Ecofin de semana en Bioterra - Irún (III)




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Ecofin de semana en Bioterra - Irún (III)
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1. La nueva radio Freeplay a manivela y solar
2. Los ricos zumos de Cal Valls
3. A la rica y eficiente casa de balas de pala
4. El galáctico colector solar Sferasol
5. Un paisano flipando con la ducha en el tren


Y echándole huevos ecológicos a la feria me he topao con los de la cooperativa Avega que desde Lugo envían huevos de gallinas felices a cualquier lugar de la península. Les he recomendao que por cuestiones de huella ecológica, mejor que se coman los huevos los gallegos y en todo caso algún adicto a ellos que no ande por la zona. De momento hemos quedao que se tolera hasta que se llene el mundo de gallinas contentas con huevos de verdad a disposición de todos.

Los simpáticos y barbudos carpinteros de Shimón, una tribu comunitaria que sabe de elaborados culinarios y vida sostenible mucho, ha presentado y con ellos me he sentado en unas fabulosas mesas de jardín en madera de pino y cedro. Doy fe que es lo más bello y mejor hecho que he tocado en mi vida en el sector de mueble de exteriores.

Al poco, la cata de galletas Belsi, con más de 20 variedades sabrosas y sanas. Me gustaría que pudiesen hacer sombra a los monstruos de las galletas convencionales, pero creo que todo llegará, pienso.

Llevo un tiempo que ando atento a los avances y novedades en el sector cosméticos, y no porque ande interesado en lo metrosexual sino porque he puesto a prepararme mis geles y champús por aquello de que lo hecho en casa sabe mejor y deja menos huella sobre este finito planeta. Pues bien, conocí hace tiempo la oferta del sabroso aceite de oliva de Vizcántar de Córdoba, tierra de zumos supremos, pues bien, en la feria han presentao su catalogo de ecocosméticos, lógicamente todos en base al aceite ecológico de olivas divinas, y para todas las pieles y gustos.
 
Le eché el diente a dos dosis de helado certificado por el aval Demeter (agricultura ecológica biodinámica, la más conectada con lo cósmico y lo telúrico, siempre sorprendente), mango con limón y limón con fresa me retornaron a épocas de frescos empachos.

Comercio justo, distribuidores y productores de alimentos procedentes de la agricultura sin venenos, vehículos que se mueven sin petróleo y entre todo ello una  revista de ecoculto como Opcions, donde la sabiduría y acción por un consumo responsable muestra cada tres meses la mayor concentración de ideas críticas y soluciones lógicas y posibles para sentirse responsable y activo en aquello que es ir a votar a la tienda por el mundo queremos.

En el stand de eCRAC, me muestran la última versión de esa radio sorprendente, la nueva y estética Freeplay Max, que con 20 segundos de manivela te entrega el mismo número pero en minutos de agradable sintonía de radio, y si te cansas, puedes dejar que el sol active las limpias melodías.
 
No lo pude resistir y me colé en un taller infantil donde un móvil de cartoncillo con diversos modelos de bicicletas tocó mi fibra bicifetichera. No tardo en recortar los cartoncillos y colocarlo en sitio bien vistoso.
 
Me crucé con Joaquín Araujo, cronista de la belleza de lo vivo en la naturaleza y que repartió sorbos de su sabiduría en conferencia destacada sobre como pensar ecológicamente. Y yo mismo, no han sido menos de tres veces las que me salió aquello de que el vivir simple y disfrutar de lo bueno para todos es uno de los caminos donde mejor me encuentro, aunque ande por espacios de abundancias.
 
Entre lo energético quedé seducido por un colector solar galáctico, esférico, bello y aparentemente eficaz, SFERASOL se presentaba como novedad como supremo diseño italiano al servicio de la ecoestetica. Según me enterao ha sido convocado para que se muestren sus virtudes en el Encuentro Solar 2005.
 
Ya en el tren y compartiendo viaje, que no compartimiento, con el ilustre comunicador de lo saludable, invitado a las actividades de la feria para compartir sabiduría, Mariano Bueno, descubro con asombro la ducha de la que disfruta el buen hombre en su viaje, y como no, quedo alucionao y retrato el agradable momento, y es que es el remate: viaje cómodo, mínimo impacto y con ducha incluida. Vamos, a ver qué medio de transporte da más.
 
El mismo tren que me trajo, me lleva de retorno, como siempre en litera alta, incluso me encuentro al cabo de unas horas con gentes que vinieron en el mismo compartimiento a la ida, un saludo cómplice nos une mientras estoy rellenando la encuesta de RENFE. Atrás queda un fin de semana lleno de rostros, algunos recuperados del recuerdo, y también más de una de esas complicidades amistosas que te llenan la vida. Me costará un tiempo diluir algunas de las sensaciones obtenidas en BIOTERRA 2005, que de aquí a un año brindará de nuevo por la economía ecológica.

Por cierto, no pude probar las aguas del ferrocarril, ya que el apuesto interventor me ha avisado con tan sólo 15 minutos de la llegada. Unos japoneses con maletas más gigantescas obturaban el paso con lo que me ha imposible del disfrute acuático. O sea que me reservo para otra ocasión; pero yo me ducho en el tren como sea, pues es de lo poco que me queda por hacer en él.
 
AGUR

Ecofin de semana en BIOTERRA - Irún (I) y (II)



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09/02/2017

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