La estrella de la manzana

En la vida tomamos decisiones sin a veces saber las consecuencias. Adquirí mi primer ordenador personal en 1989. Fue un Apple Macintosh SE, me costó en la época unos 1.250 euros. Su precio era un 140 % de mi sueldo. A los dos años, en 1991 me ofrecieron la posibilidad de una actualización a SE/30 una máquina mucho más rápida y con más memoria RAM cambiando simplemente la placa madre y el frontal de la carcasa. Me costó, unos 525 euros. Esta máquina fue mi ordenador –portátil- hasta el año 2001 en que murió definitivamente por un fallo en la placa de vídeo. Durante todos aquellos años nunca visitó el servicio técnico. Lo guardo como un recuerdo emotivo, aunque sea un residuo. Adquirí al día siguiente un ibook G3, que me costó (con ampliación de memoria y un bundle del Office 97) sobre 1.400 euros; tuve con este portátil un inicio turbulento, pues tenía un defecto en el disco duro que no arreglaron en una primera inspección y que hizo que estuviera casi mes y medio en el servicio técnico. Finalmente, lo arreglaron pues estaba en garantía.

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Apple Macintosh SE/30. Mi primer ordenador.

Durante dos lustros mi ibook nunca más pisó el servicio técnico. Se descompuso el pasado 16 de junio 2010. El diagnóstico: fallo en la placa de vídeo. No hay componentes para arreglarlo y seguía con el sistema operativo Mac OS 9.2.  El disco arranca, pero no se ve nada; intentaré ver si se puede recuperar algo, que es más por nostalgia que por necesario, pues de todo tengo copia, excepto del último artículo aunque lo puedo rehacer. Había tenido ya algunas advertencias. Cuando llevaba sobre unas tres horas pico de trabajar en dos ocasiones se colgó. Pero no quedaba la pantalla fija, sino que te regalaba ver como esta iba diluyéndose frente a tus atónitos ojos y se perdía lo escrito en la oscuridad del universo de los bytes. Tras el alucine, al reiniciarlo volvía arrancar como si nada hubiera pasado. Sin embargo, la madrugada del miércoles, ya no se recuperó...

 

En los ordenadores, a menudo, hay algo de nuestra vida metida entre sus archivos. Y no sólo bytes, también emociones, trozos de textos, imágenes etc.  que nos han visto llorar, reír, escribir artículos para revistas, informes, y tantos y tantos documentos...En los últimos dos años ya no podía ni conectarlo a internet pues no había navegador alguno actualizable  para el sistema 9.2. Así que tiraba de lápiz de memoria para enviar los mensajes. Que en veinte años haya tenido sólo dos ordenadores en casa me ha dado una perspectiva más pausada de la vida respecto a los avances tecnológicos. Mientras a mi alrededor todo cambia a gran rapidez he podido conservar mis herramientas sin necesidad de actualizarme constantemente, al menos para lo más personal.

Diez años de buena compañía. Con este especial efecto dinámico en la pantalla del ordenador colgado se terminó mi ibook.

Un día antes de la muerte de mi ibook descubrí una nueva forma de ver las manzanas de la mano de un grupo de personas que hace años que están metidos en el estudio del saber ancestral. Con asombró pude comprobar que nos han enseñado a cortar las manzanas en dos mitades del tallo al hoyuelo, de arriba abajo. De este modo en su parte central aparece el corazón de la manzana con sus pepitas. Es la forma correcta de hacerlo según los cánones, y probablemente, nos dirán más fácil para comerla, pero con este sistema se nos impide ver el secreto de la manzana: su estrella íntima. Para ello basta cortar la manzana en sentido transversal. Tan simple y a la vez tan diferente. El resultado es la aparición de una estrella de cinco puntos, símbolo de la tierra, de la inmortalidad, de la perfección para los celtas, que consideraban a este árbol como uno de los siete árboles sagrados. Para la tradición judeocristiana la manzana es el símbolo del pecado, quizás por ello se nos enseña a cortar las manzanas en sentido longitudinal, de forma que no podamos admirar la belleza que deja el corte transversal produce y que anima a mirar las manzanas como un fruto puro. No es el único caso, en el que la humanidad se pierde de bellos espectáculos por no cambiar sus hábitos. Pero el caso del modo en que cortar la manzana  en si mismo es espectacular por su simpleza. Probablemente, imaginar otras posibilidades en todo lo que hacemos no es nada sencillo, y sin embargo es  imprescindible para tener otras opciones vitales. Desde los hábitos hasta la cultura, desde el propio desarrollo personal al influjo del entorno, la cuestión es que podemos gastar la vida de forma poco imaginativa cuando no imaginamos otras posibilidades. En cualquier caso, mis dos ordenadores de Apple me ayudaron a ver la vida de otra manera (Think different!) ni que fuera por las reflexiones volcadas en sus discos en miles de horas nocturnas.


Una forma diferente de ver la manzana. Con el lado izquierdo del cerebro, racional y práctico o con el lado derecho y descubrir la magia de la estrella que esconde una simple manzana.

A cada rato podemos cuestionar nuestro  estilo de vida. Como decía Albert Einstein “el ser humano es parte de una totalidad que nosotros denominamos el universo… Nos experimentamos a nosotros mismos, nuestros pensamientos y sentimientos, como algo separado del resto. Es una especie de ilusión óptica de la conciencia. Esta ilusión es una especie de presión para nosotros, que nos restringe a nuestros deseos personales y al afecto de las pocas personas que tenemos más cerca. Nuestra tarea debe ser la de liberarnos a nosotros mismos de la presión ensanchando nuestro círculo de compasión para abrazar a todas las criaturas vivas y la totalidad de la naturaleza en su belleza. El verdadero valor del ser humano queda determinado por la medida y el sentido en que ha obtenido la liberación del yo. Necesitamos una manera de pensar sustancialmente diferente si la humanidad ha de sobrevivir”.

 

Quizás es hora de tomar la simbólica manzana y antes de degustarla cortarla transversalmente y dejarnos seducir por la magia de la simbólica estrella de su corazón desde otra perspectiva. Ahora me toca buscar un nuevo ordenador, para mis cosillas, me basta un netbook. Pero me gustaría buscar una nueva herramienta que sea durable. Se habla mucho de sostenibilidad, y se practica poco… este es el problema.

 

Canviat
09/02/2017

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