Publicar en verde




Publicar en verde

Ambientalizar nuestras publicaciones requiere plantearse cuestiones como diseñar para el ahorro de papel, escoger papel reciclado y certificado FSC, o tratar de solicitar tintas y sistemas de impresión menos dañinos con el medio.


El papel es un recurso renovable siempre que  el bosque del que procede se gestione de manera responsable, como sucede con el papel certificado FSC.


El reciclaje de papel es todavía una asignatura pendiente en nuestro país. Se debe fomentar el uso de papel reciclado, pero también evitar el exceso de publicaciones que acaban siendo un residuo rápidamente.


Las imprentas han sido siempre espacios cargados de prisas y vapores tóxicos. Actualmente se va reduciendo cada vez más la carga tóxica de la impresión hacia los trabajadores y hacia el medio: ya existen tintas vegetales con menos COVs, se puede prescindir de los alcoholes, y en las imprentas más concienciadas se aplican criterios de reciclaje y reducción de consumo de agua y energía.  


Reducir el impacto ambiental de los materiales impresos
Un simple folleto pesa 15 g, una revista 300 gr y un libro puede pesar alrededor de medio kilo. En nuestro país utilizamos cada año 170 kg de papel por persona, y gran parte de esos materiales de papel tienen una vida muy corta. De hecho cada año se tiran a la basura 850000 toneladas de papeles de impresión y escritura. Además, sólo la mitad del papel que se convierte en un residuo es recuperado para su reciclaje, mientras el resto sigue llenando los vertederos. Un triste final para un material vivo como las fibras de los árboles… Sólo el 30 % de las fibras empleadas para producir papel son recicladas, mientras que el 60 % es fibra virgen que puede provenir de bosques primarios (16 %) o de plantaciones de crecimiento rápido (29 %).
Mientras tanto, se estila cada vez más declarar que un papel es ecológico en las publicaciones, pero las diferentes siglas y las declaraciones vagas sólo aumentan la confusión. Y no sólo es importante el tipo de papel, sino la cantidad de papel que se consume, y cómo se imprime. Este artículo trata de dar pautas para incorporar criterios ambientales en la realización de materiales impresos, que en la sociedad de la imagen y la información siguen siendo el vehículo de comunicación por excelencia.


Diseño
El diseño de los materiales determina la cantidad de papel usada y desaprovechada, entre otras cosas. Algunos consejos respecto a los formatos escogidos pueden ser:

· Dimensiones del proyecto: ¿puede ser más pequeño, y ahorrar así papel, tinta, agua y emisiones asociadas al transporte?.
· Formato adaptado al papel y formatos estándar de que se dispone: se reducen los residuos de papel y también los costes, ya que se gasta un número de hojas más ajustado a lo que realmente se necesita).
· Gramaje adecuado para el proyecto, pero no sobredimensionado: conviene mantener un equilibrio entre la utilidad y resistencia necesaria de la publicación y el hecho de que menos gramos de papel son menos recursos consumidos.
· Reducir el área cubierta por tinta (zonas en clores sólidos, fotografías con fondo negro...) reduce obviamente el uso de pigmentos y facilita la reutilización del material.
· Diseñar el material para que, dentro de lo posible, sea durable o actualizable si es necesario, sin tener que volver a imprimir y tirar los materiales desfasados.
· Imprimir las copias necesarias, pese a que imprimir de más no suponga un coste económico mucho mayor.
· Comprobar, corregir, y asegurarse con todo el cuidado de que el trabajo (imágenes, textos) sea correcto antes de imprimir, o de lo contrario podría darse el caso de tener que tirar un trabajo acabado de salir de imprenta.
· Planear con antelación y comunicarse con los suministradores del papel y los impresores para concentrar si es posible las compras de papel y la distribución de los materiales para reducir costes y emisiones.

Tipo de papel
El papel es un producto manufacturado a partir de materiales renovables, por lo que su impacto ambiental lo determina tanto la obtención de la materia prima como el proceso de fabricación. Las fibras de papel pueden venir directamente de plantaciones de elevado impacto ambiental, de bosques bien gestionados que no dañan el medio ni el recurso, de residuos de árboles cortados con otros propósitos, o de papel procedente de la recogida selectiva... Por otro lado, la fabricación utiliza una gran cantidad de agua (que progresivamente se va tratando de manera conservativa y se reutiliza), el estucado utiliza materiales naturales que se deben extraer (arcilla blanca, carbonato de calcio, titanio, almidón), se genera una gran cantidad de efluentes (que se han ido controlando conforme se han mejorado ambientalmente los procesos…) , se consume una cantidad importante de energía todavía generada en su mayoría por combustibles fósiles, y genera cantidades importantes de residuos sólidos que se deben tratar.

Escoger el papel más respetuoso ambientalmente no es una tarea fácil cuando hay tantos tipos y producidos de maneras tan diferentes. Algunas buenas elecciones pueden ser:

· Papel reciclado. Se trata de volver a utilizar las fibras más de una vez sin extraer nuevos recursos, y utilizando menos agua y energía. El destintado no resulta especialmente tóxico ya que se utiliza hidróxido de sodio (sosa) para separar la tinta del papel.
Utilizar papel reciclado da una salida de mercado a los residuos de papel y fomenta el reciclaje. Procede de papel usado de la recogida selectiva (post-consumo) o de restos de imprentas o materiales publicados que no han llegado al consumidor (periódicos no vendidos, guías telefónicas…). Sin embargo, como la reciclabilidad de las fibras de papel tiene un límite de 6 a 8 veces (en el proceso de fabricación de papel reciclado se van haciendo cada vez más cortas…), en global en la producción de papel siempre es necesario que entren fibras nuevas, fibra virgen. También para determinadas calidades o por temas de durabilidad (como en algunos casos para materiales de archivo) se sigue haciendo necesarios materiales de más permanencia. Así, el papel reciclado es indispensable pero no puede ser el único criterio ambiental, pues de otro modo el papel blanco que se sigue utilizando seguiría sin incorporar ningún valor ambiental. Algunos distintivos como el sello Ángel Azul acreditan que la producción del papel reciclado ha incorporado algunos criterios ambientales básicos.

· Papel certificado FSC. La certificación FSC asegura que la fibra virgen con la que se ha realizado el papel procede de bosques gestionados con estrictos criterios ambientales y sociales. Es la única certificación forestal ampliamente reconocida y cualquier otra declaración sobre la sostenibilidad de la fuente del papel debería tratarse con desconfianza. Es el sistema más estricto porque hace énfasis en el seguimiento de los materiales a lo largo de toda la cadena de producción hasta el consumidor.
El papel FSC de fuentes mezcladas puede contener, además de fibra procedente de bosques certificados, fibras recicladas o fibras procedentes de otras fuentes no certificadas pero con unos ciertos criterios que excluyen por ejemplo las talas ilegales o bosques con alto valor ecológico.

Hay que recordar que uno de los valores de utilizar este papel es declararlo. Sin embargo, al tratarse de un sistema de certificación con una marca registrada, se deben seguir los procedimientos de trazabilidad para poder utilizar la etiqueta FSC. Es por ello que o bien las imprentas o bien quien edita la publicación deben estar certificados si desea declarar que se utiliza papel FSC y utilizar el logo.

· Papeles no blanqueados y blanqueados sin cloro. Los papeles menos blanqueados, tanto reciclados como no, han sido sometidos a un procesado menos intensivo y con menos agentes agresivos. Las siglas ECF (Elemental Clorine Free) indican que el blanqueado se ha realizado sin utilizar cloro elemental, la forma más nociva, aunque siguen usando cloro. Los papeles TCF (Totally Clorine Free) emplean agentes diferentes del cloro para aclarar las fibras, como peróxidos de hidrógeno, relativamente inocuos.

· Papel de producción local. Es difícil rastrear el ciclo de todo el papel en un mercado totalmente globalizado. Sin embargo, aunque la pulpa proceda de lejos, comprar a productores cercanos de alguna manera racionaliza en ese último paso el transporte de materiales a largas distancias.


Tintas, acabados y encuadernado
Hay diferentes opciones respecto a la elección de las tintas y los acabados del papel o las cubiertas, con diferentes repercusiones a nivel ambiental:

· Tintas. Las tintas convencionales basadas en aceite mineral emiten componentes orgánicos volátiles conforme se secan y suponen un riesgo para la salud ambiental y del trabajador. Por otro lado, se obtienen de fuentes no renovables (los principales aceites de las tintas que no son de base vegetal provienen del petróleo. Algunas imprentas utilizan una mezcla de tintas vegetales con convencionales, por lo que se podría pedir el uso de tintas vegetales al 100 %. Por otro lado, en algunas tintas se están reduciendo los niveles de agentes secantes como el cobalto, aunque por ello se secan más lentamente.
Los colores fluorescentes y los metálicos no están disponibles en tintas de base vegetal, y los segundos además contienen gran cantidad de metales pesados. Por otro lado, cuando se escoge impresión por serigrafía, que permite imprimir no sólo sobre papel sino también sobre cartón, plásticos, vidrio, metales o tejidos, las tintas empleadas tienen que ser más líquidas que las tintas de litografía convencionales y como resultado emiten más componentes orgánicos volátiles. Actualmente, se está cambiando el proceso de secado de manera que se reduce la emisión de disolventes, aunque aumenta el consumo de energía.
Los residuos de tinta cuando son reciclados pueden aprovecharse para generar  combustibles o para fabricar de nuevo tinta negra.

· Estampación. Esta técnica permite aplicar un diseño sin tintas, mediante la aplicación de una lámina coloreada con presión y calor. Suelen ser acabados dorados, plateados u otros (como hologramas). Normalmente en la composición de estos materiales se utiliza  gran cantidad de metales pesados, aunque se suelen y deberían utilizar para pequeñas áreas y en materiales que sean duraderos, además de tratar de fabricar estas láminas con compuestos menos tóxicos. 

· Plastificación. Consiste en aplicar una fina lámina de plástico transparente al papel para protegerlo y darle un acabado brillante. Debería evitarse en materiales que no deban ser duraderos, ya que el proceso emite componentes orgánicos volátiles, y dificulta un poco el reciclaje del papel, aunque ya se prevé y se puede separar, ese plástico en general no se puede reciclar.

· Barnices UV. Este acabado mediante un barniz transparente en las hojas impresas para dar brillo, emplea materiales con base de aceite mineral y que contienen disolventes. Se dificulta en parte su reciclaje (ya que hay más sustancias a eliminar de las fibras). Actualmente comienzan a producirse este tipo de barnices de acabado con base acuosa, por lo que se podría solicitar..

· Encuadernado. El sistema de encuadernado afectaría la toxicidad y en parte a la reciclabilidad de la publicación final. El método más respetuoso ambientalmente sería el cosido con alambre y grapas, que no necesitan colas y que se pueden eliminar fácilmente en el proceso de reciclaje. El pegamento podría tener elevada toxicidad y emitir componentes orgánicos volátiles, y en principio seria algo más difícil de separar. No obstante, en la práctica, en la planta de reciclaje se han desarrollado los procesos adecuados para eliminar todos estos impropios de las fibras de papel.


La imprenta
La forma de trabajar de una imprenta, el que disponga de un sistema de gestión ambiental o su cercanía, son factores que también determinan el impacto ambiental final de la publicación, aunque esté diseñada al milímetro y se haya escogido el papel más respetuoso disponible.

Algunas cuestiones a tener en cuenta pueden ser:

· Si permite las propuestas de tintas de base vegetal, y tienen máquinas que permitan la realización de las diferentes tintas en una pasada, agilizando el proceso y optimizando el consumo de energía

· Si ofrecen procesos de impresión sin agua o bajos en alcohol, o realiza impresión digital.

Impresión digital. La impresión digital tiene como ventajas ambientales el hecho de que se puede imprimir cada vez que se desea, y no hay costes extra para la reimpresión, de modo que no es necesario imprimir copias de más por si acaso se acaban. Tampoco se generan los residuos de merma de las pruebas de impresión en máquinas. Sus desventajas son el hecho de que las tintas empleadas en la impresión digital actualmente son difíciles de extraer en el proceso de reciclado del papel, los cartuchos de tinta deben ser gestionados correctamente, cosa que no siempre ocurre, y la necesidad de utilizar papeles específicos que todavía no están disponibles en reciclado o en papel certificado FSC.

Impresión baja o libre de alcohol (IPA). Se puede consultar al impresor si utilizan o tratan de moderar el uso de isopropanol (IPA por sus siglas en inglés), un disolvente nocivo que se utiliza en las diluciones. El IPA, al secarse, emite COVs que afectan a los trabajadores de la imprenta. Sin embargo, con un buen mantenimiento y operación de la maquinaria es posible evitar el uso de IPA o reducirlo. También se evita si se pasa a tecnologías como la impresión sin agua o libre de alcohol. Reducir el contenido de IPA en las diluciones también permite un secado más rápido, reduciendo el consumo de energía. 

Impresión sin agua. La impresión sin agua es una impresión litográfica (es decir basada en el principio de aversión natural entre el agua y las grasas) que utiliza diferentes láminas para transferir la imagen al papel sin utilizar agua. Esto evita los problemas para encontrar el equilibrio correcto entre agua y tintas en la prensa y también se acaba con la necesidad de utilizar IPA. Todavía es un sistema poco extendido. Algunas de las ventajas que se describen son una consistencia del color mejorada a lo largo de la prensa, mayor saturación de color, menor aumento del punto, lo que permite la impresión de más detalles, mejores resultados sobre papel no estucado que con la litografía convencional, menor tiempo de pruebas con la máquina hasta que la impresión está a punto, con la consiguiente reducción del consumo de papel y tinta, una coincidencia de los colores mejorada, y el hecho de que se evitan los componentes orgánicos volátiles y obviamente se ahorra agua.
Sin embargo, puede ser más cara que la impresión litográfica convencional, y hay quien dice que el resultado es indistinguible de la impresión convencional, que ya es suficientemente buena.
En principio se cree que sería útil sobretodo para impresión de colores planos, largas tiradas, papeles no estucado, trabajos de identidad corporativa (por la mayor consistencia del color entre tiradas diferentes), y para impresiones finas y muy detalladas.

· Si la imprenta se puede considerar local. Si se encuentra cerca de nosotros, trabaja a nivel local (si encarga parte del trabajo a otro manipulador…). Todo esto reduce la movilidad y el transporte para distribución de los materiales.

· Si aplica un sistema de gestión ambiental. Algunas imprentas llevan años siguiendo buenas prácticas ambientales, de manera voluntaria, por ejemplo, en la gestión de los residuos químicos y textiles que generan, antes de que les obligara la ley y superando incluso los requerimientos legales. Actualmente, la mayoría de imprentas controlan los efluentes, y la mejora de procesos como la impresión directa sin necesidad de fotolitos también ha supuesto la reducción de los residuos generados. Algunas, además, hacen explícitos sus objetivos de mejora al implantar un sistema de certificación ambiental como la ISO 14001, un esquema de gestión reconocido internacionalmente a través del cual la empresa realiza un seguimiento ambiental de su actividad, buscando la mejora continua en cuanto a reciclaje, optimización del consumo de agua y energía, etc. Algunas imprentas incluso obtenienen la certificación europea EMAS, un sistema de gestión que reconoce a las organizaciones que van más allá de los requisitos legales y que se comprometen a realizar una declaración ambiental anual. Sin embargo, la implementación y auditoría de estos sistemas supone unos costes que los puede hacer inaccesibles a pequeñas imprentas, por lo que también puede ser recomendable confiar en un impresor de menor tamaño que haya demostrado su buen comportamiento ambiental (incluso se podría acordar una reunión y visita a las instalaciones para que puedan hacernos llegar su práctica ambiental en el día a día) aunque no se apoye en un costoso sistema de gestión estándarizado.

Finalmente, si la imprenta posee un certificado FSC de cadena de custodia, cuando en un proyecto se utilice papel certificado FSC, el producto final puede ser etiquetado como FSC, porque se ha mantenido la trazabilidad del papel en todo el proceso y no se ha mezclado en ningún momento papel certificado con papel no certificado. Esto supone la inclusión de un mensaje ambiental claro y reconocido a nivel mundial en la publicación..

Recursos

Guía de papel FSC (Papeles disponibles, imprentas y editores certificados)

Grupo  Ecoterra para la impresión en papel FSC

Buscador de papeles e imprentas certificados FSC


Resumiendo...
• Planificar y pensar con detenimiento los materiales impresos a realizar, su utilidad, características y cantidades necesarias.

• Diseñar para el ahorro y máximo aprovechamiento del papel

• Solicitar el uso de tintas de base vegetal

• Escoger papeles reciclados y papeles certificados FSC

• Encargar los proyectos a imprentas que hayan implantado sistemas de gestión ambiental o estén certificadas por el sistema FSC


Este artículo está basado en la iniciativa web “Lovely as a tree” de la diseñadora británica Caroline Clark.



Changed
09/02/2017

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