Zorita: final de una central nuclear




30 abril 2006. La Central Nuclear José Cabrera, inaugurada hace 38 años (en 1968) por el dictador que abrió España a la era atómica ha interrumpido definitivamente su actividad al no alimentar el reactor con más combustible. El para programado de esta central nuclear  más conocida por el lugar en el que se encuentra, Almonacid de Zorita (Guadalajara), se produjo a las 23.30 horas del domingo 30 de abril. La Central Nuclear de Zorita era la de menor potencia en el Estado español, con sólo 150 MW. Zorita es la primera central española que cierra por la presión social, sin necesidad de que medie un accidente, tal como ocurrió en Vandellós I (Tarragona) en 1989.

Para poder efectuar este paro  la central lleva casi un mes reduciendo paulatinamente su potencia de forma progresiva. La parada definitiva se ha producido dejando caer unas barras de grafito dentro del reactor de la central. De este modo los átomos dejan de chocar entre sí en cadena por lo que el proceso de fisión del uranio se detiene.

Sin embargo la complejidad de la inactivación empieza ahora. Dentro de una semana se inundará el reactor de agua y se abrirá la tapa de la vasija para que las grúas puedan sacar las 69 barras de uranio ya consumido hasta la piscina donde ya están guardadas bajo el agua, para su enfriamiento el resto. Debemos recordar que por ahora los residuos de alta actividad radioactiva se guardan dentro de las propias centrales (los técnicos no saben que hacer con los mismos).

El coste de la desmantelación total no es precisamente barato ni exento de incertidumbres. El complejo desmantelamiento va a durar unos 10 años y costará 170 millones de euros. Unión Fenosa, propietaria de esta planta tiene una ardua tarea en los próximos tres años: deberá colocar en contenedores especiales el combustible antiguo de la piscina para almacenarlos debajo de una losa de hormigón. Los enormes barriles, de unos tres metros de altura, están diseñados para soportar los 300 grados de temperatura del combustible gastado y para evitar cualquier fuga. El próximo otoño se procederá a la descontaminación del circuito primario de la central, una de las estructuras más sometidas a radiaciones. El traspaso de la titularidad a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA) está previsto para el 2009 año en que iniciarán los trabajos de desmantelamiento de las instalaciones y los edificios de la planta.

Greenpeace escaló la cúpula de la central el 25 de abril del 2002 poniendo de manifiesto la falta de medidas de seguridad en la misma. El cierre de Zorita, En efecto, el 13 de septiembre de 2002, el Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acordaba conceder una última prórroga de funcionamiento a la central nuclear de Zorita, estableciendo su fecha de cierre definitivo para el 30 de Abril de 2006, fruto de los riesgos que se habían manifestado. En 1994 se descubrieron más de 200 fisuras en las penetraciones de la tapa de la vasija, algunas de ellas eran pasantes, lo que suponía el escape de vapor radiactivo al recinto de contención. Se descubrió que esto se debía a un fenómeno de “corrosión intergranular bajo tensión” originado por la forma en que realizaron las soldaduras junto con algún episodio químico que afectó ala tapa y, por cierto, al resto del circuito primario. Finalmente se decidió cambiar la tapa lo que supuso perforar la contención y, además, mantuvo la central parada durante un año. En el 2004 se sustituyó la tapa de la cúpula para evitar fugas radioactivas en el futuro tras el cierre definitivo. Sin embargo, su cierre se produce en un momento simbólico puesto que coincide con el engreimiento de la industria nuclear para argumentar su necesidad en el mundo post Kioto. El Gobierno español, se mantiene indeciso aunque seducido por los cánticos del sector nuclear. La industria nuclear está bajo sospecha. En la Unión Europea las encuestas revelan que la mayoría de la población está en contra de esta energía.



El activismo de Greenpeace en Zorita puso en entredicho la seguridad de esta central nuclear


Una central menos, una posibilidad de accidente menos


La central nuclear de Garoña, el próximo cierre deseable




Las entidades antinucleares recuerdan que a pesar del encarecimiento del crudo y los compromisos derivados del Protocolo de Kioto la industria nuclear no puede competir económicamente y que los riesgos derivados de su explotación son inaceptables. De hecho, no hay compañía de seguros que asuma la responsabilidad de asegurar una central nuclear. Greenpeace y otras entidades reclaman al presidente Zapatero que cumpla su promesa de elaborar un calendario de cierre. Izquierda Unida por su parte ha propuesta un plan de cierre de las centrales nucleares para el 2020. Dígase lo que se diga, todos los números indican la imposibilidad de la energía nuclear de ser una respuesta ni sensata ni económicamente viable. El cierre de Zorita coincidió con la conexión nuevamente de Vandellós 2 tras detectarse hace unos días una grave avería.  Zorita, sin embargo, seguirá siendo un complejo energético puesto que pretende instalarse una central térmica de ciclo combinado de 800 MW.

Tras este cierre, todas las miradas se centran ya en la Central de Garoña, la central nuclear burgalesa, con 466 megavatios (MW) conectada a la red en 1971 y que ha manifestado no menos controversia que la de Zorita. A pesar de los defectos estructurales detectados el Consejo de Seguridad Nuclear mantiene su operatividad hasta el 2009. Curiosamente, en la actualidad, la potencia eólica instalada en la provincia de Burgos es similar a la potencia eléctrica de la central nuclear de Garoña. En la zona se mantiene una activa protesta para su cierre inmediato antes que ocurra un accidente.






Modificado
09/02/2017