Elogio a los mosquitos

Que los mosquitos hembras transmiten determinadas enfermedades que alteran gravemente la salud de los seres humanos llevándole hasta la muerte muchas veces es bien cierto. Pero no es menos cierto que hasta hace muy poco no se ha empezado a estudiar la biología de los mosquitos para evitar su picadura sino que la investigación se centró en producir insecticidas que los eliminen. Eliminar mosquitos puede parecer anodino pero estos animalillos son esenciales para la supervivencia de los ecosistemas en los que habitan.

Cartel de una mala campaña.

Un mensaje lamentable “Mala bestia”
La lucha contra enfermedades transmitidas por los mosquitos, la malaria como la más famosa, pero también el dengue y la fiebre amarilla entre las más comunes, se han convertido en el objetivo de muchas ONG de desarrollo. Y es cierto que ayudar a prevenir estas enfermedades endémicas en algunas zonas del planeta es caudal para su bienestar y evolución socioecoómica de aquellos pueblos.

Pero no es menos cierto que el intento de demonizar al mosquito como ha hecho la ONG Acción contra el hambre con su campaña “MALA BESTIA” es claramente desacertada (aunque ha obtenido el respaldo de todas la operadoras de telefonía españoles para enviar SMS solidarios). Cómo es habitual en muchas ONG tampoco se detalla cual es su plan para "prevenir" las enfermedades combatiendo la "mala bestia". Sólo pon la pasta, como los políticos que piden el voto, y luego a vivir.

Dado que esta campaña ha llenado además vallas publicitarias creemos no hemos podido ser ajenos a la misma. Este artículo es una reflexión y un alegato ecológico en defensa los mosquitos. Evitar enfermedades es encomiable, pero no puede ser acosta de envenenar las aguas y los cultivos con plaguicidas para combatirlos como se hace actualmente de forma mayoritaria.

Enfermedades y mosquitos, la visión poco objetiva
Es cierto, que los mosquitos son  transmisores de enfermedades y que se calcula más de 750 mil personas, la mayoría de países pobres, muere cada año por alguna de las enfermedades transmitidas por mosquitos, entre las que se incluyen la malaria, el dengue y la fiebre amarilla. Además, según la OMS se calcula que las zonas afectadas por la malaria pierden hasta el 1,3% del PIB anual debido a esta enfermedad.  Esto sin contar el gasto en recursos en prevención y de atención del sistema de sanitario. Curiosamente, esta enfermedad afecta a las zonas tropicales que también es donde se ubican las  zonas más pobres del planeta.

No vamos a quitar importancia a estas cifras, pero estas no deberían hacernos perder la objetividad. a la hora de encontrar una solución que no pase por la total eliminiación de los mosquitos portadores de estas enfermedades. Los mosquitos matan muchas personas, más por razones secundarias que directas, pero sus cifras son inferiores al impacto de las bacterias diarreicas que matan a dos millones y medio de personas en todo el mundo, del el virus del SIDA con más de un millón y medio oo el virus de la gripe mata también alrededor de un cuarto de millón de personas en el mundo. Pero sumando todos los vectores infecciosos estos no provocan tantas muertos como las más de 7,5 millones de defunciones que causan las enfermedades cardiovasculares. Por este motivo argumentamos que no hay que demonizar a los mosquitos, un animalillo que tiene un importante papel ecológico en la naturaleza.

Las enfermedades que transmiten los mosquitos pueden abordarse desde una visión más holística y sobretodo empleando métodos exentos de los efectos secundarios que plantean buena parte de las técnicas actuales basadas en la erradicación, ya sea con plaguicidas o introduciendo poblaciones de mosquitos transgénicos.

Sin mosquitos no hay vida
Nuestra actitud contra los mosquitos no es la más acertada, o no la que correspondería a un especie inteligente, aunque los mosquitos nos castiguen con unas cuantas picaduras con enfermedades incluidas. Los mosquitos nos ayudan en la conservación del medio. Así lo expresan estudios científicos detallados. Existen más de 3.000 especies de mosquitos y la mayoría de ellas nunca se acercan a un ser humano pues viven de las plantas y del néctar de la fruta. De todas las especies de mosquitos, apenas un 6 % de estas especies precisan que las hembras   chupen sangre de los humanos o animales para que puedan desarrollar sus huevos y reproducirse. De todas estas especies que precisan sangre de animales tan sólo la solo la mitad es portadora de parásitos que pueden causar trastornos de salud en los seres humanos. Así que son apenas unas 100 especies y en cada picada toman simplemente 0,000005 litros, es decir un cinco millonésima de la sangre en el caso del ser humano.

El mosquito es un insecto que está en la base de muchas cadenas tróficas tanto en los ecosistemas lacustres o fluviales como en el medio aéreo terrestre. Especies de aves como las golondrinas o los vencejos por citar algunas de las comunes en nuestras ciudades y sobretodo los murciélagos se alimentan en gran parte de mosquitos. De hecho, tanto las golondrinas como los vencejos son aves migradoras para cazar mosquitos donde los haya. Estudios de su alimentación demuestran que entre un 20 y un 34 % de su dieta está compuesta por dípteros (la familia  a la que pertenecen los mosquitos, entre otras). Así pues algunas aves migratorias son prácticamente dependientes de las poblaciones de mosquitos para sobrevivir. La falta de mosquitos en el aire podría disminuir en más del 50% de estas aves si no hubiera mosquitos. Además al igual que otros insectos voladores como las abejas o las avispas, los mosquitos también hacen de polinizadores para muchas plantas.

Vencejo común (Apus apus) una de las aves de nuestro país que más mosquitos come.
 

Los murciélagos son el otro gran grupo de los animales que más insectos y especialmente mosquitos comen y los únicos que cazan de noche. Son los grandes reguladores de las poblaciones de insectos. Con esto se evitan plagas y grandes molestias para el ser humano. Determinadas especies de murciélagos, como el común Pipistrelus pipistrelus pueden llegar a comer un millar de insectos al día. De hecho, el 60 por ciento del peso de este pequeño muerciélago (de entre 5 y 9 g de peso) se forma de aquello que han comido la noche anterior (un mosquito pesa alrededor de unos 0,0025 g, o sea un milésima del peso del quiróptero).

En ciudades mediterráneas son abundantes el murciélago común (Pipistrellus pipistrellus), el murciélago de borde claro (Pipistrellus kuhlii) y el murciélago soprano (Pipistrellus pygmaeus). Estas tres especies de quiróptero se suelen refugiar en grietas en las piedras, bajo la corteza de los árboles o en las construcciones cercanas ( tejados, bajo puentes o en fisuras abiertas en las paredes). Por tanto, su existencia sería imposible sin mosquitos.

En el medio acuático destaca la importancia de la forma vital larvaria del mosquito (que viven dentro del agua pero respiran el aire) aunque estas vivan en el el ecosistema acuático unos pocos días ya que forman parte de la base de la cadena trófica de marismas, lagos y otros sistemas acuáticos. Se cuenta la anécdota del gran ecólogo Howard Thomas Odum (1924-2002),  que durante un trabajo en las marismas de Cedar Key alguien comentó que los mosquitos eran "realmente, realmente malos" y Odum respondió que "el verdadero problema es preguntar y comprender qué están haciendo los mosquitos para el sistema". Así que la cuestión clave siempre es "¿Qué estamos haciendo por el sistema natural?"

En una cultura médicamente capacitada, sufrir de malaria no tiene sentido, pero tampoco podemos permitirnos afectar a la salud de los ecosistemas que repercute de rebote en nuestra salud cuando empleamos métodos tóxicos para eliminar a los mosquitos (ya sea con venenos químicos o biológicos).

Un ciclo biológico rápido
Los mosquitos en general se dicen que tienen un ciclo holometábolo, es decir, que su fase larvaria no se asemeja en nada a la adulta y además viven en hábitats diferentes. Las larvas en el agua y los adultos en el medio aéreo. La hembra del mosquito común, por ejemplo, como sucede en la mayor parte de las otras especies de mosquitos es la única que busca sangre animal, ya que necesita de este componente biológico para poder poner los huevos. El macho se alimenta de nectar de flores, y su vida es mucho más corta.

A los dos días de obtener la sangre con una picada la hembra puede depositar los huevos de manera individual en pequeños el medio acuático o pequeños acumulaciones, en el caso del mosquito tigre. En el caso del mosquito tigre sus huevos son de color pardo y no se pueden ver a simple vista. Al día siguiente eclosionan y aparecen las larvas, que se mueven sinuosamente en el agua cuando detectan presencia. Se alimentan de algas y materia orgánica en suspensión y suben a la superfície del agua para respirar. En apenas una semana, si hay la temperatura adecuada (por eso el ciclo vital de los mosquitos en las latitudes mediterráneas se concentra entre abril y octubre) las larvas se transforman en pupas, de forma redondeada. Las pupas no se alimentan, ya que dentro de ellas se está dando la metamorfosis. Finalmente, dos días despues emerge el adulto, el cual ha completado su estado de larva a adulto en 10 días. La vida del mosquito tigre en el medio aéreo no superará un par de semanas y será alimento de murciélagos y otras aves insectívoras.

Los plaguicidas venenos para todos
El uso de plaguicidas para combatir los insectos está demostrado, como advirtió de forma pionera, Rachel Carson ya en 1963 con su libro Primavera silenciosa ponen en jaque nuestro planeta. En estas últimas décadas no hemos dejado de utilizar plaguicidas, pero se han sofisticado para reducir el espectro de insectos a eliminar y ser algo menos tóxicos. A pesar de ello, estos venenos químicos también acaban con insectos beneficiosos como las abejas un especie vital para nuestro bienestar y que están amenazadas por causa de los insecticidas. Fruto de esta mayor conciencia contra el abuso y uso de los plaguicidas se han desarrollado técnicas como la agricultura ecológica. Pero, estos productos venenosos siguen produciéndose.

Todas las estrategias basadas en la eliminación de los mosquitos pueden tener efectos secundarios igual de perniciosos que las enfermedades que transmiten actualmente porque la opción racional es previenir adecuadamente su picadura.

Los riesgos para la salud de las personas con el uso de plaguicidas es indudable. Así que en esta estrategia de matar mosquitos, actualmente, la gran industría ha abierto otra línea no menos arriesgada: aplicar la biotecnología para modificar modificar genéticamente a los mosquitos, y que ha empezado a utilizarse contra los machos de  Aedes aegypti, el mosquito portador tanto del virus zika como de la enfermedad del dengue ya ha empezado.

En el Reino Unido, científicos de la universidad de Oxford y de la firma de biotecnología Oxitec, han podido modificado un gene de este mosquito que evita que sus crías se desarrollen adecuadamente, lo cual hace que la segunda generación de mosquitos muera antes de poderse reproducir y así  se conviertan en portadores de enfermedades.

Unos tres millones de estos mosquitos modificados fueron liberados en una región de las islas Cayman entre 2009 y 2010 e inmeditamente informaron de una disminución del 96% de los mosquitos, comparado con la población de estos insectos en zonas cercanas. En Brasil ya se usa un ejército de millones de mosquitos transgénicos para combatir el dengue.

Los entomólogos advierten que esta práctica de eliminación de las poblaciones de mosquitos comporta muchos efectos secundarios. Recordemos que los mosquitos en su mayoría se alimenta del néctar de las plantas y son importantes polinizadores. Estamos hablando de la mitad de la población de este insecto, ya que sólo las hembras chupan sangre.

Los mosquitos son  la base de la nutrición de muchas aves y murciélagos como hemos comentado, y sus larvas son esenciales para la vida en el medio acuático ya que son alimento de peces y anfibios. Así que erradicar las poblaciones de mosquitos puede tener efectos imprevisibles en todos los ecosistemas que habitan.

Larvas de mosquito respirando en la superficie del agua.

Otros expertos aseguran que el papel de los mosquitos como alimento en la cadena trófica de los ecosistemas o polinizadores será tomado por otros insectos. Pero como ha sucedido con otras modificaciones artificiales de los ecosistemas estas pueden ser peores. La historia está llena de casos lamentables al respecto.

Hay quienes opinan que es completamente inaceptable eliminar deliberadamente una especie del planeta que es peligrosa para los humanos no justifica la alteración de los sistemas naturales. De hecho las pruebas de introducir mosquitos genéticamente modificados han tenido un éxito moderado y de ahí que la alternativa es alejarlos con repelentes naturales.

En Australia, por ejemplo, el programa para eliminar el dengue se basa en el uso de bacterias naturales que reducen la habilidad de los mosquitos de transmitir el dengue a las personas. En Estados Unidos han criado un mosquito genéticamente modificado con un nuevo gen en el laboratorio que los hace resistente al parásito de la malaria. Sin embargo, los efectos secundarios de estas técnicas son imprevisibles.

No todos pican a los humanos
El mosquito  Aedes aegypti aegypti se le considera maldito por ser un vector en la transmisión de la fiebre amarilla, el dengue, el virus Zika y otras enfermedades en humanos. Sin embargo, otra especie próxima, el mosquito Aedes aegypti formosa prefiere picar a animales no humanos. ¿Qué diferencia hay entre ambas subespecies para apreciar este diferente comportamiento? Un estudio comparativo entre los genes que se expresan en sus antenas (su órgano olfativo principal) encontró 14 genes que están correlacionados con sustancias que emitimos los seres humanos y que les atrayen.

Entre los 14 genes al comparar las dos subespecies de Aedes aegypti, el más interesante era uno que codifica un gen receptor de olores, llamado Or4, que estaba presente en niveles mucho más altos en las antenas de las hembras que pican a humanos. Analizando el sudor humano con un cromatógrafo de gases se observó que Or4 responde fuertemente a una molécula llamada sulcatone (sulcatona), presente en humanos en mayor proporción que en conejillos de indias y otros mamíferos.

Lo que está claro es que educar a la gente en la utilización de repelentes naturales y sobretodo métodos disuasivos como dormir bajo telas mosquiteras especiales y otras tácticas para evitar ser picado, es la mejor opción. Sin embargo, se impulsa en nombre de este millón de vidas que se "salvaría" eliminar a este 3 % de especies de mosquito más perjudiciales que sabemos que son esenciales en los ecosistemas.

Investigaciones sobre las picaduras de mosquitos
La clave para prevenir las picadas de mosquito está para muchos expertos en conocer las emisiones de aquellas sustancias de nuestro cuerpo que atraen a los que los mosquitos hembras y a las que son sensibles. Por ejemplo, se sabe que las concentraciones altas de esteroides o de subproductos del metabolismo del colesterol en la superficie de la piel es un atrayente. También parece que las hembras de mosquitos que precisan sangre se dirigen a las personas que producen cantidades excesivas de ciertos ácidos, como el ácido úrico. Según la explicación del entomólogo americano John Edman, esas sustancias parece que provocan una mayor sensibilidad del olfato de los mosquitos, atrayéndolos hacia sus víctimas.

Otros investigadores estudían los mecanismos moleculares y neuronales detrás del olfato del mosquito. Y eneste campo destacan aportaciones como la de Carolyn S. McBride vertidas en un artículo publicado en 2016 y titulado “Genes and Odors Underlying the Recent Evolution of Mosquito Preference for Humans,”. Así que las últimas investigaciones se centran en la elaboración de un mapa de los circuitos neuronales del mosquito para saber mucho mejor cómo nos huelen y de este modo prevenir sus picaduras y con ellas prevenir las enfermedades de las que son vectores.

 

Mosquito tigre en posición de picar.

En síntesis, sin embargo, las hembras son atraídas por diferentes estímulos del entorno como la temperatura, las formas visuales, sustancias volátiles de diverso tipo y, en especial, el dióxido de carbono (CO2)  una sustancia que pueden detectar a más de 50 metros, y otros subproductos metabólicos. Las personas sudadas con un metabolismo más alto, los humanos de edad infantil, las mujeres embarazadas exhalan una mayor cantidad de ese gas (aproximadamente un 25% más). Precisamente, gracias a estas investigaciones una empresa francesa ha desarrollado un kit antimosquitos que simula la presencia humana y cuando el mosquito se acerca lo aspira. Los estudios de campo demuestran su efectividad en más de un 70 % de media sobre 9 especies de mosquitos, demostrando ser más efectiva que los tratamientos con larvicidas con Bacillus thuringiensis israelensis (Bti).

La educación y la prevención son las armas más poderosas que tenemos en la lucha contra los efectos que causan a la salud de las personas los mosquitos. Lamentablemente, seguimos por razones de economía, fumigando con productos que eliminen a las poblaciones de mosquitos molestas.

Repeler en lugar de matar
La mejor técnica para evitar las molestias de los mosquitos son los repelentes. Sabemos que los sofisticados receptores biológicos de las antenas de las hembras mosquito se ven alterados por las sustancias aromáticas. Por eso, en general, las lociones o cremas con aceites esenciales como el arbol de té, la lavanda, la citronella, el alcánfor, la bergamota, la albahaca o la hierba gatera con su nepetalactona. Pero también es cierto que por ahora esta tipología de repelentes tienen una eficacia alta pero no absoluta.

Los compuestos que promueve la industria química son el DEET, abreviatura del nombre químico N, N-dietil-meta-toluamida, un producto bajo sospecha por sus riesgos sanitarios potenciales, que a menudo se formula en porcentajes más bajos (un 25 %) añadido a un cóctel de algunos de los aceites esenciales antes mencionados. El otro sintético antimosquito es el Picaridin [1-Piperidinecarboxylic acid, 2-(2-hydroxyethyl) pero entre estos sintéticos el más "natural" sería el que se extrae de bases vegetales y que se considera de mínimo riesgo para la salud; es el citrodiol que se extrae de Eucalyptus citriodora, también conocido como p-menthane-3,8-diol (PMD).

Existen recetas caseras que son muy eficaces como repelentes  y en exclusiva probada por diferentes colaboradores de la entidad en expediciones de riesgo de picadas.

La fórmula para 7 botes de 100 ml con una inversión de 3 € aprox. en productos y a un coste de 70 céntimos por bote.

Hojas y cáscaras verdes de nogal maceradas en aceite de oliva.

Componentes
- 750 ml de aceite de olivo de primera prensada en frío
- 100 gr de hojas y cáscaras verdes del nogal de la puerta de nuestra nave
- 8 gotas de aceite esencial de geranio y al gusto algunas de aceite esencial árbol de te por cada bote
Proceso
- En primer lugar hay que preparar la maceración del aceite de oliva con las hojas y las cáscaras de nogal
- filtrado (usando la tela de una media)
- rellenado del bote con tubo cuentagotas
- incorporación de las gotas de los aceites esenciales

Aplicación
- unas gotas en un brazo y frotar con el otro para esparcirlas
- unas gotas sobre los tobillos si se usa pantalones cortos
- unas gotas en la frente
 

Otro método repelente que se difunde por la red, pero con una eficacia baja son las emisiones de ultrafrecuencia y que actualmente se difunden con los móviles en diferentes APP que ofrecen diferentes opciones para emitir frecuencias entre 10 y 21 kHz. Sin embargo, no existe base científica que pueda avalar la supuesta eficacia de estas. De todas maneras estas populares aplicaciones para móviles que con zumbidos ultrasónicos se anuncian como que repelen los mosquitos pertenecen a los llamados repelentes EMRs [electronic mosquito repellents]. En cualquier caso, su eficacia no está científicamente avalada.

Lo cierto es que incluso con repelente de mosquitos, es posible que estos piquen y causen picazón y dolor. Para tratar las picaduras de mosquitos en casa, es aconsejable el vinagre de manzana aplicado en el sitio de la picadura. Poner una rodaja de cebolla cruda o ajo recién cortado sobre la mordida también puede proporcionar alivio y proteger contra la infección.

Si viajamos a alguna región donde existe el riesgo de malaria o fiebres palúdicas, lo más recomendable es la prevención e incluso el tratamiento con  Artemisa annua que previene el desarrollo del paludismo e incluso la cura en un altísimo porcentaje.

Pero mientras el tema de la prevención de las picadas de mosquitos es bien popular, lo es mucho menos el papel ecológico de los mosquitos. Los hemos demonizado y hemos concentrado nuestra atención en matarlos. Desde el punto de vista científico, el papel ecológico de los mosquitos es todavía muy incipiente en comparación con los aspectos de su etología relacionados con su interacción con los seres humanos. Es por tanto urgente centrar la atención no sólo en el control de los mosquitos sino también en convivir gracias al uso del conocimiento científico refinado sobre su ecología.

Artículo elaborado por la redacción de terra.org. Fotos: Fundación Tierra y fuentes diversas.

Modificado
23/05/2018

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