Lubricantes ecológicos para bicicleta

Una bicicleta se compone de un montón de piezas móviles de metal, muchos de los cuales están articuladas entre sí. Estas partes móviles precisan de una substancia lubricante para que el rozamiento entre las piezas metálicas se menos agresivo, de forma que se consigue una mayor duración de las piezas.

La cadena de la bicicleta es un elemento que hay que periódicamente lubricar y para ello es preciso emplear productos no agresivos para el medio ambiente.

Muchas de las piezas engrasadas no están a la vista, como sería la caja de pedalier, el rodamiento de la tija de dirección o los engranajes del cambio interno. El adecuado mantenimiento de estas piezas que vienen de fábrica engrasadas y no están pensadas para un mantenimiento constante, debe ser realizado por un profesional de la mecánica de bicicleta que están capacitados para desmontarlos, limpiarlos y volverlos a engrasar para un largo período de uso. Pero, luego hay otras que están expuestas al aire libre, como es el caso de la cadena, las piezas del cambio externo, las manecillas del freno, etc. Pero, de entre todas las piezas la más afectada por las fuerzas de rozamiento es la cadena que recibe toda la fuerza de nuestras piernas y que es el principal mecanismo que da movimiento al pedaleo. Actualmente, algunas bicicletas empiezan a incorporar otros sistemas de transmisión además de las cadenas metálicas, correas de caucho o incluso algunas se equipan con cardanes.

Una alternativa a la tradicional cadena de bicicleta es la transmisión por correa de caucho.

Con el uso diario de la bicicleta como sistema de transporte urbano, la cadena incorpora polvo y otras partículas que por un lado incrementan la abrasividad entre las partes móviles y por el otro con la lluvia y otros elementos climatológicos inciden en el desgaste de la misma. La lubrificación de la cadena pues la reviste de una sustancia viscosa que reduce el impacto del polvo y mantiene húmeda la cadena con lo cual se mejora la duración de este componente básico.

Para el mantenimiento de nuestra bicicleta podemos usar productos menos que no implican el uso de derivados del petróleo.

La tarea pues de engrasar o lubricar especialmente la cadena, palancas de los frenos, los pedales, el cambio de velocidades, etc. es una responsabilidad del usuario de la bicicleta aunque puede solicitar el asesoramiento de un profesional. Con esta actividad, conseguimos reducir el desgaste de las piezas.

Para saber cuando una cadena necesita lubricante basta con fijarse en la misma. En primer lugar, notaremos que chirría. También podemos apreciar oxidación o en general ver que toda ella tiene un matiz mate, sin brillo alguno. (Lógicamente, si usamos la bicicleta por caminos con barro, es conveniente al terminar nuestra salida de limpiar con agua bien toda la bicicleta y especialmente la cadena y engrasarla).

La cera para la cadena una vez se ha distribuido hay que dejarla reposar unos minutos.

Los lubricantes para bicicleta, mayoritariamente son los mismos o similares a los que utilizan el resto de vehículos motorizados. Sin embargo. disponemos de algunos productos biodegradables y menos agresivos para el medio ambiente que la mayoría de los lubricantes derivados del petróleo. Uno de estos son las ceras lubricantes de base natural y biodegradable. Su composición aporta una capa protectora que no sólo permite mantener limpia la superficie expuesta al movimiento sino que además minimiza el desgaste por rozamiento entre las partes móviles.

 

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Ejemplos de lubricantes biodegradables para la cadena de la bicicleta.

Una cera lubricante biodegradable nos indica que más del 60% de las sustancias grasas que contienen se degradan de forma natural en 28 días. Por tanto se trata de productos que no son tóxicos cuando se usa en cantidades y aplicaciones según lo previsto ni contienen sustancias volátiles cancerígenas o peligrosas (HAP).

 

Las ceras lubricantes no se seca y aplicada sobre la cadena una vez está limpia y no hay película grasienta se agarra a la unión de los metales facilitando el rodamiento de las partes móviles. Además evitan atraer y absorber del polvo lo cual contribuyen a una mayor duración de la acción lubricante.Las ceras son también impermeables, silenciosas y una aplicación durable, aunque algo más a menudo que los lubricantes líquidos orgánicos contaminantes. Si uno piensa que usando su bici ya está contribuyendo al medio ambiente, pues debe saber que en el engrase también tiene una importante responsabilidad ambiental dado que la mayor parte de los productos profesionales son derivados del petróleo y contaminantes.

También algunos fabricantes han elaborado lubricantes ecológico para la cadena que es biodegradable y cuya base es aceite vegetal, en concreto, de colza, en lugar de un aceite orgánico de síntesis química basada en el petróleo. El empleo más adecuado del producto lubricante ya sea cera natural o aceite vegetal dependerá también del uso que le damos a la bicicleta y de si la meteorología es más húmeda. Pero en cualquier caso para el uso urbano convencional la lubricación de la cadena con ceras es más que adecuada y además tiene la ventaja que no mancha, algo interesante, especialmente sino llevamos cubrecadenas.

Fotos y textos: Fundación Tierra.

 

Canviat
09/02/2017

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