Convivir para perdurar

Este libro quiere contribuir al debate sobre la mejor forma de organizar la vida social para satisfacer las necesidades humanas sin provocar exclusiones y respetando los límites naturales. Convivir para perdurar, coeditado por CIP-Ecosocial e Icaria, aborda los conflictos que surgen entre los diferentes grupos sociales derivados de la desigual apropiación de la naturaleza y propone un modelo de convivencia basado en una sabiduría orientada a la sostenibilidad. A lo largo de 21 artículos, distintos autores reflexionan sobre la relevancia de los aspectos culturales de nuestra sociedad en los procesos de deterioro ecológico y en las relaciones sociales.

El libro está compusto de tres partes. En la primera se abordan los conflictos que surgen entre los diferentes grupos sociales derivados de la desigual apropiación de la naturaleza. En la segunda introduce ciertos elementos que precisamos para construir un conocimiento y una sabiduría orientados hacia la sostenibilidad y en la tercera se reivindica el importante papel que pueden desempeñar al respecto las artes, la comunicación, la educación y la cooperación cultural. Abandonar los errores y los excesos de pensamiento reduccionista moderno exige estrenar una nueva mirada sobre el mundo que no escamotee la complejidad de los ecosistemas físicos y sociales y que permita, por otro lado, descubrir, recuperar y albergar conocimientos y valores que han revelado una profunda sabiduría ecológica a lo largo del tiempo.

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Título: Convivir par perdurar
Coordinador: Santiago Álvarez Catalapiedra
Editorial: Icaria Editorial
Colección: Antrazyt, 341
Barcelona, 2011.

Convivir para perdurar plantea que las respuestas individuales y locales no son la solución a unos problemas que son globales. Sin embargo, la globalización nos ha revelado que la humanidad forma parte de una comunidad de destino y que esta interdependencia nos permite tener conciencia de especie de manera que la identidad de las personas no surja solo de la pertenencia a una nación, cultura, clase social, religión, ideología sino también para de un especie biológica dotada de una historia y necesitada de un futuro, y con una existencia ligada al resto de los seres vivos que integran el hábitat planetario y, por supuesto, en íntima conexión con el planeta mismo.  En pocas palabras, que debemos aprender a convivir para perdurar.


Crear una conciencia de especie y repartir equitativamente los recursos
Los conflictos socioecológicos son a su vez conflictos culturales en la medida en que reflejan diferencias en las formas de valorar las mismas cosas. Aprender a convivir es también aprender a resolverlos. Las pugnas distributivas por los servicios limitados, además de los desarrollos posteriores de la actividad sobre ellos, generan diferencias económicas, sociales y ecológicas. El primer paso para la reorganización humana es una conciencia de especie, y buscar el reparto equitativo de los recursos, que trascienda los esquemas individualistas, la satisfacción egoísta y el consumismo desenfrenado. Para lograrlo es preciso construir un conocimiento basado en las sabidurías ecológicas.


La actual situación de deterioro ecológico y social necesita un nuevo marco cultural
Las continuas agresiones cometidas contra el medio están muy relacionadas con la representación que el ser humano tiene de sí mismo en relación con la naturaleza: ese actor que ha incrementado su capacidad de transformar su entorno mediante el desarrollo de la tecnología hasta llegar a la encrucijada de los límites del propio sistema. El resultado de esta dinámica mundial, ha revelado la incapacidad generalizada para afrontar problemas como el calentamiento global, el deterioro ecológico, las migraciones, el terrorismo y la crisis financiera.

La cultura, que enmarca significados, modelos, valores y relaciones de poder, sirve para profundizar en las razones que han llevado a la sociedad a la encrucijada actual. Ante la situación inédita de deterioro ecológico y social, se ve la necesidad de un nuevo marco cultural que nos permita repensar nuestro lugar e identidad en relación con la naturaleza.

La convivencia debe resolver los conflictos y encaminar a la humanidad hacia una sabiduría aplicada a la sostenibilidad ambiental. Es necesario cuestionar los supuestos sobre los que descansa el modo de vida actual, ecológicamente agresivo, autocomplaciente y con escasa voluntad autocrítica. En esa línea, resulta clave dar un importante papel a las artes, la comunicación y la cooperación cultural.

La educación, orientada hacia estos valores, permitirá asentar las bases de una nueva sociedad, más solidaria y capaz de afrontar los problemas globales. En el libro Convivir para perdurar se desgranan todos estos puntos y se ofrecen caminos hacia el cambio, la única respuesta a los retos del futuro.

 

 

 


 

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09/02/2017

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