Brasil se sube al club nuclear




Brasil se sube al club nuclear



Internacional

Brasil se sube al club nuclear


Brasil pone en marcha una planta de enriquecimiento de uranio








Junio, 2006. A veces los analistas se olvidan de la historia. La nuclearización del Brasil si bien es relativamente reciente tiene sus raíces en el sueño por el poderío militar. En 1953 el almirante brasileño Álvaro Alberto se reunió en Alemania con prestigiosos científicos para conseguir al margen de la legalidad internacional, tres unidades de enriquecimiento de uranio. Las centrifugadoras nucleares le fueron confiscadas por la Comisión de la Energía Atómica de Estados Unidos del mismo modo que en España la Guardia Civil pescaba electrónica de consumo salida de Andorra en los ochenta…

Actualmente, Brasil, con el visto bueno internacional, dispone de una central nuclear en la costa al sur de Río de Janeiro, en Angra dos Reis, la Central Nuclear Almirante Álvaro Alberto con dos reactores: Angra I (inaugurada en 1982) y Angra II (en funcionamiento desde el 2000). En Resende (en el Estado de Rio de Janeiro que ha sido un polo industrial metalúrgico, pero también sede de Indústrias Nucleares do Brasil (INB) que desde 1988 investigan con materiales radioactivos), en este centro de investigación que funciona des de hace años finalizó su sueño en mayo del 2006 poniendo en marcha una unidad de enriquecimiento de uranio con dos centrífugas que pasan el 0,72 % de uranio 235 del uranio mineral al 3,5 % suficiente para ser utilizado como combustible nuclear y abastecer los reactores de Angra I y II). La unidad de enriquecimiento de uranio de Resende atenderá hasta el año 2010 el 60% de la demanda de combustible nuclear de los dos reactores brasileños ahorrando al país cerca de 11 millones de dólares cada 14 meses. Sin embargo, a nadie se le escapa el verdadero motivo para las plantas de enriquecimiento. En este sentido a revista Science publicó a finales del 2004 un artículo firmado por Liz Palmer y Gary Milholin, donde se valoraba que la capacidad de producir uranio enriquecido de la planta de Resende sería suficiente para producir hasta seis ojivas nucleares por año. Pero continuando con el compromiso energético se argumenta que para el 2015, se prevé que pueda procesar el 100 % e incluso  exportar uranio enriquecido algo que ahora sólo pueden realizar cinco empresas (una norteamericana, otra rusa y dos europeas) pero que entre todas ellas mueven 11.000 millones de dólares al año.


En esta realidad no obvia que en Brasil se cuece algún cocido nuclear, dado que la producción atómica a penas llega al 3 % de su consumo actual. La pretensión del gobierno es iniciar la construcción de un tercer reactor en Angra a finales del 2006 y subir a que represente el 7 % del consumo total del país. Pero no todo son voces positivas a favor del desarrollo nuclear. El diputado Edson Duarte presentó a primeros de año un informe  que denunciaba irregularidades administrativas en los reactores y alertaba de que se incumplían los códigos de seguridad de la Agencia Internacional de la Energía Atómica además del riesgo de los ocho depósitos ilegales de residuos radiactivos que almacenan ya 20.000 toneladas.

Todos los argumentos para la nuclearización se basan en las predicciones de consumo energético y que no podrían ser atendidas por el parque de centrales hidroeléctricas que aportan más del 95 % de la energía eléctrica. Al otro lado las entidades ecologistas denuncian la oportunidad de apostar por las renovables y que el oportunismo nuclear sólo puede tener intenciones políticas y militares a pesar de que Brasil no guerrea desde 1870 con sus vecinos.

Lo que ha hecho saltar la chispa respecto al Brasil nuclear es su presunta implicación en el tráfico de tecnología nuclear. En el antes mencionado artículo de Science sus autores afirmaban que el antiguo empleado de la empresa Man Technologie AG, Karl-Heinz Schaab, vendió ilegalmente proyectos de centrífugas para enriquecer uranio a Iraq y que se encontraba en Brasil en 1996, cuando el Gobierno alemán solicitó su extradición.

Brasil no ha sido siempre una democracia sino que ha estado bajo diversas dictaduras. Durante el poder militar de Ernesto Geisel se creó el Centro Experimental Aramar, localizado en Iperó, (Estado de São Paulo) sin ningún permiso internacional, para desarrollar reactores nucleares e investigar sobre el enriquecimiento de uranio. Durante el gobierno democrático de José Sarney, en 1986, se descubrió que en la base aeronáutica de la sierra do Cachimbo había pozos perforados de más de 300 metros como los de la base americana de Nevada donde se realizaron pruebas de explosiones subterráneas.  

Los analistas en las cuestiones nucleares reconocen que tras la negativa brasileña inicial a recibir a los inspectores de la AIEA es porqué algo se esconde. Nadie obvia tampoco que si Venezuela se lucra con el petróleo y Colombia con la cocaína, Brasil no quiere desaprovechar sus riquezas uraníferas. Por otro lado si el petróleo es la llave para retorcer la economía fósil mayoritaria, el uranio enriquecido atiza el fantasma del miedo ante la comunidad internacional.

Tráfico internacional de uranio desde Brasil

Brasil cuenta con la sexta reserva de uranio del mundo para el que se calculan unas 300.000 toneladas de uranio en su subsuelo, eso sin contar los yacimientos amazónicos más recientes, en especial en el estado de Amapá que hace frontera con la Guayana Francesa. La Policía Federal descubrió una trama de contrabando de uranio liderada por un libanés simpatizante de Hamas. El mineral sale camuflado con otras mercancías por las aguas tranquilas del río fronterizo Oiapoque, y desde la Guayana Francesa se distribuye a Europa, pero también hacia países africanos y Asia.

En la ciudad de Macapá la empresa Uniworld Mineração es la principal responsable del tráfico de material radiactivo que implica a cargos políticos de la administración brasileña. Uniworld Mineração y otras empresas mineras del grupo extraen toriatina, un mineral que contiene hasta un 10% de uranio y más del 75% de torio, otro material radiactivo utilizado en la construcción de componentes de armas nucleares. Las principales explotaciones de toriatina están todas ubicadas en el Estado de Amapá y no cuentan con los permisos en regla. El Gobierno brasileño ya ha sido advertido por los servicios secretos de varios países de que el uranio que sale de contrabando desde este país puede acabar en manos del terrorismo internacional. Las plantas de enriquecimiento por las que pugna Irán suponen un riesgo claro ante este descontrol del mineral radioactivo.



Canviat
09/02/2017

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