El sueño americano en China




El sueño americano en China puede convertirse en pesadilla para el mundo
Marzo, 2005. Para 1.300 millones de chinos, el sueño americano se está convirtiendo rápidamente en el sueño chino– apunta Lester R. Brown, presidente del Earth Policy Institute de Washington DC, "Millones de personas en China están viviendo como estadounidenses: comen más carne, conducen coches, viajan al extranjero, etc. Gastan su creciente riqueza económica igual como lo hacen los americanos". El consumo total en China de varias materias básicas, incluyendo grano, carne, carbón y acero, ha alcanzado el de los Estados Unidos. Es inevitable preguntarse qué sucederá cuando la renta por persona en China alcance el nivel actual de Estados Unidos proyectado para el 2031, y cuando el consumo por persona de grano, petróleo, y acero en China también alcance los niveles estadounidenses. Las proyecciones muestran que el consumo chino de grano equivaldría a dos terceras partes de la producción actual mundial. La demanda de combustible alcanzaría los 99 millones de barriles de petróleo al día, superando la producción actual mundial de 79 millones de barriles diarios. Y China consumiría más acero que lo que hace el mundo industrializado occidental entero hoy en día.

La economía basada en los combustibles fósiles, centrada en el automóvil y en la producción desechable que se desarrolló en Occidente no funcionará en China sencillamente porque no hay bastantes recursos. Ni funcionará en India ni para las otras 3 mil millones personas de los países en vías de desarrollo. Y,  posiblemente lo más importante, en una economía global integrada donde todos  los países están compitiendo por los mismos escasos recursos, China no continuará trabajando para los 1.200 millones de personas que viven en sociedades industriales opulentas.

China está mostrando la necesidad de un nuevo modelo económico. En el campo de la energía, por ejemplo, se precisa de una economía no basada en combustibles fósiles sino en fuentes renovables no dañinas de energía, incluyendo la energía eólica, hidroeléctrica, geotérmica, placas solares, centrales eléctricas térmico-solares y biocombustibles. En la búsqueda de un nuevo modelo energético, los meteorólogos del viento substituirán a los geólogos del petróleo. Y los sistemas del transporte serán diseñados para maximizar la movilidad en lugar del uso del coche. Proseguir con el Plan A, como de costumbre, ya no es una opción viable. Es necesario tomar otra dirección y optar por definir un Plan B antes que la geopolítica del petróleo, el grano y la escasez de materia prima conduzca a la inestabilidad económica, el conflicto político, y a la interrupción del orden social de los que el progreso económico depende.










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09/02/2017