MOX el reciclaje del plutonio militar

Reproducimos en este artículo un extracto del capítulo del libro Fukushima, el declive nuclear el cual denuncia que tras el accidente de Fukushima el "lobby" atómico conspira para frenar el inevitable declive de las centrales nucleares. Una de estas tramas es el combustible radioactivo MOX que se documenta a continuación.

El peor escenario previsto en una central nuclear es la fusión del núcleo del reactor. El famoso informe Rasmussen del Comisariado de Energía Atómica de los Estados Unidos (AEC), elaborado en 1974, estimaba que la probabilidad de un accidente de fallo del sistema de refrigeración, tal como se inició la catástrofe de Fukushima, sólo podía darse una por cada 17.000 años-reactor. El caso de una fusión podría producirse cada ocho años y medio con un parque nuclear de 2.000 a 3.000 reactores en funcionamiento en todo el mundo. El informe, dirigido por el profesor Normann Rasmussen y elaborado por el MIT, fue financiado por las empresas electronucleares e impulsado por James Schesinger, presidente de la AEC, ex director de la CIA y ex consejero de asuntos energéticos del presidente Carter. Auténtica máquina de guerra contra los opositores a la nuclearización, el Rapport Rasmussen, también llamado WASH-1.400, concluyó diciendo que existían 63.000 posibilidades más de riesgo de morir en un accidente de coche que de un accidente nuclear grave, tan probable como la destrucción de un barrio entero por un meteorito.

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Portada del libro publicado por Editorial Icaria sobre la trama de la industria nuclear.

En Fukushima, con la fusión no de un núcleo sino de tres, informes como el Rasmussen, que todavía suele citar el “lobby” atómico, quedaron ridiculizados.

Pero lo más grave de lo sucedido en la central japonesa se supo cuando se produjo la explosión y fusión del núcleo del reactor número 3. La opinión pública internacional con dos semanas de retraso se enteraría que el corazón de este reactor funcionaba con MOX, una mezcla de uranio 235 y plutonio 239 ( de un 5% a un 7%).

El MOX lo constituían 32 haces de los 514 que contenían las barras de combustible. El riesgo de una polución importante de plutonio, el más violento veneno jamás fabricado por el hombre, cundió en los medios científicos y ecologistas más conscientes. Su fuerte radiactividad alfa y gamma son tales que una millonésima de gramo inhalado produce inevitablemente la muerte por cáncer entre 5 y 15 años. El plutonio es particularmente nocivo cuando penetra en el organismo por la vía pulmonar.

La fusión del tercer núcleo de Fukushima comportó la creación de un magma de uranio y plutonio, el “corium”, que lentamente se colocó en el fondo del reactor amenazando con hundirse en la base y contaminar el subsuelo y las aguas subterráneas. La temperatura del “corium” alcanzó los 2.000 grados centígrados. Al fundir en hormigón a 700 grados centígrados se temió que el magma atravesara las paredes y se hundiese en el subsuelo. La obsesión de Tepco era intentar enfriar este magma para que no se produjese el “meltdown”. Para ello emplearía todos los dispositivos posibles para lanzar centenares de toneladas de agua sobre las cubas.

El accidente descubrió la realidad de un extraordinario mercado mundial de plutonio procedente de los usos militares y ahora apto para el reciclaje como combustible nuclear, después de pasar por centros especializados de retratamiento, especialmente ubicados en Francia. De esta forma los stocks de plutonio destinados a las ogivas militares y a las pruebas atómicas en la atmósfera y subterránea, hoy abandonadas por simuladas en laboratorios, facilitaban uno de los negocios más onerosos del siglo.

En Francia los principales centros de fabricación del MOX se hallan en la Hague, en Normandía; Caradache, en Bouches-du-Rhône, y en Marcoule, en la región del Gard (fábrica Melox), pero existen también instalaciones en Bélgica y Gran Bretaña. Estos centros producen un total de más de cien toneladas al año. Los principales clientes de MOX son China y Japón que se plantean el desarrollo de reactores rápidos y centrales que lo utilicen como combustible. Melox produce más de 120 toneladas de MOX al año, una parte destinada a los reactores BWR del Japón, como el reactor número 3 de Fukushima.

La industria electronuclear considera que uno de los atractivos del MOX es que puede utilizarse para reciclar parte del plutonio militar, resolviendo un problema de almacenamiento y contribuyendo a la no proliferación. Pero el “lobby” atómico oculta que el problema se repite en el ciclo civil, con riesgos añadidos y nuevos residuos que han de ser almacenados. El período de semidesintegración del plutonio es de 24.000 años y en consecuencia su transporte comporta extremas medidas de seguridad especialmente para evitar acciones terroristas.

El movimiento ecologista y antinuclear ha denunciado que el MOX incrementa el riesgo debido al transporte de plutonio militar a los centros de retratamiento, que en algunos casos hay que efectuar por vía marítima y transatlántica. Esta es la posición de la asociación “Sortir du nucléaire” y del colectivo Stop-Melox.

El MOX irradiado es mucho más radiactivo que el combustible irradiado producido en los reactores clásicos. Presenta una radiactividad alfa de 27.000 becquerelios por tonelada, mientras que un MOX irradiado emite una radiactividad alfa de 5.500 becquerelios por tonelada. El calor de los MOX irradiados es mucho más elevada que los residuos que contienen sólo uranio (UOX) y, un gran inconveniente, tardan mucho más tiempo en enfriarse (cerca de cien años).

La tragedia de Fukushima se enmarca en la trama del comercio mundial del MOX. El reactor número 3 funcionaba con este combustible procedente del contrato de Tepco con Areva y que había llegado al archipiélago procedente de Cherburgo y mediante un transporte marítimo denunciado por las principales organizaciones ecologistas europeas y por los países del Pacífico Sur.

Extracto del capítulo 5 del libro Fukushima, el declive nuclear, de Santiago Vilanova publicado por Editorial Icaria (Barcelona, 2012). El libro se presenta en Barcelona el día 12 de marzo.

 

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09/02/2017

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