Econoticias, 22 la burbuja química del hogar




22
Semana del 16 al 29 de febrero 2004 

Internacional


Los hogares europeos bajo el veneno de la burbuja química doméstica 

 

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Econoticias 22, hogar quimico


Vivimos sin darnos cuenta rodeados de una burbuja química como resultado de las sustancias volátiles que emanan de detergentes, cosméticos, electrodomésticos, muebles, cortinas, alfombras, etc. Sustancias tóxicas, que sin ir más lejos se evaporan lentamente de la pintura de paredes y otros elementos decorativos.

Muchas de estas sustancias nos pasan desapercibidas y aunque son tóxicas y posiblemente cancerígenas, no es nada fácil ni detectarlas ni dilucidar sus efectos sobre la salud. Sin embargo, los científicos cada día aportan nuevos datos sobre estas sustancias. Hace unas semanas la Universidad de Reading informaba de que en muestras de tumores de mama se habían encontrado vestigios de propilparabene, presente en determinados desodorantes. Sus efectos se centran en lo que se denomina disruptor endocrino. Se trata de sustancias que emulan o ocupan el puesto de nuestras hormonas. Así se sabe que los parabenes provocan un descenso en la producción de esperma masculino. La pérdida de calidad del esperma en el hombre viene siendo advertida desde 1989 por los científicos y su resultado es el descenso en la fertilidad de muchas parejas.


Curiosamente, mientras en el exterior nos acechan los gases invernadero, el monóxido de carbono o hidrocarburos diversos, en el interior de nuestro hogar la invasión química es tal que puede acabar tanto o más contaminado que el medio ambiente exterior. Un informe reciente de Greenpeace advertía que en cada gramo de polvo del hogar se halla un miligramo (una parte por cada mil) de cinco tóxicos químicos peligrosos. El informe, de carácter europeo, incluía 22 muestras en cinco zonas de España. En otro informe menos reciente, Greenpeace advertía que había hallado ftalatos, aditivos para reducir la rigidez de plásticos como el PVC en pijamas. Estas sustancias se señalan como disruptores endocrinos que dañan los órganos reproductores e interfieren en el crecimiento y en el sistema inmunológico. Sin embargo, en España los ftalatos sólo han sido prohibidos en mordedores, tetinas y chupetes para niños menores de 18 meses, porque causan daños en el hígado, los riñones y los testículos.

Las sustancias químicas emanan de pinturas, aparatos electrónicos, pegamentos, cosméticos o juguetes, pero también de los detergentes y otros productos de limpieza de la casa los cuales expanden numerosos productos tóxicos. Su uso se justifica por diversos motivos, ya sea para mejorar la calidad de los plásticos, fijar perfumes, retardar el fuego o acabar con los ácaros. Sin embargo, con el tiempo, se volatilizan, se descomponen y algunos persistirán por décadas o siglos en el medio ambiente.

Todos ellos tienen la capacidad, precisamente, por ser volátiles de penetrar a través de la piel, las vías respiratorias y el torrente sanguíneo. Lo más preocupante es que algunos tienen la capacidad de bioacumularse. Sustancias cancerígenas como el triclosán usado en dentríficos y detergentes como bactericida ha sido detectado en la leche materna. Las tóxicos se acumulan en nuestros hogares a un ritmo trepidante. Los almizcles artificiales de algunos ambientadores se liberan y al ser inhalados o absorbidos por la piel acaban formando parte de nuestro cóckel biológico. El principal problema es no tanto su exposición en un momento determinado sino su permanente presencia en nuestro ambiente. Las sustancias bromadas, empleadas para retardar las llamas en aparatos electrodomésticos, en tapicerías y cortinas o los compuestos a base de estaño, empleados como fungicidas en alfombras y moquetas, están incluidos en las listas de disruptores endocrinos.

Lo más preocupante es que amparados en la sacrosanta estadística los científicos retardan cualquier conclusión ejecutiva que facilitase su prohibición a tiempo. De las más de 130.000 sustancias químicas presentes en el mercado tan sólo de unas pocas se identifican como cancerígenas y mutagénicas. Sin embargo, las consecuencias que su uso puede conllevar para la salud de los humanos o el medio ambiente es prácticamente desconocida en la mayoría. La situación puede cambiar (a partir del 2005) con la directiva europea Reach (registro, evaluación y autorización de productos químicos). Se supone que con este procedimiento normativo más estricto las sustancias podrán ser prohibidas con más facilidad. Sin embargo, los grupos ecologistas advierten que someter a este fabuloso arsenal químico legal a revisión puede conllevar años y mientras puede que el daño ya sea irreversible.

 



Canviat
09/02/2017

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