Inteligencia emocional ecológica

El sistema educativo actual está al servicio de la economía liberal. No tiene ningún otro objetivo que prepararnos para ser consumidores. Por eso se enseñan cada vez tareas más específicas y teóricas, disminuyendo así los conocimientos de la sociedad en habilidades prácticas. Esto ha ido combinado (o causado) por el incremento de la automatización y mecanización de la producción, y detrás de todo eso está la informática, exponente de una tecnología surgida del petróleo fácil y barato.

La introducción masiva de ordenadores portátiles en la escuela puede comportar la pérdida de importantes habilidades no sólo en el campo cognitivo sino también en el emocional. Foto: Junta de Andalucía.

 

En un mundo cada vez más complejo y en el que las interacciones entre todas las partes, por pequeñas que sean, estas cada vez nos afectan más. Nuestra manera de interpretar y analizar la realidad, no está cambiando al ritmo que cambiamos el mundo. En realidad, nuestra percepción emocional respecto a nuestro entorno es cada vez más desconectada y fragmentada. Por eso, necesitamos aprender a pensar de una manera más "relacional" o "conectiva". Lo podríamos denominar pensamiento holístico o pensamiento sistémico-ecológico, en cualquier caso lo que le caracterizaría es que las partes integran un todo, y que este todo no es una simple suma de las partes.

Hoy nuestra educación está centrada en pensamientos predominantes que nos tienen encarcelados para que no abracemos el pensamiento holístico. Los principios educativos reduccionistas son bien claros.

No todo se reduce a un simple despiece para comprender la realidad. Podemos desmontar un artefacto y volverlo a montar y que funcione. Sin embargo, esto no pasa con los seres vivos.

1 - Resolución de problemas: cada problema tiene una solución.

2 - Análisis: podemos entender cualquier cosa dividiéndola en pedazos y estudiando cada uno de ellos. Un todo complejo puede ser comprendido analizando al detalle.

3 - Reduccionismo: el todo no es más que la suma de sus partes. No hay que pensar en propiedades sinérgicas.

4 - Causa-efecto: la mayoría de los procesos son lineales y se basan en causa-efecto.

5 - Atomicismo: la mayoría de temas son discretos (no relacionados), se han de gestionar de forma segregada.

6 - Límites estrechos: los asuntos de nuestra incumbencia son pocos y reductuales, no necesitamos pensar más allá de nuestro ámbito como trabajadores, como residentes del hogar, consumidores, ejecutivos ...

7 - Objetividad: para abordar temas, la objetividad es necesaria y posible, hemos de excluir los sentimientos y valores de nuestros juicios y análisis.

El riesgo que asumimos por una visión prepotente de la naturaleza es incalculable como sucede con la extracción de gas natural por el método de la fractura hidráulica como denuncia el documental Gasland (2010) de Josh Fox.

 

8 - Dualismo: podemos definir términos mediante la contraposición de estos con sus opuestos, la economía está separada de la ecología, la civilización de la naturaleza y las acciones de los valores.

9 - Determinismo: Si conocemos el funcionamiento de un fenómeno en el presente, podemos hacer predicciones para el futuro, y así tenemos la posibilidad de Control sobre este fenómeno.

Desgraciadamente, los problemas relacionados con la sostenibilidad no pueden ser tratados desde esta óptica reduccionista y compartimentada. Ejemplos claros los tenemos en la forma de abordar la crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la pobreza social. Debemos ser capaces de buscar un punto de vista de mayor amplitud lógica y emotiva, en definitiva, una visión holística.

Las bases para lograr este pensamiento ecológico holístico nos obligan a considerar que:

1 - Algunas soluciones específicas para un problema determinado provocan más problemas en otros ámbitos. Hay que buscar soluciones que generen más soluciones. A esto algunos lo llaman sinergia positiva.

2 - Deberíamos fijarnos más en el todo y en el contexto de las cosas.

3 - Los sistemas complejos muestran propiedades emergentes, surgidas de las interacciones entre sus partes.

4 - Tenemos que intentar prestar atención a todas las influencias en "principio" de un proceso, en sus repercusiones en el "final" y en sus ciclos de retroalimentación.

5 - Muchos temas están relacionados entre ellos, y se pueden entender mejor bajo la óptica de una realidad interrelacionada.

6 - La complejidad de los sistemas nos obliga a hacer más flexibles los límites de los asuntos de lo que consideramos que es de "nuestra incumbencia" y ampliar nuestra visión de la realidad.

La biosfera, esta estrecha capa del planeta que contiene la Vida no funciona como una máquina mecánica. Foto: ESA.

7 - A menudo los problemas que nos asaltan están relacionados entre ellos, y en lugar de poner una parte sobre la otra (la economía por sobre la ecología, la gente por encima de la naturaleza ...) tenemos que ver las relaciones que los unen.

8 - La objetividad total es casi imposible. Es mejor reconocer como nuestra subjetividad modifica nuestra percepción del mundo; la intuición es una capacidad a potenciar.

9 - En los sistemas naturales y humanos, los resultados son muy difíciles de predecir. Debemos ser más flexibles, aceptar las incertidumbres y, en lugar de intentar tenerlo todo bajo control, aprender y participar de los cambios.

En términos de educación, conseguir este pensamiento más global sólo es posible rediseñando los programas educativos y sus técnicas. Un marco educativo en el que se promuevan las situaciones adecuadas para hacerse preguntas holísticas: (¿cómo es que esto está relacionado con aquello?), críticas (¿por qué esto es así, y por el interés de quién?), sistémicas (¿cuáles serán las consecuencias de esto?), creativas (¿qué innovación se necesitaría?) y éticas (¿el sufrimiento del resto de los seres vivos justifica el progreso humano?). Esta enseñanza, idealmente, debería ser reflexiva, ayudada por la experimentación y las experiencias, participativa y activa que implique al alumnado, que promueva una actitud activa frente a los problemas y, en general, al respeto por la Vida.

Durante milenios el ser humano supo convivir de acuerdo con las reglas de la naturaleza. Nuestra civilización ha roto con este pasado. Sólo los pueblos indígenas a los que estamos exterminando mantienen este saber ancestral. Imagen: Editions des Riches Heures.

 

En definitiva, la importancia de adoptar este cambio educativo para instar una mayor inteligencia emocional ecológica no puede tener otra razón que la de fortalecer la resiliencia de nuestra sociedad, estar preparados para el inevitable cambio ambiental que romperá nuestro estilo de vida tal y como lo hemos conocido en los últimos cien años.

Extracto de la monografía Perspectiva Ambiental, 50 – Pasa a la acción (noviembre 2010) en prensa.

Modificado
09/02/2017

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