Agotando los recursos artísticos

Que una artista musical haya interrumpido todos sus conciertos por agotamiento hasta el 2011, sin duda, en apariencia, no tiene nada que ver con la ecología, objeto de este portal y de las andanzas de quien escribe. Pero, uno también se enamora de la belleza de lo que lo rodea y en especial la que sale del alma artística humana. Y esta noticia no hace sino confirmar que además de la naturaleza silvestre, tampoco tenemos miramientos en hacerlo de la naturaleza artística humana. Las similitudes me obligan a la reflexión.

Hace unos años, estaba un día en el cine, entretenido con una de esas peliculillas bobaliconas (que a veces hay que mascarse para salir del estrés cotidiano) de la cual me sorprendió una dulce canción de la banda sonora. Como soy de los que se leen todos los títulos al final del film (porque me gusta alucinar con la cantidad de personas que intervienen para darnos dos horas de entretenimiento) aguardé a que salieran los créditos de las canciones interpretadas y anoté la artista: Katie Melua. Así que fui a investigar a una de las pocas tiendas de discos que quedan en la ciudad. En este tema soy altamente conservador y me gusta tocar la música amorosamente estampada en el CD. Y en fin allí estaban dos CD, Call of the Search (un disco del 2003) y Piece by Piece (2005). Tras zamparme más de noventa minutos de voz dulce sobre una cadencia musical entre jazz y melódica tenía que saber quien era la cantante y más tratándose de alguien que cerraba el segundo disco con una versión en un español impecable de la canción del primer disco The closest thing to crazy.

Sus canciones oscilan entre el jazz delicado, el blues más sutil y el pop de balada.

Resumo, Katie Melua (1984), nacida en Georgia, emigró con su familia a Irlanda en 1993 y obtuvo la nacionalidad británica el 2005. Como no soy un melómano convulsivo pues no la descubrí hasta el 2006 pero desde entonces he intentado seguir sus siguientes álbumes no recopilatorios: Pictures (2007) y The House (2010). Pasó por mi ciudad dando un concierto en el 2008, pero dado que no me gustan los directos, pues me generan demasiado estrés para conseguir entradas y pelearse por las primeras filas, pues no asistí.

Según reconoce la autora, aunque las conozcamos, todas las casas tienen un cierto aire misterioso, aspectos que no sabemos de ellas; por eso este disco se llama La casa, y no El hogar.

Hoy la música ya no es lo de antes. Ahora, las piezas musicales suenan con itunes, spotify, etc. La recaudación de la poderosa industria que hay detrás se hace, en buena parte, en los directos. La gente ya a penas paga por una cajita artística con un disco de policarbonato, pero si que lo hace y con delirio por acercarse al mito en un directo. Así que en realidad, si una persona quiere vivir del arte, tiene que salir al ruedo del circo. Los aplausos son la metáfora de la nueva recaudación y las giras, el montaje que hace posible su existencia. Lo que probablemente, la mayoría silenciosa no queremos ver es que una cosa es crear y la otra recrear. Algunos artistas sin duda tienen madera de escenario, pero otros más bien no; pero mantener toda la estructura económica requiere entregarse al público, a las feroces garras de los periodistas, las tediosas sesiones fotográficas, airear la intimidad y en fin apearse de la vida personal para dar vueltas y vueltas en el tiovivo de la industria musical que nuestra locura alimenta sin fin. Y en fin, Katie Melua, esta mujer que por sus letras la conoceréis, ha acabado en cama por prescripción médica con un diagnóstico contundente: agotamiento. Así que canceló todos sus conciertos programados por media Europa.

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Los artistas musicales, una mercancía más, de la cual poco nos importa que sean sometidos más allá de sus límites a pesar de que sean seres humanos.

La interrupción de los conciertos de una artista que lleva vendidos más de 10 millones de CD me ha venido a la mente que es una metáfora sobre la necesidad de dar, de una vez por todas, una tregua a la explotación de todo aquello que queremos, que nos parece bello o  agasaja nuestro  egoísmo. El agotamiento de Ketie Melua es sólo una muestra más de que exigimos sin contemplación que mientras podamos pagar nos otorguen lo deseado. La explotación artística no es muy diferente de la depredación de la naturaleza.  Aunque de forma inconsciente a veces,  tendemos a exprimir sin compasión cualquier gallina con huevos de oro. La explotación de los caladeros marinos para extraer pescado a un ritmo exacerbado, mientras nos degustamos mariscos baratos en los buffet tipo Wok;  la destrucción de selvas para plantar palmeras aceiteras destinada a la cosmética, la alimentación y los biocombustibles, etc. forma parte de nuestros productos de consumo más habituales y está acabando con recursos únicos en este planeta. Cada vez son más las personas con habilidades artísticas que acaban vampirizadas por seguidores, managers, discográficas, etc. La inspiración y el arte son también recursos finitos pues residen en personas especiales cuya desaparición por sobreexplotación significa la pérdida definitiva del bien no renovable que contribuye a una mejor calidad de vida.

Para mi, la música en este caso, con artistas como Katie Melua ocupan momentos de inspiración escribiendo, pensando o simplemente dejando que su letra y armonía fluyan a través de sentimientos perdidos, de emociones olvidadas o entre imágenes desvanecidas. Que la genialidad en el arte humano se extinga por accidentes como sucedió con Jim Croce, que sea víctima de una locura como el asesinado John Lennon, o que simplemente, hivernen, por que todo tiene su tiempo, como Janis Ian, forma parte de lo inexorable. Pero, que seamos causa activa de la desaparición de bienes preciados del planeta por parasitismo, sea depredando la biodiversidad, los recursos no renovables o la genialidad humana nos debería hacer reflexionar sobre algo fundamental. Debemos luchar contra nosotros mismos para reducir la codicia generalizada y detener la actual crisis socioeecológica. La frugalidad, la austeridad no sólo debería aplicarse al consumo de alimentos, también debería ser considerada en lo cultural y el ocio.

Katie Melua frente al piano en un concierto en directo.

Cuando anunciaron el ahora cancelado concierto de Katie Melua para el 14 de octubre 2010 este verano pasado con la excusa de presentar su último CD, The House, estuve dudando sobre si intentar superar mi aversión por el directo escogiendo una buena compañía y degustarme las probables dos horas del directo. El anuncio oficial de la interrupción de la gira de esta cantante por agotamiento no hace sino confirmarme lo que ya intuía. Al final opté por invertir el dinero equivalente a las entradas en CDs de esta artista y regalarlos a diferentes amistades que no la conocían. Cada cual ha de buscar su fórmula para salvar el planeta, pero lo que está claro es que no lo lograremos lanzándonos sobre los bienes relucientes no renovables de forma salvaje como hacemos actualmente sobre cualquier planta, animal, mineral, cosa o persona que sobresalga. Incluso, cuando nos lanzamos a hacer colas para agotar las entradas de la gira mundial de una celebridad artística. Así las cosas, como canta Katie Melua, mi afrodisíaco eres tú..., amada Tierra.

 

Modificado
09/02/2017

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