Plantando el futuro




Plantando el futuro
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Cartel de difusión de la actividad.
Punto de reparto de árboles, algunos bien pequeñitos.
Carpetas con información sobre la vegetación autóctona.

Zona de trabajo en plena actividad.
Los más pequeños no dudaron en colaborar haciendo su gesto para el futuro.
Zona de picnic después del trabajo.



Con el lema Plantemos el futuro, el domingo 30 de marzo tuvo lugar la plantación simultánea de árboles más grande de Catalunya, con la colaboración de la ciudadanía, dispuesta a aportar su tiempo e ilusión para recuperar masa forestal en bosques de diferentes zonas del país.

Con motivo del 10º aniversario de la Fundació Territori i Paisatge de Caixa Catalunya y el 25º aniversario de Catalunya Ràdio, ambos decidieron organizar una gran plantada de árboles, 1.000 árboles por cada año. Así que el domingo en cuestión se plantaron 35.000 árboles autóctonos, en cuatro horas.

Debemos tener presente que entre los años 1990 y 2000 se perdieron en el mundo 140.000 millones de árboles. La iniciativa Plantem el Futur se enlaza con la campaña que en 2007 lanzó el PNUMA de las Naciones Unidas para plantar 1.000 millones de árboles en el mundo en 10 años, a propuesta de la Premio Nobel de la Paz 2004 Wangari Maathai y su Movimiento Cinturón Verde. En Catalunya, correspondería plantar 286.000 árboles, así que había que empezar a actuar.

La iniciativa de este singular cumpleaños conjunto se difundió intensamente en los medios de comunicación, sobre todo a través de la radio catalana impulsora. Para participar en la gran plantada había que inscribirse previamente de forma gratuita y reservar hasta diez árboles por grupo, con la opción de escoger entre 35 bosques repartidos por Catalunya en 21 comarcas. Las zonas a reforestar eran diferentes, pasando de zonas fluviale a bosques mediterraneos y bosques alpinos. Las especies escogidas en cada lugar eran las más adecuadas para garantizar su supervivencia, priorizando además las especies autóctonas antes que las de rápido crecimiento. Según el lugar se plantaron encinas, robles, madroños, arces, avellanos, sauces, cerezos silvestres, chopos, lentiscos, abedules, almezos, nogales, olivos, romeros, fresnos, pinos piñoneros… Además, los lugares escogidos están gestionados por la red de entidades locales protegidas por la Fundació Territori i Paisatge, de modo que se garantiza el cuidado de estos bosques hasta que sean capaces de resistir solos.

La jornada ambiental arrancó en los 35 bosques a las diez de la mañana y fue transcurriendo hasta las dos del mediodía. En un punto de acreditación se verificaba a las personas inscritas y se repartían los árboles encargados, de forma variada. En seguida se formaban largas colas de pacientes voluntarios para hacer la buena obra del día. A la vez, se facilitaba una carpeta con información sobre cómo plantar los árboles y un póster de las especies autóctonas de árboles y frutales más comunes de Catalunya. En algunos lugares los árboles eran plantones muy pequeños, realmente los carteles de propaganda no mentían, se plantaba el futuro. Una reflexión: en algunos casos había más madera en los materiales impresos que en los árboles repartidos.

Una vez equipados con los arbolitos, la organización indicaba dónde ir plantando. Las zonas ya estaban preparadas con los agujeros para ir colocando los árboles. Familias enteras con perros incluidos venían preparadas con sus palas y guantes para ir instalando los plantones, y un camión cisterna con agua freática iba rellenando garrafas para ir remojando los arbolitos recién plantados. El ambiente era precioso, el día acompañaba, y en poco tiempo estaba listo el trabajo de un grupo e iba llegando el siguiente. Como activista ambiental, era fantástico ver la implicación de la gente en esta propuesta, sabiendo que el gesto de plantar un árbol tiene un gran significado para las personas, contribuir a mejorar la propia tierra permite amarla más y por lo tanto protegerla, respetarla. La gente venía dispuesta a colaborar y, si era necesario, se compartían herramientas, agua, o lo que hiciera falta.

Era maravilloso ver cómo se había llegado a unos campos con hierbas y llenos de agujeros, y se iban transformando en futuros bosques captadores de emisiones de efecto invernadero. Los montones de tierra volvían a su sitio original acogiendo la semilla de un elemento fundamental para la vida. Los árboles crecen con nosotros, los vemos evolucionar y cambiar a cada estación. Formando un bosque permiten la vida a más especies vegetales y también animales muy diversas.

Después del rato de trabajo y del paseo campestre por los caminos hasta el lugar de llegada, la organización facilitó unos bocadillos de butifarra y bebidas que la gente saboreaba sentada por los campos comentando la mañana convencidos, seguro, de que no es tan difícil hacer acciones como éstas y muchas más para dejar un mundo mejor. Debemos tener presente que se pueden plantar árboles, pero que también es necesario hacer un uso más responsable de los productos forestales. Los árboles juegan un papel importante en el cambio climático, y no sólo hay que pensar en plantar, sinó también en talar menos. Adquirir muebles de más calidad para que tengan una vida más larga y con certificaciones forestales (FSC es la más reconocida) es una buena manera, así como reducir el consumo de papel y usar papel reciclado y/o certificado y reciclar todo lo posible. Una buena iniciativa el es grupo de cadena de custodia FSC de la Fundación Tierra, que permite a pequeñas organizaciones utilizar el sello FSC en algunas publicaciones sin tener que certificarse directamente.

El trabajo en equipo, la cooperación, es una gran estrategia y permite grandes resultados. Si en lugar de arrasar el medio que nos acoge invertimos nuestros esfuerzos en mejorarlo, las cosas pueden ser muy distintas. Qué mejor manera de acabar el fin de semana que compartir en grupo o en familia un momento tan bonito y relajado, sintiéndote parte de una acción tan grande. Cada persona pesente en la actividad, cada árbol plantado, nos vuelve a demostrar que cada pequeño gesto es importante. La suma de todos ellos es significativa aunque no lo parezca. A veces no se puede ver a simple vista, pero anima en ocasiones poder ver la unión de estos gestos de forma tan evidente. Ojalá toda esta gente se haya sentido, como yo, unida a su aportación y vayan de vez en cuando a ver, con los más pequeños, cómo van creciendo estos bosques.

¡¡Es tan gratificante saber que se hacen buenas cosas!! ¡¡Es tan ilusionante ver que tanta gente comparte esa forma de entender un domingo por la mañana!!



¿Por qué este diario?



Modificado
09/02/2017

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