Diez razones para cerrar Garoña

29 de junio de 2012.- Transcribimos un manifiesto redactado por diferentes expertos que estuvieron en la primera línea de la lucha anti nuclear en España en los años setenta. El texto es extenso, pero aporta un elevado nivel de información que nos parece esencial que esté disponible para el público de nuestro país. Hay en marcha, además, varias acciones sociales a favor del cierre de la central nuclear de Garoña, por el elevado riesgo de peligro de accidente nuclear de su vieja infraestructura.

La central nuclear de Santa María de Garoña situada a la orilla del río Ebro en la provincia de Burgos.

Diez razones para cerrar Garoña y desnuclearizar España

1- La radiación es muy dañina y peligrosa aún en bajas dosis: no hay dosis inocua.

Los aproximadamente 7.000 millones de habitantes que ocupamos el planeta Tierra somos supervivientes adaptados a la radiación solar, atmosférica y del suelo, y a la radiación de fondo. Ésta es la principal causa por la que cualquier radiación añadida, por pequeña que sea, aún en bajas dosis, puede afectar a la especie humana. La energía nuclear nació con fines bélicos, se quiso transformar en átomos para la paz para producir electricidad y, tras 60 años de intentos y unas 450 centrales nucleares en el mundo, no llega a producir el 13% de la electricidad consumida en el planeta. Es una promesa incumplida: es la energía del futuro cuyo tiempo ya pasó. Las radiaciones no se ven, no se huelen, no tiene sabor, y sus efectos a veces no se perciben de manera instantánea e inmediata ni pueden ser medidos en la salud humana. Por razones desconocidas a unas personas les afecta en su salud, en sus cromosomas, en su genética y a sus herederos, más que a otras. Hay un consenso científico universal que acepta el axioma de que no hay dosis inocua por pequeña que sea. Las centrales nucleares aun funcionando correctamente emiten radiaciones legales y, en caso de accidente grave, pueden ser catastróficas.

La energía nuclear es una tecnología muy peligrosa, como lo demuestran la multitud de accidentes nucleares ocurridos, siendo los más graves, hasta ahora: Winscale (RU, 1957, Nivel INES 5), TMI (1979, EE.UU., fusión casi total del núcleo, Nivel INES 5), Chernóbil (1986, antigua URSS, fusión total del núcleo, Nivel INES 7), Fukushima (2011, Japón, tres fusiones totales de núcleo en reactores 1, 2 y 3, nivel INES 7). Algunos cálculos de probabilidad indican que el próximo caso de accidente nuclear catastrófico en el mundo pudiera producirse entre los siete y los diez próximos años (2013 – 2023).

Garoña, no gracias.

La Central Nuclear de Garoña empezó a funcionar en 1971 y nunca ha tenido permiso para funcionar 40 años. En 2009 solicitó un nuevo permiso de explotación provisional para funcionar otros 10 años más, nuevamente prorrogables, pero el Gobierno Zapatero acordó darle un último permiso de 4 años, decretando el cese definitivo de su explotación el 9 de julio de 2013. A primeros de enero del 2012 el Consejo de Ministros solicitó un informe al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) sobre la continuidad del funcionamiento de la planta. Su anterior informe de 2009 autorizaba inicialmente el funcionamiento de Garoña hasta el año 2019, pero el Gobierno solo autorizó hasta el 2013. En esta primavera y verano del 2012 debemos participar en el debate que acabe convenciendo al Gobierno de la no prolongación del funcionamiento de la Central Nuclear de Garoña más allá del 2013.

 

2- Un accidente grave podría afectar a la salud de los habitantes del Eje del Ebro.

La Central Nuclear de Garoña es igual que una de las tres que sufrieron la fusión del núcleo en Fukushima, está situada en cabecera del Río Ebro, unos 50 km en línea recta aguas abajo del Embalse del Ebro (que le proporciona caudal de agua de unos 700 hectómetros cúbicos al año para refrigeración). La central está situada encima de Miranda de Ebro (Burgos), a una distancia en línea de recta de unos 25 km, y a unos 50 km de Vitoria (País Vasco, que está celebrando el Título de Capital Europea Verde en el año 2012). Miranda de Ebro, con unos 40.000 habitantes, y Vitoria, con unos 160.000 habitantes, serían las áreas urbanas más inmediatamente expuestas a un accidente nuclear.

Desde el Embalse de Ulibarri (Vitoria) se trasvasa el agua de la Cuenca de Ebro para el abastecimiento del Gran Bilbao. Vizcaya, más de un millón de habitantes, está a poco más de 100 km en línea recta al norte de la Central Nuclear de Garoña. Aguas abajo del Ebro nos encontramos con Logroño y La Rioja (unos 300.000 habitantes), Tudela y la Ribera de Navarra del Ebro (unos 140.000 habitantes), y Zaragoza y su entorno (unos 850.000 habitantes) en el Eje del Ebro, entre Tudela y Caspe (Embalse de Mequinenza), podrían ser afectadas aguas debajo de Garoña un millón y medio de personas, parte de las cuales reciben agua en sus domicilios de los abastecimientos urbanos afectados por la central nuclear. En caso de accidente mayor o grave (niveles 6 y 7) de Garoña habría un efecto de radiaciones emitidas a la atmósfera que se dispersarían en función de los vientos dominantes durante días o semanas, y que convierte en potencialmente más afectados a las poblaciones y territorios más cercanos (Miranda de Ebro, Vitoria, Bilbao, y en menor medida Logroño, Pamplona, Tudela y Zaragoza).

Un accidente grave en Garoña, por la pérdida de refrigerante, como el que se produjo en tres de los seis reactores de Fukushima, podría ocurrir a raíz de una explosión de hidrógeno (como también sucedió en la central de Three Mile Island). La reacción del zircaloy, aleación que envuelve las vainas del combustible, con el vapor de agua produciría óxido de zirconio e hidrógeno, que en contacto con el oxígeno provocaría la deflagración y en consecuencia la fusión del núcleo (el temible "meltdown"). La catástrofe sería inevitable (la documentación sobre el zirconio se puede encontrar en el capítulo "Zirconium connection" del ensayo de Santiago Vilanova "Fukushima, el declive nuclear"). Las radiaciones a la atmósfera, depositándose sobre el suelo, afectan a la salud de las poblaciones y territorios más cercanos. Los radionúclidos que afecten al agua del Ebro pueden tener no solo efecto sobre la salud, sino sobre la economía del Eje del Ebro.

 

3- Un accidente de nivel siete, con fusión del núcleo en la Central de Garoña, podría tener efectos catastróficos en la agricultura y agroindustria del Eje del Ebro.

Existiría una afectación desigual en las Comunidades Autónomas de La Rioja, sur de Navarra y Eje del Ebro desde Aragón y hasta Cataluña. La radiación de las fugas de agua de Garoña al Río Ebro afectarían a unas 100.000 hectáreas de riego a través de los Canales de Lodosa, Canal Imperial, Canal de Tauste y acequias derivadas del río, así como bombeos desde el Ebro a ambas márgenes. Estas 100.000 hectáreas de regadío, que actualmente tienen un valor económico de unos 4.000 millones de euros, si fueran contaminadas por agua radioactiva podrían verse obligadas a dejar de producir, ya que los alimentos con contaminación radioactiva no tendrían mercado.

Se podrían perder también unos 20.000 empleos directos y otros tantos indirectos en explotaciones agrícolas, unas 500 grajas, unas 300 empresas agroalimentarias, incluida la Ciudad Agroalimentaria de Tudela, etc. Probablemente la mayor catástrofe económica y gastronómica la sufriría el sector agroalimentario: adiós al vino de La Rioja, adiós a las hortalizas de Navarra, adiós a las carnes y a las frutas de Aragón en el Eje del Ebro, adiós al arroz y hortalizas del delta del Ebro.

 

4- Ante una catástrofe nuclear, Nuclenor, la empresa propietaria de la Central Nuclear de Garoña tiene limitada la responsabilidad civil a terceros a 1.200 millones de euros.

El resto de las indemnizaciones dependerían de hasta dónde fuese capaz de llegar el Estado, y de su capacidad de endeudamiento... Es poco conocido que, desde la firma de la Convención de París de 1960, ninguna compañía eléctrica, ni consorcio nacional o internacional de seguros, cubre todos los riesgos de la catástrofe de una central nuclear. El Consorcio de Seguros Español, que es probablemente el más antiguo y de los mejores del mundo, nació en los años 50 del siglo XX, y cubre ciertos riesgos de catástrofes naturales, pero no cubre todo el riesgo catastrófico de una central nuclear. Por tanto, debe quedar claro que ni en España, ni en otro país del mundo, las compañías de seguros responden ante los accidentes catastróficos de una central nuclear.

El movimiento ecologista español está en campaña permanente para el cierre de Garoña.

En Fukushima, un año después de la fusión del núcleo de varias centrales nucleares, siguen desalojadas 80.000 personas en un radio de 20 km, y la indemnización recibida ha sido de 8.000 euros por persona desplazada. Cuesta creerlo, pero es así. Son 80.000 desplazados que han perdido sus casas, sus tierras, sus negocios, sus afectos y memoria histórica, recibiendo en compensación solo 640 millones de euros. La ley japonesa sólo obliga a las empresas nucleares a una indemnización a las víctimas, limitada a 1.000 millones de euros. Debe quedar claro a la población, a los propietarios, a los empresarios, a los Gobiernos Autonómicos, a los Ayuntamientos situados en el Eje del Ebro, que la Central Nuclear de Garoña en caso de accidente mayor o grave (niveles 6 y 7) tiene la responsabilidad civil limitada a 1.300 millones de euros, sin el soporte, ni la garantía, ni las indemnizaciones del Consorcio de Seguros, ni de ninguna otra compañía de seguros.

En una situación de déficit público y de crisis económica tan grave como la actual, no parecer razonable someter al Estado y a las Comunidades Autónomas a un riesgo financiero tan alto derivado de una catástrofe nuclear en caso de que se prolongase la vida de la Central Nuclear de Garoña hasta el 2019. La situación financiera del Estado Español hasta el año 2020 va a ser tan débil, que no podría responder a una catástrofe derivada de una central nuclear. La energía nuclear y la Central Nuclear de Garoña en concreto ponen en peligro y riesgo la solvencia del país y del Estado (incluso del sistema eléctrico). Alemania lo ha visto claro y ha decidido un programa para el cierre nuclear definitivo de las centrales en su territorio.

 

5- La Central Nuclear de Garoña se debe cerrar, ya que no es imprescindible para el abastecimiento eléctrico ni de España, ni del Valle del Ebro, ni del País Vasco.

Garoña está situada en la Comunidad de Castilla León, y tanto esta Comunidad como Aragón y Navarra, sin nucleares, son excedentarias, amplísimamente excedentarias, en producción eléctrica. Esto quiere decir que la Central Nuclear de Garoña se puede cerrar a final de 2013 sin que sufra la garantía de potencia ni el abastecimiento eléctrico de Castilla León y el Valle del Ebro que son excedentarios en producción de energía eléctrica. En el Sistema Eléctrico Español gestionado por Red Eléctrica de España (REE, operadora y transportista de alta tensión), es bien conocido que la mayor parte de la producción eléctrica de Garoña se dirige al País Vasco. Lo mismo sucede con los 1.200 MW de los tres ciclos combinados de gas en Castejón, en Navarra (Navarra envía a la Comunidad Autónoma Vasca aproximadamente el 40% de su energía eléctrica excedentaria). Todo lo anterior quiere decir que hay capacidad de generación eléctrica y garantía de potencia para abastecer desde el operador eléctrico REE al País Vasco y al resto del sistema eléctrico español. Es poco conocido que España tiene en esta primavera del año 2012 unos 96.000 MW de potencia eléctrica instalada, aproximadamente el doble de la potencia instalada necesaria para abastecer las puntas de consumo de julio o de enero-febrero, que están en unos 46.000 MWh. Así pues, ni a nivel del Valle del Ebro ni de Castilla León, Comunidad Autónoma Vasca, Navarra y Aragón ni en el conjunto de toda España tendría efecto eléctrico el cierre de la Central Nuclear de Garoña. A la crisis financiera y a la crisis del Estado de Bienestar Europeo no se les puede someter al riesgo de una catástrofe nuclear y energética que hundiría a Europa y a España en una situación límite… sin posibilidades de endeudarse más para financiarla…

 

6- El cierre de Garoña se justifica por la responsabilidad ética del riesgo evitable. El modelo de actuación política en la toma de decisiones aplicado por Ángela Merkel en el parón nuclear de Alemania se basó sobre todo en razones éticas. La canciller, impresionada por la información que le llegaba de Fukushima, declaró en una entrevista al periódico alemán Die Zeit, el 12 de mayo del 2011, que tenía tomada la decisión del abandono nuclear de Alemania: “no esperaré a que un riesgo que yo juzgaba como teórico y aceptable sea una realidad”. Durante el mes de abril se reunió una Comisión Ética nombrada por Ángela Merkel, formada por 17 expertos representantes del mundo económico, científico y religioso, que elaboró un documento destinado a asesorar al Gobierno y que fue decisorio para optar por la desnuclearización. El cambio profundo de Alemania liderado por su Presidenta es muy sencillo de entender: a partir de Fukushima el riesgo teórico y aceptable de la energía nuclear deja de ser aceptable y se convierte en tan real que hay que impedir el riesgo. En cierto modo Ángela Merkel reconoce que no es ético el exponer a la población a un riesgo ante el que ni las empresas ni el Estado responden, es decir, el riesgo nuclear se convierte en inaceptable. Este es el razonamiento que se debe aplicar al cierre de la Central Nuclear de Garoña y, a medida que vaya llegando su fecha legal, al resto de las centrales nucleares existentes en España.

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Situación de la central de Garoña y las áreas afectadas en caso de accidente radioactivo.

El sistema eléctrico alemán y el sistema español son probablemente los dos mejores del mundo en países de más de 46 millones de habitantes y tienen bastantes analogías. Tienen una alta garantía de potencia instalada con respecto a las puntas máximas y pueden hacer la transición al 100% renovable con gas: España con gas de Argelia, Libia, Emiratos Árabes, etc. y Alemania con ciclos combinados a partir del gas ruso y con carbón polaco y alemán. La transición va a costar unos 30 o 40 años tanto en Alemania como en España, que se parecen también en ser líderes mundiales en energías renovables eólica, solar fotovoltaica y termoeléctrica. Alemania tiene también un porcentaje de energía hidroeléctrica parecido al de España, y un porcentaje de energía eléctrica nuclear que ahora va a cerrar parecido al de España (un 20%).

El paso inmediato no lo va a dar el Gobierno Español en la dirección del modelo energético desnuclearizado alemán, pero si desde el Valle del Ebro, especialmente desde Navarra, Aragón y La Rioja, se podría abrir un debate, coordinar una estrategia, incluso convocar un referéndum, para el cierre de Garoña al final del 2013. En términos geopolíticos y geoestratégicos no deja de ser paradójico que Europa y España estén siguiendo las directrices económicas de austeridad, ahorro, supresión del déficit público propuesto por Alemania, mientras que en la política energética se está actuando de manera contraria: se suprimen las primas y el desarrollo a las energías renovables, y se prolongan la vida de las centrales nucleares. Navarra, y especialmente Zaragoza en el Valle del Ebro, están liderando con Alemania y Dinamarca las energías renovables, y además disponen de un liderazgo en el sector agroalimentario. El Valle del Ebro produce alimentos para sus 3.2 millones de habitantes y para otros 7 millones más. Lo mismo se puede conseguir no con energía nuclear, sino con energías renovables.

 

7- Tenemos derecho a disfrutar tranquilos del capital público y de nuestro trabajo acumulado en los últimos 100 años.

La plataforma "Cerremos Garoña" postula:

El Valle del Ebro puede liberarse de la dependencia y el riesgo nuclear y dedicar todo su esfuerzo a la producción de alimentos y electricidad renovable, sostenible, descarbonizada. Reunimos todas las bazas para lograrlo: baja densidad de población; 12.000 hectómetros cúbicos de agua al año; unas 2.300 horas de sol al año; unas 2.300 horas de viento al año. Somos excedentarios en electricidad y alimentos, y podemos crecer en la economía verde. Queremos salvar del riesgo nuclear a nuestro valle estable, seguro, con buena vida y buena gente. Con mucho trabajo y buena gestión pública y privada hemos acumulado todas las más modernas, mejores y recientes infraestructuras en agua, energía, transportes, comunicaciones, etc. (excepto en Ascó y Garoña). Tenemos a Zaragoza, Pamplona o Vitoria entre las 10 mejores ciudades del mundo en sus respectivos tamaños. Disponemos de edificios y equipamientos sociales, educativos, sanitarios, culturales, deportivos, recreativos, religiosos, de ocio, de los más completos del mundo. Disfrutarlos es nuestro goce merecido. No debemos aceptar el riesgo de una catástrofe nuclear que echaría a perder nuestro capital público y social acumulado.

 

8- La crisis financiera del Estado del Bienestar Europeo se irá transformando en una crisis económica, de la competitividad, que tendrá su punto más débil en la dependencia energética española y europea.

Tras cuatro años de crisis financiera se produce un estancamiento económico de Japón, Europa, incluso de EEUU, con un estancamiento de la demanda energética que enmascara el punto débil de la economía europea: la dependencia energética del petróleo y el gas importados que enmascara la dependencia alimentaria. Esta es la razón por la que, en el futuro, serán inseparables la demografía, el agua, los alimentos, y los kilovatios sostenibles. El modelo para el Valle del Ebro, Navarra, Aragón y La Rioja aquí propuesto fue pionero en la introducción de las energías renovables y lo puede ser también la sostenibilidad alimentaria y energética para el 2050 (100% renovables). El modelo alemán-danés-nórdico es la solución alternativa al fracaso del modelo francés nuclearizado.

 

9- El cierre de las centrales nucleares debe ir acompañado de la supresión de las armas nucleares.

Solo así España, Europa y el planeta tendrán un nuevo futuro de paz y seguridad. La utilización energética de la energía nuclear tras 50 años de experiencia del programa “Átomos para la paz” está en situación de declive: la electricidad de origen nuclear no alcanza el 13% del total de la producción eléctrica mundial. En marzo del 2012 la revista británica The Economist [1] publicó un suplemento dedicado a la energía nuclear titulado “The nuclear energy that failed” (La energía que fracasó). Sobre la energía nuclear mantiene que seguirá, en parte, funcionando a lo largo del siglo XXI sin que se puedan esperar tasas importantes de crecimiento. The Economist señala claramente que los dos puntos débiles de la energía nuclear han sido: primero la seguridad y, segundo, la no competitividad en precios y costes. Señala que es muy poco probable que estas tendencias cambien a lo largo del siglo XXI.

Audaz acción de Greenpeace España sobrevolando sobre la central nuclear de Garoña demostrando la nula seguridad de la planta en junio 2012.

Mientras tanto las aproximadamente 450 centrales nucleares existentes en el mundo intentarán prolongar su vida activa hasta los 60 años, sin el tratamiento de los residuos radioactivos. Ante las dificultades de abastecimiento de uranio, sobre todo por la presencia de Al Qaeda en el Sahel y de la revolución tuareg (Níger, Mali, etc.). Los tuareg quieren controlar también la minería de uranio y se hace cada vez más difícil su aprovisionamiento (hay 12 ingenieros franceses de las minas de uranio secuestrados en el norte de Malí, región que los islamistas acaban de declarar independiente segregándose del resto del Estado de Malí). Paralelamente EEUU y Rusia están haciendo un gran esfuerzo, exitoso, para la desmilitarización y la desnuclearización de sus respectivos armamentos. Es poco conocido que los rusos han ido suprimiendo como armamento las cabezas nucleares de los cohetes que están siendo reutilizadas… ¡como combustible por las centrales nucleares norteamericanas!

La Conferencia sobre la Desnuclearización Militar celebrada en marzo del 2012 en Seúl (Corea del Sur), reunió a 45 países, entre ellos España. La preocupación mundial está en Corea del Norte, Irán, Israel y Pakistán, que plantean un cierto riesgo de conflicto nuclear. Afortunadamente, en la Unión Europea solo Inglaterra y Francia disponen de armamento nuclear. Afortunadamente otros países como Alemania, España o Suecia han firmado el “Tratado de no proliferación nuclear”, es decir, que sus centrales nucleares van a ir cerrando y no disponen ni aspiran a tener armas atómicas. Esa es la fuerza futura de España y la Unión Europea desnuclearizadas. Es muy probable que Alemania, España, los países nórdicos y el resto de Europa, excepto Francia e Inglaterra se encaminen en los próximos decenios hacia la creación de una Europa desnuclearizada, no solo de armas, sino también de centrales nucleares y sus residuos. En el caso francés es evidente que la propia crisis económica y financiera va a hacer a largo plazo inviable las propias centrales nucleares francesas envejecidas. Todo lo anterior, visto en el contexto de la crisis financiera y económica, parece indicar que la energía nuclear tiene un futuro poco brillante y competitivo frente a las energías renovables. La Unión Europea, una vez salvado el Estado de Bienestar, irá liderando en el futuro, no solo la sostenibilidad, sino la seguridad alimentaria y energética, estrechamente relacionadas con la salud pública y la paz.

 

10- Ante una catástrofe nuclear en Garoña, los accionistas de las empresas propietarias de Nuclenor verían como sus acciones se devalúan hasta dejar de tener ningún valor.

La empresa japonesa Tepco, propietaria de 50 centrales nucleares todas paradas, acaba de quebrar. El Estado Japonés se ha tenido que hacer cargo de la empresa y de la ruina. Nuclenor, la empresa que detenta la propiedad de la Central Nuclear de Garoña, está participada al 50% por Endesa e Iberdrola. La propiedad de Endesa recae en un 92% sobre Enel (la empresa cuya propiedad detenta el Estado Italiano - directamente un 21,4% e indirectamente un 10,2% -, estando el restante 70% flotando en el mercado). La propiedad de Iberdrola se reparte entre ACS (12,6%), Residencial Monte Carmelo (7,77%), Aurrezki Kutxa Eta Bahitetxea Bilbao Bizkaia Kutxa (7,18%), Bancaja Inversiones (5,74%), Castellón y Alicante Caja de Ahorros de Valencia (5,74%), Natixis (4,94%), Autocartera (0,25%), Víctor Urrutia Vallejo (0,17%), José Ignacio Sánchez Galán (0,05%), Ricardo Álvarez Isasi (0,03%), etc.

Todas estas entidades y las personas que sean accionistas de Endesa e Iberdrola, ante una accidente grave con pérdida de confinamiento del núcleo del reactor, verían como el valor de sus acciones caen en picado hasta perder todo su valor, pues la empresa Nuclenor carece de capacidad financiera para cubrir los daños de un accidente nuclear como el ocurrido en Japón. Ya lo dice el refranero: Cuando las barbas del vecino veas pelar (Fukushima – Tepco), pon las tuyas a remojar (Garoña – Nuclenor).

El Guardia Civil, José Martínez Salas fue juzgado el 14 de diciembre de 1981 en Pamplona en un proceso lleno de irregularidades como asesino directo de Gladys del Estal Ferreño de 23 años de edad que participaba en una acción pacífica de protesta antinuclear en Tudela.

En recuerdo de Gladys del Estal

Hace unos 38 años que conseguimos parar la central nuclear de Tudela y en aquella lucha, que ganamos, perdimos a Gladys, compañera y víctima antinuclear que murió el 5 de junio de 1978, Día Mundial del Medioambiente, junto al puente que cruza el Ebro en Tudela. Con ella también nos viene al recuerdo aquella jota de que "no han de poner en Tudela, una central nuclear y en su lugar habrá rosas como Gladys del Estal".

Garoña cierra (actualización de noviembre 2012)

Santa María de Garoña cesará su actividad el próximo 6 de julio de 2013, tal y como señala el CSN ya que su propietario Nucleonor ha decidido no renovar la licencia de explotación.

Artículos relacionados:

- La dañada economía de la energía nuclear

- Sin nucleares tendremos un mundo más sano...

- Mentiras nucleares

Este manifiesto para exigir el cierre definitivo de la Central Nuclear de Garoña lo han redactado un grupo de pioneros antinucleares de la década de los 70: Por Navarra: Mario Gaviria, Facundo Salcedo, Abel Casado, Milagros Rubio, Patxi Tuñón, Fito Jiménez. Por Aragón: Jerónimo Blasco, Víctor Viñuales, Pedro Arrojo, José Manuel Marraco. Por Cataluña: Santiago Vilanova, Xavier García, Pep Puig. Por Euskadi: José Allende. Por Extremadura: Juan Serna, Artemio Baigorri, Pedro Pazos. Por Galicia: Pencha Santamarinas. Por Madrid: José Manuel Naredo, Ladislao Martínez. Por Murcia: Pedro Costa Morata, Pedro Guerrero. Por Comunidad Valenciana: José María Perea.

[1] “The Economist”, revista de quiosco con difusión mundial es la más importante revista económica, política, social, liberal (de centro derecha) desde su fundación en 1843. Tiene sedes de redacción en unos 20 países y una excelente unidad de investigación, inteligencia y análisis.

Modificado
09/02/2017

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