Subvencionando el cambio climático



Subvencionando el cambio climático
Book Byte de Plan B 2.0: Rescuing a Planet Under Stress and a Civilization in Trouble

Se estima que cada año los contribuyentes del mundo proporcionan 700.000 millones de US$ en subsidios para actividades ambientalmente destructivas, tales como la combustión de combustible fósiles, el sobrebombeo de acuíferos, la tala de bosques y la sobrepesca. Un estudio del Earth Council, Subsidizing Unsustainable Development, señala que "resulta algo increíble el gasto anual de centenares de miles de millones de dólares del mundo para subvencionar su propia destrucción."


Cada año los contribuyentes del mundo proporcionan 700.000 millones de US$ en forma de subsidios para actividades ambientalmente destructivas


El precio de la gasolina en Irán es una décima parte del precio medio mundial, animando a la compra de coches y al consumo de gasolina.


La política de impuestos de la aviación británica es intrínsecamente regresiva porque una parte sustancial de la población no puede permitirse volar muy a menudo pero subvenciona este modo de transporte de alto coste para sus compatriotas más ricos.


Los subsidios impregnan y deforman todos los rincones de la economía global.


Los gastos militares rutinarios de Estados Unidos para proteger el acceso al petróleo de Oriente Medio son dramáticos.

Febrero, 2007. Irán proporciona un ejemplo clásico de subsidios extremos cuando define el precio del petróleo de uso interno en una décima parte del precio mundial, animando así la compra de coches y el consumo de gasolina. El Banco Mundial indica que si este subsidio anual de US$ 3.600 millones fuera eliminado, reduciría las emisiones de carbono de Irán en un impresionante 49 %. También consolidaría la economía nacional liberando los réditos públicos para incrementar la inversión en el desarrollo económico del país. Pero Irán no está solo. El Banco Mundial indica que si se eliminaran los subsidios de la energía, se reducirían emisiones de carbono en Venezuela un 26 %, en Rusia un 17 %, en la India por un 14 % y en Indonesia un 11 %.

Algunos países están eliminando o reduciendo estos subsidios disruptores del clima. Bélgica, Francia, y Japón han eliminado todos los subsidios del carbón. Alemania redujo su subsidio del carbón a partir de US$ 5.400 millones en 1989 a US$ 2.800 millones en el año 2002, mientras rebajaba su uso en un 46 %. Planea eliminar esta ayuda enteramente antes del 2010. China cortó su subsidio al carbón de US$ 750 millones en 1993 a US$ 240 millones en 1995. Más recientemente, ha definido un impuesto a los carbones con alto contenido en sulfuros.

El subsidio de las líneas aéreas y de la industria fósil
Un estudio del partido verde británico, “Aviation’s Economic Downside" describe el grado de los subsidios dados actualmente a la industria británica de líneas aéreas. Las rebajas comienzan con US$ 17.000 millones en exenciones de impuestos, incluyendo una exención total del impuesto federal. Los costes externos o indirectos que no se pagan, por ejemplo el tratamiento de las enfermedades causadas por respirar el aire contaminado de los aviones, los costes del cambio del clima y así sucesivamente, agregan casi US$ 7.000 millones a la factura. El subsidio en el Reino Unido suma US$ 391 por residente. Esto es también una política de impuestos intrínsecamente regresiva simplemente porque una parte substancial de la población británica no puede permitirse volar muy a menudo pero ayuda a subvencionar este modo de transporte de alto coste a sus compatriotas más ricos.

Mientras que algunos países industrializados líderes han estado reduciendo los subsidios a los combustibles fósiles, -de forma notable al carbón, el mayor disruptor climático de todos los combustibles-, Estados Unidos ha estado aumentando sus ayudas para combustibles fósiles e industrias nucleares. Un informe de Green Scissors de 2002, un estudio apoyado por una coalición de grupos ambientales, calcula que durante los 10 años precedentes los subsidios para la industria de la energía sumaron US$ 33.000 millones. De éstos, la industria del petróleo y la gasolina consiguió US$ 26.000 millones, la del carbón US$ 3.000 millones, y se destinaron US$ 4.000 millones a las nucleares. En un momento en que hay necesidad de conservar los recursos de petróleo, los contribuyentes de Estados Unidos están subvencionando su agotamiento.

Cambiar el destino de los subsidios
Los subsidios no son intrínsecamente malos. Muchas tecnologías e industrias nacieron de subsidios gubernamentales. El avión jet desarrollado con gasto militar de I+D, condujo a los modernos aviones comerciales de pasajeros. Internet fue el resultado de uniones entre computadoras en laboratorios del gobierno e institutos de investigación financiados por el ente público. Y la combinación de deducciones fiscales a nivel federal y de una robusta deducción fiscal estatal en California dio a luz a la moderna industria de energía del viento.

Hay una necesidad urgente de cambiar sitio a los subsidios. La eliminación de subsidios ambientalmente destructivos reduce tanto la carga sobre el contribuyentes como el grado de afectación de las propias actividades destructivas. Un mundo que hace frente a la perspectiva de una quiebra económica debida al cambio climático, por ejemplo, no puede justificar por más tiempo los subsidios para expandir la combustión de carbón y de petróleo. Cambiar de destino estos subsidios hacia el desarrollo de las fuentes de energía beningnas con el clima tales como la energía eólica, solar, biomasa y energía geotérmica es la clave para estabilizar el clima de la tierra. Redirigir los subsidios destinados a la construcción de carreteras hacia la construcción de vías de ferrocarriles podría incrementar la movilidad en múltiples casos además de reducir las emisiones de carbono.

En una economía mundial preocupada por hacer frente al déficit fiscal en todos los niveles del gobierno, ejecutar estos cambios de subsidios, así como cambios en los impuesto, podría ayudar a mejorar los balances de los libros de cuentas y rescatar la economía de los sistemas de ayuda ambientales. Cambiar los subsidios y los impuestos provocaría un incremento en la eficacia económica y reducciones en la destrucción ambiental, una situación win-win, donde todos salimos ganando.

Los lobbies del petróleo
En un momento de máxima preocupación pública por el cambio del clima generado por la quema de combustibles fósiles, la industria del combustible fósil del mundo todavía está siendo subvencionada por los contribuyentes en más de US$ 210.000 millones al año. Los subsidios para el combustible fósil pertenecen a otra edad, a una época en que el desarrollo del petróleo y de las industrias del carbón fue considerado como clave del progreso económico y no como una amenaza a nuestra civilización del siglo XXI. Una vez implantados, los subsidios generan lobbies con intereses particulares que luchan con uñas y dientes contra la eliminación de ellos, incluso defendiendo aquéllos que ni tan siquiera eran apropiados desde su inicio.

En Estados Unidos, las compañías de petróleo y gasolina son actualmente quizás los lobbies más poderosos de Washington. Entre 1990 y 2004, contribuyeron con US$ 181 millones en las campañas electorales en un esfuerzo por proteger las deducciones fiscales especiales por valor de miles de millones. Como testimonio ante el House Ways and Means Committee en 1999, Donald Lubick, secretario auxiliar de Hacienda de Estados Unidos de Política Fiscal, dijo en referencia a las compañías de petróleo y gasolina: "ésta es la industria que obtiene probablemente un mayor incentivo fiscal en relación a su tamaño que cualquier otra industria en el país." Que tales inversiones económicas sean posibles es una muestra de la corrupción del sistema político de Estados Unidos, particularmente la capacidad de ésos con dinero de conformar la economía para su propio beneficio.

La cara oculta de los subsidios
Los subsidios impregnan y deforman todos los rincones de la economía global. El subsidio de la explotación de carbón en Alemania fue justificado inicialmente en parte como medida de protección del trabajo, por ejemplo. En su álgido, el gobierno subvencionaba la industria por una suma de casi US$ 90.000 al año por cada trabajador. En términos puramente económicos, habría tenido más sentido cerrar las minas y pagar a los mineros por no trabajar.

Muchos subsidios se ocultan en gran parte a los contribuyentes. Esto es especialmente verdad en la industria del combustible fósil en Estados Unidos, donde sus subsidios incluyen cosas tales como un permiso de agotamiento para el bombeo de petróleo. Aún más dramáticos son los gastos militares rutinarios de Estados Unidos para proteger el acceso al petróleo de Oriente Medio, que fueron calculados por los analistas de Rand Corporation antes de la más reciente guerra de Iraq en entre US$ 30.000 millones y US$ 60.000 millones al año, mientras que el petróleo importado de la región valió solamente US$ 20.000 millones.

Quién decide dónde van a parar los impuestos
Un estudio del 2001 de Redefining Progress demuestra a los contribuyentes de Estados Unidos que subvencionan el uso del automóvil en US$ 257.000 millones al año, o cerca de US$ 2.000 anuales por contribuyente. Además de subvencionar las emisiones de carbono, esto también significa que los contribuyentes que no poseen automóviles, incluyendo los que son demasiado pobres para permitírselos, están subvencionando a los conductores.

Uno de los puntos más brillantes sobre esta subvención de los combustibles fósiles es que proporciona un depósito de deducciones fiscales que se pueden redirigir hacia las fuentes renovables de energía benignas con el clima, tales como el viento, la solar y la energía geotérmica. Subvencionar el uso de combustibles fósiles es subvencionar el deshielo de los polos, las olas de calor sobre la cosecha marchita, el levantamiento del nivel de los mares y la tormentas más destructivas. Quizás sea hora de que los contribuyentes del mundo se pregunten si es así cómo quieren que su dinero, –duramente ganado-, se gaste.



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Adaptado de los capítulos 4 y 12 de Lester R. Brown, Plan B 2.0: Rescuing a Planet Under Stress and a Civilization in Trouble (New York: W.W. Norton & Company, 2006), disponible para descargar y comprar en www.earthpolicy.org/Books/PB2/index.htm

Lester R. Brown - Earth Policy Institute
www.earth-policy.org


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Modificado
09/02/2017

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