Agricultores siglo XXI unidos, jamás serán vencidos




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Agricultores siglo XXI unidos, jamás serán vencidos

03172006 Assemblea Pagesa 1

03172006 Revista Arrels

03172006 Zumo de manzana
03172006 Assemblea Pagesa 2

1. La mesa proponiente del activismo pagès
2. Arrels, raíces de la tierra, la revista de la APC
3. Refrigerio a lo Slow Food, todo local
4. Payeses de celebración frugal un día historico para la buena tierra


Como buen urbanita que come a diario e intenta que sea lo justo y necesario y con una visión más allá de la nariz del consumo, he sentido siempre hacia los cuidadores de la tierra una simpatía especial, de hecho a su buen laboreo les debo el suministro energético continuado que me ha sido necesario para mantener el body y su química corporal en grado más o menos óptimo.
Los agricultores, han sido hasta el momento para mí, una fuente de reconocimiento hacia el buen trabajo, han inspirado modelos de buen uso de los recursos (los dedicados a la agricultura sin venenos), también he pillado, pero poco, grandes sorbos de conocimientos sobre el manejo de la tierra y las bondades de sus frutos y sobre todo he tenido la suerte de poder admirar las sensibilidades por parte de algunos agri-cultos hacia los ciclos de la vida vinculados al sol, el agua, los minerales, vegetales y animales (son muchos los que comparten las cosechas con los humanos).

Estos días se ha celebrado en Barcelona la gran feria del papeo global, Alimentaria. Me han dicho que ha estado llena de humanos con suntuosos trajes y grandes dispendios de luces, medios y viandas. Miles de fabricantes de comida que quizás nunca han metido sus manos en la tierra, vendían desde sus escaparates desde huevos batidos listos para entrar en la sartén desde un higiénico envase de plástico hasta cualquier chorrada industrial bien equilibrada de la que el consumidor engañado paga al final más por el anuncio, los carteles, los embalajes y los tratamientos que por la inocente manzana que es lo que únicamente le es necesario. Lo de la huella ecológica de la comida es un valor a perdidas, no es difícil comer aquí y de forma habitual, incluso pensando en la sobremesa sobre la sostenibilidad, plátanos de Ecuador (8 mil km.) o manzanas de Argentina (12 mil km). Los agricultores pocas roscas se comen de ese mercao lleno de bestias y mentirosos interesados en poner fácil a una especie cómoda, el acceso a potingues bien sabrosos aunque salgan la mayor parte de laboratorios asépticos y en muchas ocasiones desde un auténtico desprecio hacia la tierra, sus trabajadores y mucho de lo vivo. De chorradas comestibles y poco saludables se han llenao los supermercados mientras por los hábitos del mal comer las cuentas generales de la salud pública y de todos, no son nada estables. Aquí el éxito industrial del mal nutrir en exceso al personal es evidente, la gente se puede morir por comer demasiado y mal, y no es de extrañar cuando además las ya cotidianas alarmas de virus, pestes, y locuras tienen como actores a la cabaña de vacas, pollos y cerdos destinados a cebarse rápido para llegar como sea a los estómagos insaciables. En lo lúdico y cultural combativo, aquí Meatrix, la verdadera historia del mundo real de las grajas industriales y de la tristeza y muerte animal.

En fin, para celebrar mi particular no querer participar de la locura comestible industrial, nada mejor que haber asistido a la reunión de la Assemblea Pagesa de Catalunya, celebrada en Balaguer, población de Lleida. Entiende por pagès/a, al trabajador de la tierra, el agricultor de explotaciones abarcables, a quien trabaja tocando la tierra y no solo sobre un tractor alimentado al igual que la fertilidad forzada por los combustibles fósiles y la minería inorgánica.
La organización es distinguida por su activismo por la causa y defensa de una agricultura de menor escala, de mucha más calidad para sus trabajadores y para los consumidores. Del combate contra la locura transgénica, la Assemblea Pagesa sabe lo suyo y por todo lo anterior y más hoy me ha ido bien para afinar mis percepciones hacia el valor de lo rural conectado con lo global.  El objetivo ha sido el de encontrarse pageses de muchos puntos de la Catalunya, algunos descontentos con las otras organizaciones sindicales de defensa de la agricultura, como perdidas en los engranajes de la economía globalizada.

He conocido algunas visiones de los agri-cultos veteranos, en batallas y terruchos, sobre las dificultades de mantener las grandes explotaciones, de cómo el modelo impuesto de mercados y subsidios hace aguas por todos lados, de la necesidad de estar unidos para defender lo justo, que es diverso y complejo en una sociedad insensible hacia la tierra no más allá del uso lúdico de esta. También la de los agri-cultos no atrapados por la dinámica agrícola imperante, la reducida pero joven hornada de nuevos agricultores ecológicos que han presentado diversas modalidades de funcionamiento desde sus producciones hortícolas y frutícolas, donde destaca la cesta semanal familiar y de las que han comentao que entre 50 a 70 de estas pueden ser suficientes para que un agricultor local pueda vivir con dignidad haciendo las cosas mejor para la tierra y para los que pisamos esta.

Me he sentido invitado en un acto de trabajadores de la tierra a la que aman. La llamada a la autoorganización de la sociedad rural, agricultores y el resto de ciudadanía no urbana, es una necesidad en tiempos de incertidumbre global. Y a mí ahora especialmente me interesa, ya que la soberanía alimentaria y la defensa del espacio agrario urgen de activismo e innovación para resistir. Hablo de aquí, de donde puedo actuar como consumidor y como activista al lado de la gente de la tierra, y desde aquí porque nunca puedo olvidar lo injusto y dramático de los muchos millones de humanos que tienen en la tierra y sus frutos, casi siempre complicados, su único futuro.

Vinculados a la agricultura están lógicamente la alimentación, el consumo, la salud y las agresiones del territorio. De lo valioso que es para todo, el buen fruto de la tierra, donde los ingredientes sean la felicidad y el buen trabajo del agricultor y la relación de este con los conciudadanos que de sus labores se nutran, las menciones del conocido movimiento internacional Slow Food, o lo que es parecido Comida Tranquila, han salido a relucir como una apuesta cultural para la defensa de una agricultura de calidad en lo local, social y ambiental. Ya cuentan en la zona con organización adherida al movimiento, es la Slow Food Noguera, y no paran de darle vueltas a las posibilidades que ofrece esta visión tranquila y poderosa del mundo rural.

El interés de los asamblearios pageses no es otra que hacer crecer una red de conocimientos y de animar a que se multipliquen en todo el territorio experiencias similares a la suya. La pagesia diversa y unida jamás será vencida.
Van a compartir un proyecto para el entorno rural con la pagesia como actividad central, generadora de ocupación de calidad, seguridad alimentaria y factor de sostenibilidad. Animan a la autonomía, con control sobre la comercialización, que produce con la naturaleza y no en contra de ella. Defienden una economía local fuerte, diversificada y de proximidad, y unas condiciones de vida donde las necesidades básicas como la alimentación, la vivienda, la movilidad, la educación y la salud estén garantizadas. También algo difícil pero loable, mantener una relación de autonomía respecto a los grandes centros urbanos.
Defiende la APC la soberanía alimentaria, el derecho de los pueblos a establecer que producción y consumo alimentario quieren por delante de las leyes del mercado global. Sienten y quieren el alimento como necesidad y no como pura mercancía.
También defienden el entorno natural, los cultivos tradicionales y las culturas locales como elementos a preservar y como generadoras alternativas económicas a la globalización de los mercados.
En su manifiesto, la APC trabaja creyendo en una organización plural, asamblearia, local, basada en la autonomía organizativa de los grupos locales y de la solidaridad interterritorial, con autonomía financiera y con una estructura de mínimos.

La APC anima en Catalunya a trabajar con alegría por una agricultura siglo XXI preparada para el combate en positivo y donde todos tenemos parte que tomar. Es la tierra nuestra principal fuente de energía, y ya es hora de que como tal, la miremos con aprecio, la tratemos con la delicadeza y el amor que se merece y por ende nos merecemos.

Y como no podía ser de otra forma, en todo acto elegante de la sociedad activista, un refrigerio al final de la jornada era el vivo y gustoso ejemplo de lo que persigue el movimiento pagès, el valor de lo local, de lo cercano, de lo único y diversos al mismo tiempo. Una cata de zumos de peras y manzanas autóctonas y unos platillos de fruta desecada, todos los ingredientes de no más allá de unos kilómetros del lugar del disfrute, han simbolizado para mí la esencia de lo que en breve será un movimiento de alto poder transformador de una sociedad que sueña con ser sostenible, pero que no sabe todavía cómo, y eso no está mal.

Amig@, ante el más mínimo movimiento de los agricultores y activistas de tu zona para pensar el presente y el futuro en los entornos rurales, no lo dudes, a su lado tu sentir hacia la tierra y todo lo que de ella mana, seguro que gana activos.

Chapó Assemblea Pagesa y por la mejor de las cosechas para el mundo real que ya cuidáis con vuestro trabajo.

Para contactar con la APC, para conocer su revista Arrels y en breve su web, aquí.



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09/02/2017

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