¿Qué sería más ventajoso invertir en tejados fotovoltaicos o en plantaciones de árboles?



 

Dicen que las renovables ahorran dióxido de carbono igual que los árboles. Me podrían decir qué sería más ventajoso: ¿invertir en tejados fotovoltaicos o en plantaciones de árboles?
Jesús (Barcelona)

El cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son dos grandes retos planetarios por causa de la acción humana sobre el medio natural. El zoológo inglés Gerald Durrell (1925-1990), famoso por sus libros de divulgación, escribió que "si cada persona del mundo plantara un árbol, Gaia estaría eternamente agradecida". Plantar árboles constituye una actividad que nos realza, porque es un recurso renovable que trasciende a nuestra vida y constituye un legado para las futuras generaciones.

La energía fotovoltaica se basa en un principio tecnológico descubierto a finales del siglo XIX por Becquerel, pero no fue hasta mediados del siglo XX que se consiguió convertir la radiación solar en electricidad mediante semiconductores a base de cristales de silicio, entre otras tecnologías. La producción de electricidad con energía fotovoltaica es una forma renovable que evita emisiones con efecto invernadero. La energía necesaria para generar un panel fotovoltaico está recuperada al tercer año de vida productiva del mismo y su duración produciendo energía eléctrica limpia se calcula que puede superar los 35 años.

Tanto para las plantaciones de árboles como para fabricar paneles fotovoltaicos se generan emisiones, pero en este aspecto no vamos a entrar debido a la complejidad de sus análisis. En principio, cualquier inversión que evite emisiones será bienvenida. Las plantaciones de árboles nos dejan un paisaje naturalizado que, además de absorber dióxido de carbono, genera oxígeno. Así, un sólo árbol produce 3 millones de litros de oxígeno al año, lo que equivale a la respiración de cinco personas.  Los paneles solares no generan oxígeno, pero se pueden colocar en espacios donde no es posible plantar árboles, como son las cubiertas de los edificios urbanos. Por otra parte, una correcta instalación de los mismos puede evitar una parte del gasto energético de climatización.

Para absorber 1 tonelada de CO2 se precisan 210 árboles. La fijación media de una hectárea de bosque en España puede variar entre los 500 kg /ha y año a 1,5 toneladas/ha y año. Los árboles capturan más CO2 cuando están en crecimiento que cuando alcanzan la madurez (1). El coste de una plantación es algo variable. Algunas empresas que proponen como inversión plantar árboles de madera noble ofrecen lotes de 10 a 15 árboles por unos 3.000 euros. O sea, que para tener estos 210 árboles que nos permiten absorber 1 tonelada de CO2 deberíamos invertir alrededor de unos 60.000 euros. Para compensar las 7,5 toneladas de CO2 por persona y año que producimos los españoles deberíamos plantar unos 1.575 árboles. Las maderas nobles producen una rentabilidad importante al venderlas en el momento de su corta.

Si nos miramos estos datos con la energía fotovoltaica, para ahorrar 1 tonelada de CO2 se precisa (con el número de horas de sol de media en nuestro país) de una potencia solar fotovoltaica de unos 2,3 kWp, que producen unos 2.900 kWh/año que, contando como media que cada kilowatio generado en España digamos que supone 350 g CO2/kWh, supone un ahorro equivalente a una tonelada de CO2. Una central solar fotovoltaica en una cubierta urbana de 2,3 kWp cuesta alrededor de unos 25.000 euros. La energía solar fotovoltaica está incentivada con ayudas del gobierno que, por ahora (2007), garantizan que las primas renten un beneficio de entre el 6 y el 8 % al final de un período de 25 años.

Aunque estos datos son tan sólo orientativos, sí que podemos afirmar que la inversión en energía solar fotovoltaica en las cubiertas urbanas supera con creces los beneficios ambientales secuestrando CO2. En el formato de las llamadas huertas solares, con seguidores solares plantados en terrenos improductivos, la rentabilidad económica es mayor y su beneficio ambiental también. Algunos argumentan que afean el paisaje, pero debajo de las mismas pueden crecer vegetales y albergar una rica fauna.

Está claro que a esta pregunta pueden dársele múltiples interpretaciones. La progresiva desforestación, así como la pérdida de biodiversidad, debería animar a la plantación de árboles, pero crear masas forestales como sistemas ecológicos, aunque renovables, tiene un coste de mantenimiento importante y una menor rentabilidad respecto a las plantaciones de maderas nobles. Sea como sea, la inversión en energía solar fotovoltaica debería ser una exigencia de las ciudades. Recordemos que el potencial de la energía solar es inmenso. Remitimos al informe Renovables 2050 de Greenpeace, al informe Renovables 100 % de la misma entidad o al estudio Catalunya Solar de la Fundación Tierra.

(1) Datos obtenidos del libro Responsarbolidad, de Jordi Bigues.



Canviat
09/02/2017

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