el espacio que ocupa nuestra bicicleta se lleva algo más de 5 euros mensuales. Si, en realidad, por la falta de medios (ascensor, escalera estrecha, barrio inseguro), debemos colocar nuestra bicicleta en un parking (15 euros/mes) amortizamos una plegable de 900 euros en 5 años, cuando su vida útil puede sobrepasar los 25 años. Si consideramos el ahorro en transportes públicos que la bicicleta plegable nos permite por su capacidad de intermodalidad (según sea nuestra necesidad de transporte) la amortización de la misma puede sucederse antes de 2 años.

Temperatura corporal y aguaceros esquivados
Una de las principales críticas a la bicicleta convencional por parte del público más exquisito es que con el pedaleo se suda y que si uno va a trabajar y al salir llueve pues no se va a poner echo un zorro. Aunque esto no sea del todo cierto (hay sistemas para usar la bicicleta bajo la lluvia), sí que vestir un traje caro e ir en bicicleta puede parecer algo incompatible a primera vista.

Con una bicicleta plegable somos independientes de las inclemencias meteorológicas. Uno puede salir en bicicleta a primera hora de la mañana con destino a trabajar cuando el calor todavía es soportable y al mediodía volver con transporte colectivo climatizado y la bici plegada entre las manos. Si el regreso es por la noche, con algo más de fresco, pues a pedalear nuevamente. Lo mismo sucede con la lluvia repentina debido a la propia variabilidad meteorológica. Uno puede salir de casa un día nublado y al tener que volver pues que diluvie a mares. Nuestra bicicleta plegable está protegida en el interior, a nuestro lado y, para regresar a casa, simplemente podemos tomar un autobús, el metro, el tren, un taxi, etc. y seguir vistiendo con el traje y la corbata o el vestido chaqueta con falda.

Otro aspecto importante en cuanto a la temperatura corporal puede tener como razón alguna deficiencia física. En el mundo plegable hay bicicletas con sistemas de apoyo al pedaleo eléctricos por poco más de 15 kg de peso (lo que puede pesar una bicicleta convencional equipada mínimamente). Con un sistema de ayuda al pedaleo, el esfuerzo a realizar es menos de la mitad. Tampoco debemos obviar otro condicionante de la “temperatura coporal”: el ansia para no ser víctimas del robo a pesar de todas las precauciones. Nuestra bicicleta plegable está libre de este riesgo, a no ser que seamos unos despistados o inconscientes, que dejamos nuestras permanencias sin atención alguna (aunque esto le sucede incluso al más ecologista).

En todas estas consideraciones hay como mar de fondo que las bicicletas plegables nos permiten vestir y pedalear a nuestro aire. Pero que conste que el bien vestir no es una exclusividad de las plegables. Con una bicicleta convencional citybike podemos igualmente ir trajeados si está convenientemente equipada (cubrecadenas, guardabarros, barra mixta o baja, etc.).

Respecto al desarrollo, todo depende del diseño de la bicicleta plegable. Los cambios internos son ideales en una plegable y un cambio de 5 o 8 velocidades pues mucho mejor. Sin embargo, también los bujes con más marchas son algo más pesados. Al igual que pasa en una moto urbana que lleva una rueda pequeña, o un coche que utiliza dirección asistida, la bicicleta plegable de rueda pequeña mejora nuestro ángulo de giro y hace más fácil la maniobrabilidad de nuestra bicicleta. También esta rueda de menor diámetro mejora nuestra aceleración y nuestros cambios de ritmo, haciéndonos más fáciles, rápidos y descansados nuestros desplazamientos urbanos.


Uno puede pensar en una bici plegable…
Primero, cuando queremos adquirir un vehículo no por capricho, sino porque atiende a una necesidad sobre la que hemos reflexionado. Sólo en este momento estaremos dispuestos para no valorar simplemente el precio. Es cierto que hay bicicletas plegables baratas, pero su calidad entonces es muy deficiente y han sido diseñadas para cumplir con el estúpido eslogan (aunque lamentablemente cierto: en este caso, las “bicicletas plegables de 100 euros son para el verano”).

Una buena bicicleta plegable es más cara. Pero en lo que no pensamos es que su duración va a ser mucho mayor que la de una bicicleta convencional. La intemperie, el riesgo de robo y, en general, que compremos una bicicleta convencional más barata y, por tanto, sin la suficiente calidad para el desgaste que nos queramos proponer, nos da como realidad que la media de vida de una bicicleta no plegable de gama mediana o baja no supera los 8 años. Por el contrario, la vida media de una bicicleta plegable supera los 15 años. Pensemos además que la experiencia demuestra que una plegable de calidad permite un kilometraje de más de 5.000 km/año y centenares de plegados sin problema alguno. Algunos fabricantes garantizan el cuadro en 5 años y otros simplemente los fabrican casi indestructibles.

Es evidente que cuando consideramos la adquisición de una bicicleta no valoramos todos estos argumentos. Si no disponemos del dinero, incluso solicitar un crédito al consumo, o mejor un microcrédito, nos sale a cuenta. Aunque en esto del microcrédito queremos aprovechar la ocasión para denunciar la poca sensibilidad de la llamada banca ética de nuestro país, que no considera que adquirir una buena bicicleta sea una actividad socialmente beneficiosa (ahorra emisiones, factura sanitaria, requiere de inversiones en infraestructura menores, etc.), de compromiso por el usuario (actitud ética responsable) y rentable socialmente. Todas estas ventajas las cumple una bicicleta plegable de calidad. Sería pues deseable que, como una inversión personal éticamente responsable, una pudiera disponer de un microcrédito si así lo requiere un usuario.

Que conste que, como amantes de las bicicletas, en esta sección no pararíamos de ensalzar a las citybike que se están fabricando con materiales de calidad y prestaciones inmejorables. Que es cierto que andar todo el día con la bici plegable a cuestas puede ser un engorro. Que conste que el pedaleo estable de una citybike bien diseñada es un placer sin paragón. Que conste que en una plegable nunca podrás llevar a tu pareja en pleno enamoramiento sentada en el cuadro frente a ti. En fin, buenas razones para ir en bicicleta es lo importante y, a la hora de escoger, pues esperemos que estas reflexiones ayuden a más de uno a quedar satisfecho rodando con energía renovable.

Artículo interesante:

Bicis para el cambio (publicado en integral)

 

Algunos links interesantes sobre fabricantes de bicis plegables
Dahon
Brompton
Strida


Modificado
09/02/2017

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