Al comienzo de este artículo puedes quedar perplejo al conocer como en el año 2000, en una zona del norte de Kenia y durante un reparto de agua desde una cisterna, 8 monos murieron y 10 aldeanos quedaron heridos en una confrontación entre ambas especies, motivo, la sequía y la necesidad extrema de los animales y los humanos por el acceso al preciado líquido de la vida.
Los humanos nos apropiamos de más de la mitad de toda el agua potable del planeta. El aumento de las demandas de la agricultura y la industria, al mismo tiempo que el crecimiento de la población mundial, han secado importantes hábitats por todo el mundo.
A nivel global, en promedio, la mayoría del consumo de agua potable, 69%, se utiliza para la agricultura, mientras la industria consume el 23% y los consumos urbanos (agua para beber, para el baño y para el aseo, riego de plantas y jardines) sólo el 8%.
Con el consumo y usos sin cultura del agua estamos contribuyendo a la destrucción de hábitats, sumando el trasvase de agua y la contaminación que generan un rápido declive de la biodiversidad que depende del agua dulce.
Nos informa el articulo de que hay más de 40.000 grandes embalses que retienen las aguas en todo el mundo. Y cerca de 500.000 Km de ríos han sido dragados y canalizados para la navegación. La deforestación, la minería, la industria, la agricultura, la ganadería y la urbanización, en fin, la obra humana, aumentan sin limite la contaminación y asfixian los ecosistemas de agua dulce con sedimentos y contaminantes.
El un punto de no retorno, la competencia entre las personas y la vida salvaje por el agua se está intensificando en varias de las regiones más biodiversas del mundo. Se aportan datos de la lamentable actualidad de ríos de china, el Mar Aral y el Lago Chad. Al final, un llamamiento a una Revolución Azul que permita la gestión de los recursos hídricos por parte de gobiernos y comunidades de una forma sostenible para todos los usuarios de la tierra, animales y seres humanos.