Denuncia sobre la posibilidad de radioactividad en la cadena alimentaria






Barcelona, 6 febrero 2006. Diversas organizaciones ecologistas y de consumidores han advertido sobre la gravedad de las mediciones obtenidas en muestras de un producto elaborado por Erkimia-Ercros y que acaban en la cadena alimentaria humana. Efectivamente, Erkimia-Ercros elabora y comercializa unas 100.000 toneladas anuales de fosfato dicálcico, un compuesto que se emplea en todo el mundo desde hace 70 años como complemento mineral en la fabricación de piensos. Aunque según la empresa el fosfato dicálcico de Flix sólo se utiliza en una proporción inferior al 1% para la fabricación de pienso, en publicaciones de la misma empresa se cinta usos para medicamentos, dentríficos... En cualquier caso, el fosfato bicálcico tiene una radioactividad natural conocida desde hace décadas, pero las mediciones de muestras del producto de Erkimia aportadas a la Comisión de Investigación e Información Independientes sobre Radiactividad de Francia superan los valores habituales en la literatura científica.

Los análisis realizados por el laboratorio independiente de la CRIIRAD (página oficial con algunas informaciones en castellano y acceso al informe del análisis) constatan que el sulfato dicálcico de Erkimia contiene elementos radiotóxicos que se acumulan en el organismo y que son activos durante muchos años. El sulfato dicálcico se produce a partir de un mineral, la fosforita (procedente del Sahara), que presenta radioactividad en su estado natural. El componente fabricado en Erkimia contiene uranio 238 (tiene un periodo de desintegración de 4500 millones de años. Es el primero de una familia de elementos radioactivos que se generan cuando se desintegran). En la espectrometría gamma aparece otro elemento de la cadena del Uranio 238, el plomo 210 (con un período de desintegración de 22 años) y en la espectrometría alfa del laboratorio IRSN (París) se ha detectado el polonio 210 en unos niveles de 1.400 becquerelios por kilo (un becquerelio es una unidad que mide la radioactividad y equivale a una desintegración por segundo). El Polonio 210 tienen un período de semidesintegración de 138 días, siendo emisor de radiaciones alfa y muy peligroso por ingestión.

La problemática de este alto contenido en radioactividad del fosfato dicálcico empleado por Erkimia en Flix surge por el hecho de que el plomo 210 o el polonio 210, una vez inhalados o ingeridos, se acumulan en el organismo. El alto contenido energético de la radiación de estos elementos puede romper el ADN de las células. La problemática del polonio 210 es conocida también por ser uno de los agentes cancerígenos presentes en el humo del tabaco y, por tanto, responsable del cáncer de pulmón. El responsable del laboratorio francés CRIIRAD, Bruno Chareyron, señaló que "la ingestión de sólo 0,3 gramos de fosfatos dicálcico por día, cada día del año, conduciría a un niño de entre 2 y 7 años a sobrepasar la dosis máxima anual admisible de radioactividad" (1.000 microSievert por año según la directiva comunitaria). En este caso, la radioactividad debe acumularse en los productos procedentes de los animales que han tomado pienso que contenga fosfato dicálcico. Chareyron propone evaluar las dosis de radiación recibidas por trabajadores y por la población.

Ante esta realidad, las entidades implicadas: la Organización de Consumidores de Catalunya (OCUC), Ecologistes en Acció, Greenpeace, Alternativa Verda y el Grup de Científics i Tècnics per un Futur No Nuclear a partir de una investigación del periodista Pep Ros, han enviado una denuncia al Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) que aporta los análisis que muestran que el mencionado aditivo para piensos que fabrica el grupo Ercros en su planta
de Flix (Ribera d'Ebre) presenta diversos tipos de isótopos radiactivos. Los denunciantes advierten sobre la necesidad que la fiscalía actúe para valorar el posible riesgo derivado para la salud humana. Recordemos que la planta del Grupo Ercros en Flix ha sido objeto durante décadas de un irresponsable vertido de residuos tóxicos al río Ebro y que afloró en el 2004 que está pendiente de ser corregido con dinero público. La contaminación de Erkimia es una historia de nunca acabar. Se entra ahora en el tercer capítulo en el seguimiento de la contaminación generada por la factoría en Flix. Primero fueron los centenares de miles de toneladas de residuos tóxicos, vertidos primero en el pantano y posteriormente en la montaña de fangos contaminados depositados en el vertedero del Racó de la Pubilla.

 

Desde el organismo competente del Gobierno catalán, la Agència Catalana de Seguretat Alimentària, señalaron que no disponen de datos que permitan avanzar que se trata de una situación preocupante, aunque consideran conveniente estudiar el asunto en profundidad. También indicaron que el fosfato dicálcico de Erkimia cumple los requisitos legales y que el producto se somete con regularidad a los controles analíticos sobre radiactividad artificial hechos por el Centro Nacional de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Carlos III adscrito al Ministerio de Sanidad. Sin embargo, responsables de este organismo admitieron que la normativa española vigente sobre sustancias indeseables empleadas en la alimentación animal no prevé hacer controles sobre la radioactividad. Además, las recomendaciones europeas no fijan límites máximos en los piensos o en sus materias primas. Los controles de radioactividad en alimentos y piensos sólo están previstos en caso de accidente nuclear u otras emergencias radiológicas. En definitiva, y a ojos de los denunciantes es evidente que hay una laguna por la cual la radioactividad presente en productos como el fosfato dicálcico puede moverse por la cadena alimentaria, especialmente, pensando que hace décadas que se emplea en el pienso animal.

 


Pere Carbonell, doctor experto en radio física y Pep Ros, periodista e investigador durante la rueda de presna. En la mesa el saco de 25 kg. de fostafo dicálcico utilizado en las mediciones

Portada del semanario El Temps con la exclusiva del caso. El titular contundente, Comemos radioactividad

Instrumental del laboratorio publico francés de CRIIRAD utilizado en las mediciones

La factoría de Erkimia en la ribera del río Ebro







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09/02/2017