Rayo de sol líquido




Rayo de sol líquido
Abril de 2006 - Artículo cedido por Integral y New Internationalist



En el parque de atracciones de Pripyat la noria dejo de rotar hace ahora 20 años


Enl a guardería cambiaron muchos de los sueños de los más pequeños


Elena, con su casco, el geiger y la ilusión de mostrar a todos imágenes actuales y datos de la zona muerta de Chernóbil. Imágenes de Elena Filatova.






La energía nuclear se ha vendido, hasta ahora, como una tecnología utópica que se implantaría en una época en la que nadie tendría que trabajar, donde la energía sería gratis e ilimitada y la gente viviría más años y con unos hábitos de vida más saludables. Los impactos culturales de la “era atómica” han sido profundos.

Desde que se descubrieron los rayos X hace más de 100 años y más tarde el radión, se han desarrollado varias aplicaciones basadas en tecnologías de radiación que han logrado fascinar al público de Europa y Norteamérica.

La tecnología de rayos X se ha empleado para todo: desde tratamientos de dolor de cabeza hasta pruebas de calzado. La moda de utilizar terapias de radiación se mantuvo durante casi cuarenta años y su uso fue diverso: tratamientos contra la tiña, el acné, amígdalas y vegetaciones. Los llamados “problemas femeninos” también encontraron solución con esta técnica mediante la irradiación de los ovarios en curas para la depresión o para provocar la menopausia. Algunos pediatras llegaron a utilizar de manera habitual los rayos-X en embarazadas y sus hijos, e incluso la gente ingirió cantidades ilimitadas de radión como remedio, llamado, en ciertas ocasiones, “rayo de sol líquido”.

En 1958, la compañía automovilística Ford creó un prototipo llamado el Nucleon –un coche que utilizaba la energía nuclear. También, las Fuerzas Aéreas Norteamericanas invirtieron mil millones de dólares en el diseño de un avión que, impulsado por energía nuclear, permanecería en el aire siempre. Un escritor científico predijo que el mal tiempo pasaría a la historia gracias al desarrollo de “soles artificiales atómicos” instalados en torres altas. Un investigador sugirió que la construcción de carreteras podría mejorarse utilizando reactores para asfaltar autopistas directamente sobre el terreno.

Con la promoción exagerada que se está haciendo últimamente a favor de la tecnología de la fusión y la promesa de una nueva “era fusión”, sería oportuno recordar los errores del pasado.

Paul Emile-Comeau vive en Nueva Escocia, Canadá.
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Modificado
09/02/2017

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