Biología sintética y los nuevos amos de la biomasa

Biología sintética y convergencia tecnológica

¿Es biotecnología? ¿Es nanotecnología? ¿Es acaso tecnología de la información?. El campo de la biología sintética conjunta de hecho las tres —un ejemplo de las “tecnologías convergentes”, la más reciente estrategia industrial favorecida por los planificadores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

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Mapa de los lideres de la industria de la biología sintética. Fuente: ETC group

En el corazón de la biología sintética yace la creencia de que todas las partes de la vida pueden hacerse sintéticamente (es decir, mediante la química), que pueden diseñarse con ingeniería y ensamblarse para producir organismos funcionales. Nacida de las comunidades punto.com de Boston y California, gran parte de la visión de la biología sintética se articula utilizando metáforas de computación. El código del ADN se considera el software (el programa de computación) que instruye la vida, mientras la membrana celular y toda la maquinaria biológica en el interior de la célula se piensan como el hardware (los componentes internos de una computadora) o wetware (literalmente componentes húmedos), como se les conoce, que requerimos embonar para configurar un organismo vivo.

Para configurar nuevos organismos que nunca antes han existido en la Tierra, se realiza un trabajo a escala nanométrica donde convergen varias disciplinas. Es lo que se conoce como BANG (bits, átomos, neuronas y genes). La nanotecnología que controla la materia mediante la manipulación de los átomos, puede converger con la biotecnología que controla la vida mediante la manipulación de genes; que a su vez converge con la informática para controlar los datos mediante la manipulación de bits y que, a su vez, converge con la neurociencia cognitiva para controlar la mente mediante la manipulación de las neuronas. La biología sintética puede ser la tecnología convergente por excelencia. No obstante, en esa convergencia multidisciplinar encontramos doctores en ingeniería química, eléctrica y bioquímica, en física y farmacología, pero pocos son estrictamente biólogos.

La ingeniería de transgénicos con la que se producen tomates o maíz con características diferentes a su naturaleza original, resulta algo anticuado al lado de esta nueva frontera en la manipulación de la vida, donde se construye desde la nada.  Las "frases" del código genético se inventan y escriben añadiendo nuevas letras que no han existido en la naturaleza, y se empaquetan en un "chasis" artificial para que se dispersen y multipliquen. Se crean así nuevas formas de vida con comportamientos nuevos en la naturaleza, que se pueden reproducir e interaccionar con el entorno.

En el actual escenario global de un mercado salvaje con falta de ética y controles, existen nuevas vías muy poderosas para modificar al ser humano y al entorno. Izquierda: imágen computerizada de un compuesto biosintético: una molécula de titanio (en el centro) con ramificaciones añadidas de ADN. Derecha: imágen al microscopio de microesferas. Las microesferas son un sistema de encapsulación de la ingeniera nanotecnológica con propiedades ópticas, magnéticas o de otro tipo. Sirven para transportar drogas, proteínas u otras biomoléculas, y hoy ya son de uso frecuente por ejemplo en cosmética. Fuente: EPA / Microspheres.us

Las inversiones en millones de dólares en este tipo de tecnología son colosales, y sus defensores creen que la industria de la vida artificial reemplazará en unos diez años a la petroquímica. Sin embargo, crece en un entorno semejante al del salvaje oeste, de libertad total y sin ninguna supervisión regulatoria. Sus defensores intentan hacer esfuerzos de concertación para evadir el escrutinio gubernamental, mediante fórmulas de auto-regulación. Al mismo tiempo, es notorio resaltar que son los propios científicos de este campo quienes muestran preocupación por las tremendas y desconocidas repercusiones futuras para el ser humano y el medio ambiente, debido en gran parte al ocultismo habitual de los trabajos que se realizan.

 

Biología sintética y el próximo asalto a la biodiversidad

Con el pretexto de afrontar la degradación ambiental, el cambio climático y las crisis energética y alimentaria, la industria propone una “nueva bioeconomía” con el reemplazo de los hidrocarburos fósiles por materia viva, hoy llamada “biomasa”. La biomasa más productiva y accesible se ubica en el Sur global, justo en el espacio donde, hacia el año 2050, podría haber hasta dos mil millones de bocas más que alimentar, en tierras que (gracias al caos climático) están en peligro de reducir su producción entre un 20 y 50% para entonces. A pesar de que éste podría ser el peor momento posible para ejercer aún más presión sobre los ecosistemas, se dice a los gobiernos que la “biología sintética” —una tecnología apenas en proceso de invención— podrá producir y transformar toda la biomasa que se requiera para reemplazar a todos los combustibles fósiles que actualmente usamos. Al mismo tiempo, los nuevos mercados de carbono empujan a transformar la vida vegetal en “inventarios de carbono” para su comercio (supuestamente para contribuir a la reducción de las emisiones). Las compañías que promueven esta nueva bioeconomía y que dicen “confíen en nosotras”, (de energía, de química, agronegocios y silvicultura), son las responsables en primer lugar de las crisis climática y alimentaria que hoy padecemos.

Portada de la publicación del ETC Group "Ingeniería genética extrema. Una introducción a la biología sintética", publicada en enero de 2007. Disponible sin coste en www.etcgroup.org

¿Qué está en juego?

En juego están la alimentación, la energía y la seguridad de las naciones. El 24% de la biomasa terrestre que se produce cada año se consume en usos humanos y los especuladores mundiales quieren aprovechar la convergencia de múltiples crisis para mercantilizar y monopolizar el restante 76% de la biomasa (y sería más si consideramos a la biomasa oceánica). Los sectores de la industria que tienen interés en convertir los cultivos en biomasa incluyen al energético, químico, alimentario, plásticos, textil, farmacéutico, papelero y de la construcción, además del sector del comercio de carbono, lo que arroja un mercado combinado de más de 17 billones de dólares.


Los actores

Los medios de comunicación especializados reportan con frecuencia noticias sobre las compañías de reciente formación, como Synthetic Genomics, Amyris Biotechnologies y LS9 pero, detrás de los encabezados, el capital para el desarrollo de la biología sintética proviene del Departamento de Energía de Estados Unidos, así como de grandes empresas energéticas como BP, Shell y ExxonMobil, químicas como BASF y DuPont, o de los agronegocios y la silvicultura, como Cargill, ADM, Weyerhauser y Syngenta. Si bien las primeras instalaciones industriales “demostrativas” están siendo construidas en Europa y Estados Unidos, los países con el mayor volumen de plantas vivas son los que finalmente albergarán a la mayoría de las plantas de producción, pues en última instancia para la nueva bioeconomía, “la geografía es destino”.  La industria ya tiene los ojos puestos en Brasil, México, Sudáfrica y Malasia como sitios de experimentación para esta nueva tecnología. Mientras tanto, los gobiernos pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ya están inyectando más de 15 mil millones de dólares en subsidios a la economía de la biomasa.

 

Foros

Tanto las empresas líderes como los científicos involucrados en el desarrollo de la biología sintética están de acuerdo en que se requiere cierto tipo de supervisión o regulación, y reconocen los riesgos potenciales para la bioseguridad provenientes del desarrollo de nuevas especies de microbios y plantas. Aunque la biología sintética y la economía de la biomasa impactarán profundamente en los usos del suelo, la diversidad biológica, el ambiente y el bienestar humano, todas esas implicaciones están siendo desdeñadas por la mayoría de los gobiernos e investigadores. Dentro de Naciones Unidas, el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) está abordando activamente el tema de la biología sintética. Pero a pesar de sus implicaciones para la seguridad alimentaria, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) parecen ignorar los desarrollos recientes.

En las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCC), los gobiernos del Sur no parecen estar al tanto de que la llamada “transferencia de tecnología” está siendo sesgada con el fin de extender el monopolio de la industria sobre las tecnologías de la biomasa, los recursos y territorios del Sur global. Las implicaciones de la “nueva bioeconomía” son tan vastas que deberían ser incluidas en la agenda de todas las agencias del sistema de Naciones Unidas y, especialmente, deberían ser abordadas en la Cumbre de Río+20, a realizarse en Brasil, en 2012.

 

 

Las políticas

En 2010 se anunció que investigadores en biología sintética pueden manipular el ADN para construir microorganismos artificiales y autorreplicantes que nunca antes existieron sobre la Tierra. Ello tendrá implicaciones inmediatas sobre la biodiversidad, la bioseguridad y las economías nacionales. Las formas de vida sintéticamente construidas no deberían ser liberadas al ambiente sin control, y la ONU y los gobiernos nacionales deberían establecer —por lo menos— moratorias para prevenir tales liberaciones. Como medida urgente, deben realizarse estudios para determinar las implicaciones de lo que Estados Unidos denomina “la revolución basada en la biología” como medio para afrontar el cambio climático, la crisis de los ecosistemas mundiales, el suministro de energía y alimentos, y sus efectos sobre la supervivencia de pueblos y comunidades. La sociedad civil y los movimientos sociales organizados entorno a los problemas relacionados con la agricultura, el derecho a la tierra, la producción forestal, la vida marina, las tecnologías emergentes, las toxinas químicas, el cambio climático, la justicia energética y el consumo necesitan compartir sus análisis urgentemente y coordinar la resistencia frente a las amenazas comunes que están surgiendo con la nueva “bioeconomía”.

 

Resumen y extractos de los informe del Grupo ETC. Descargar informes completos:
(1) Ingeniería genética extrema: una introducción a la biología sintética (2007)
(2) Los nuevos amos de la biomasa. Biología sintética y el próximo asalto a la biodiversidad (2011)

El Grupo ETC se dedica a la conservación y promoción de la diversidad cultural y ecológica y los derechos humanos, con especial atención a la manipulación nanotecnológica y biosintética. Website: www.etcgroup.org

* Para una perspectiva del desarrollo de la biología sintética en España consultar los datos y las publicaciones periódicas del website de la Fundación Genoma España, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.

En el corazón de la biología sintética yace la creencia de que todas las partes
de la vida pueden hacerse sintéticamente (es decir, mediante la química), que
pueden diseñarse con ingeniería y ensamblarse para producir organismos
funcionantes. Nacida de las comunidades punto.com de Boston y California,
gran parte de la visión de la biología sintética se articula utilizando metáforas
de computación. El código del ADN se considera el software [el programa de
computación] que instruye la vida, mientras la membrana celular y toda la
maquinaria biológica al interior de la célula se piensan como el hardware [los
componentes internos de una computadora] o wetware [literalmente
componentes húmedos], como se les conoce, que requerimos embonar para
configurar un organismo vivo. Esta sección examina qué tan lejos han llegado
los biólogos sintéticos en la reelaboración de estos “programas y componentes” en el laboratorio
Modificado
09/02/2017

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